Laura Castillo García
¿Qué evento cultural del país reúne durante una semana a 20 mil bailarines, cantantes, músicos, danzantes y declamadores, quienes participan en un evento cultural solo por amor al arte y no porque vayan a recibir jugosas retribuciones por su trabajo?
¿Qué movimiento cultural de México es impulsado por miles de mexicanos bien nacidos que lo único que quieren es que tanto niñez y juventud mexicanas, como hombres y mujeres maduros expandan su alma, se olviden de sus sinsabores cotidianos y se sientan felices porque hacen arte en diversas modalidades?
¿Qué organización social es capaz de poner en movimiento a miles de hombres y mujeres que, como si agitaran una varita mágica, hacen que maestros de arte, madres y padres de familia, hermanos, primos y amigos, ayuden a los mencionados artistas para que adquieran vestuario, utilería y maquillaje que requieren para sus presentaciones, además de contribuir económicamente para que se trasladen a la sede del evento, que en muchos casos está a cientos o miles de kilómetros de sus lugares de origen?
El milagro que desde hace 40 años se materializa cada dos años en el evento cultural más importante del país porque reúne a miles de artistas del pueblo, que se conoce como Espartaqueada Cultural, es producto del trabajo, constancia y tenacidad del Movimiento Antorchista Nacional, quien con este evento pretende que cada vez más gente conozca, disfrute y participe en las expresiones artísticas que subliman los mejores sentimientos de la humanidad.
A diferencia de la cultura patrocinada por el gobierno federal que en este año ejercerá un presupuesto menor con respecto al de 2016 debido al recorte de 35 por ciento del presupuesto (mil 928 millones de pesos) aprobado por la Cámara de Diputados en noviembre de 2016, el Movimiento Antorchista Nacional le apuesta a la cultura como forma de alejar al hombre del reino animal, para que se cultive y sea feliz al dedicar algo de su tiempo en la realización de actividades artísticas que no solo lo relajan, sino que le demuestran que el ser humano es capaz de crear belleza con su cuerpo.
Por eso, Antorcha promueve e invierte para que cada vez más mexicanos, del extracto social que sean, practiquen alguna disciplina artística; con ello, Antorcha cumple uno de sus objetivos principales: que en el terreno de la cultura también se aplique la justicia distributiva, que tanta falta hace en nuestro país, y para que la cultura deje de ser elitista; es decir, que en ella no solo participe gente de la clase pudiente, sino para que también se desarrollen talentos artísticos en el seno de las clases más desprotegidas.
Es del gobierno la tarea de cultivar al hombre para que tenga un desarrollo integral y, por tanto, sea más productivo, porque una gente feliz siempre rinde más en el trabajo. De acuerdo con el Artículo III de la Constitución política, el gobierno está obligado a dar educación a los mexicanos “para desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano”.
Pero, para lograr “desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano”, el gobierno no sólo está obligado a dar educación preescolar, primaria y secundaria, también debe invertir en infraestructura cultural para desarrollar la cultura y el talento artístico de la gente, y con ello satisfacer sus necesidades espirituales, tan importantes para el ser humano como sus necesidades materiales.
Desgraciadamente, eso no sucede en México. La cultura en nuestro país está elitizada: generalmente los que estudian alguna rama del arte son los de familias pudientes, porque la cultura cuesta, y mucho. Además, para apreciar a un espectáculo artístico, por mediana que sea su calidad, hay que desembolsar cantidades de dinero que el salario mínimo no permite que dispongamos de ellas; es decir, son cantidades absolutamente inaccesibles para quien gana un salario mínimo o hasta para quien obtiene el doble.
La masificación de la cultura, de la verdadera cultura, está lejos de los conciertos masivos con los que los gobernantes de la Ciudad de México han adormecido por años la conciencia de sus habitantes.
Lo más cercano a la masificación de la cultura en el sentido de que la masa practique o acceda a espectáculos artísticos, es la que promueve Antorcha entre la gente que todos los días trabaja y produce; la que estudia para ser gente de bien; la que quiere un mejor país para sus hijos y sus padres; la que quiere mejores empleos y mejores escuelas; la que quiere más salud física y mental… en suma, la que quiere un país menos injusto, menos opresor, menos estresante, en donde tenga los satisfactores materiales y espirituales para elevar su calidad de vida.
Por eso, desde hace 40 años el Movimiento Antorchista Nacional le apuesta a la cultura; día a día trabaja en la formación de más grupos culturales que lleven alegría a los mexicanos y, en particular, a las capas más desprotegidas de la población, práctica que le ha llevado a alcanzar altos niveles de calidad, mismos que los mexicanos apreciamos en eventos culturales gratuitos y que se aprecian cada dos años en el encuentro cultural en que esos grupos miden sus calidades.
Así, mientras el gobierno federal redujo su presupuesto en cultura, Antorcha trabajó para que en la Espartaqueada Cultural 2017 participen tres mil artistas más que en la del 2015: en ese año fueron 17 mil artistas en escena; ahora serán 20 mil quienes ofrecerán espectáculos gratuitos de alta calidad, a todo aquel que se decida a viajar –del 28 de enero al 5 de febrero- a Tecomatlán, Puebla, conocida como la “Atenas de la Mixteca” por la cultura que ahí se respira.