Laura Castillo García
El objetivo fundamental de todo partido es ascender al poder político. En el caso de nuestro país puede ser en tres niveles: municipal, estatal o federal. Los que conocen de política, aunque sea lo elemental, saben que las elecciones para elegir al nuevo gobernador del Estado de México son de suma importancia toda vez que son las que marcan tendencia en la elección que se lleva a cabo al año siguiente, en que se elige al nuevo presidente de la República. Es por ello que llegado el momento, todos los partidos políticos mueven sus piezas y lanzan las estrategias que más les acomoden para llegar a alcanzar sus objetivos.
La elección mexiquense tendrá lugar a mediados del año 2017 y, por lo que se ve, no será diferente a las anteriores, a excepción de que en esta ocasión, por primera vez, participará el partido morena; ese del que es presidente el ex priista Andrés Manuel López Obrador, quien en dos ocasiones ha sido candidato a la presidencia de la República.
Así, con 10 años de campaña electoral, López Obrador lanzó su estrategia para contender y ganar, dice, la gubernatura mexiquense con la texcocana Delfina Gómez y, en el 2018, a sus 64 años, él mismo pelear nuevamente la presidencia de la República. El lema de esa estrategia -publicado en su periódico de agosto de 2016- reza: Organizar desde abajo para transformar el Estado de México. Aparentemente se trata del objetivo principal de todo partido político: organizar desde abajo a una clase social para hacerse del poder político que beneficie a esa misma clase; ya sea de ricos, caciques o clase media.
En México, el PAN y el PRI son los representantes de la burguesía: el PAN de su ala más conservadora y el PRI, que con el paso de los años se alejó de los principios de la Revolución Mexicana, ahora es el defensor de los intereses del ala un poco más progresista de la burguesía, pero que, al igual que el panismo, sigue políticas públicas que no benefician al pueblo, sino precisamente a ese sector de privilegiados.
El PRD, lleno de gente de clase media que aspira a mejorar su condición social y económica por lo que, con el poder en sus manos, se ha convertido en un partido que solo busca obtener beneficios personales, nació de la fusión de varios partidos autocalificados de izquierda que, con un discurso demagógico y manipulador, gobierna la Ciudad de México y algunas entidades federativas en donde ha demostrado que solo trabaja para sus fines personales, como las administraciones de Graco Ramírez en Morelos; la de Zeferino Torreblanca en Guerrero o Miguel Ángel Mancera en la capital del país, las cuales se distinguen por brindar menudencias a la gente y ciertas concesiones en el terreno de las ideas, pero que no trabajan para resolver el problema de fondo de la sociedad que es la inequitativa distribución de la riqueza, por lo que en el país sigue prevaleciendo la pobreza e innumerables enfermedades sociales.
Fundado por ex priistas como López Obrador y disidentes del PRD, el partido morena también está lleno de gente de clase media que quiere mejorar su condición económica. En sus dos años de existencia solo se ha dedicado a echarle discursos al pueblo y tejer alianzas con otra ala de la burguesía que dice ser liberal y progresista, pero que en realidad es el ala marginada de las áreas del poder nacional, por lo que busca un partido en quien apoyarse para conseguir sus fines.
Impulsado por esa ala de la burguesía, morena tampoco trabaja a fondo y en serio para la transformación del modelo económico que tiene a México sumido en la pobreza y la descomposición. A lo más que llega a decir López Obrador es que quiere llegar al gobierno para luchar contra la corrupción, porque con un manejo transparente de recursos, dice, ¡va a acabar con la pobreza! La pobreza, señor López Obrador, es una enfermedad intrínseca del capitalismo, del neoliberalismo, que no se va a acabar con luchar contra funcionarios corruptos, a los que sí hay que eliminar; pero el problema de raíz lo vamos a erradicar solo cuando cambiemos el modelo económico que impera en el país, cuando sustituyamos ese modelo neoliberal por un modelo económico que piense más en los pobres, que reparta equitativamente la gran riqueza que se produce en el país, de la que ahora no puede disfrutar la mayoría de los mexicanos.
Respaldado por grandes, AMLO lanzó su estrategia para formar una estructura electoral que, lejos de beneficiar del pueblo, está hecha para llevarlo al poder presidencial, junto con empresarios “progresistas”, a quienes lo menos que les interesa es el bienestar de la gente.
En un evidente acto anticipado de campaña -pues es un rumor creciente que será la candidata a la gubernatura mexiquense-, López Obrador presentó -a mediados de julio de este año- a Delfina Gómez Álvarez como promotora de la soberanía nacional en el Estado de México… ¿Qué es eso? Solo ellos saben, pero su tarea es construir la estructura electoral de morena en el Estado de México con vistas a las elecciones 2017.
Posteriormente -haciendo a un lado a uno de sus colaboradores más cercanos, Martí Batres- designó a su hijo, Andrés Manuel López Beltrán, como constructor de la estructura electoral de morena en la Ciudad de México, también con vistas a los comicios de 2018, y a quien seguramente promoverá para algún importante puesto de elección popular. No hay duda, AMLO sí combate la corrupción… pero de los demás, no la propia, pues con la designación de su hijo, muchos morenistas y perredistas aseguran que eso es nepotismo puro.
Aunque los publicistas de morena tratan de construirle una imagen de trabajo a Delfina Gómez Álvarez, lo cierto es que en su tierra natal ha demostrado que solo tiene visión de profesora, pues todo mundo sabe que cuando fue alcaldesa de Texcoco se opuso rabiosamente a que miles de familias pobres tuvieran servicios urbanos básicos, vivienda y trabajos dignos: jamás autorizó regularización de modestas colonias porque dice que son cuchitriles sucios que afean el panorama. Con ese pretexto nunca autorizó aguas potables, ni drenajes ni electrificaciones, por lo que miles de texcocanos humildes siguen viviendo en asentamientos polvosos, lodosos y obscuros. El actual alcalde, también de morena, Higinio Martínez, sigue la misma política de no dar servicios urbanos a los texcocanos y solo beneficia a sus familiares, amigos y compadres, todos dados de alta como empleados del Ayuntamiento, aunque no sepan ni barrer las calles, que es un trabajo digno pero que no saben hacer. Una vez más se presenta un caso de nepotismo en las filas de morena, entonces… ¿dónde quedó el combate de AMLO a la corrupción? En puras palabras demagógicas para manipular a los votantes.
Aún más, la también diputada federal Delfina Gómez, en un rabioso discurso pronunciado en la Cámara de Diputados, se opuso terminantemente a la generación de 40 mil empleos en el oriente mexiquense, por lo que exigió al presidente de la República que no se permitiera la construcción del Centro de Recuperación Ambiental del Oriente (CERAO) que brindará empleos a trabajadores calificados y no calificados de Chimalhuacán. Nada más hay que leer el mencionado discurso de la diputada de morena, para darnos cuenta del asco que a la señora le provoca la pobreza, sin pararse a pensar que los empleos que ahí se generarán coadyuvarán a que esos trabajadores y sus familias tengan mejores condiciones de vida.
Todo activista político sabe que una estructura electoral para lo único que sirve es para llevar a algún candidato al poder, como cíclicamente lo hace la más grande estructura electoral del país construida por el PRI. Pero el pueblo sabe muy bien que esa estructura electoral no le garantiza que los políticos cumplan sus compromisos de campaña. Lo que sí sabe muy bien es que una vez sentados en la silla del poder se olvidan de los votantes y sólo gobiernan para beneficio de familiares, amigos y poderosos aliados, como actualmente podemos ver en Texcoco, Estado de México, en donde los votantes ya se dieron cuenta del fraude que morena cometió en contra de ellos.
Desde hace 42 años, el Movimiento Antorchista sabe que para que el pueblo tenga garantías de que pasadas las elecciones no se va a quedar como el chinito, no’más milando, lo que debe hacer es impulsar a candidatos del pueblo que trabajen para el pueblo, y que para la toma en serio del poder político de un país requiere una estructura política de activistas revolucionarios a toda prueba, que trabaje a ras de tierra, que vaya casa por casa educando a la gente sobre la necesidad de cambiar el sistema económico para solucionar los problemas más profundos que padece el país, y que esa solución no está en combatir la corrupción de los funcionarios como en su ignorancia de la ciencia económica asegura López Obrador.
Reunir a una masa organizada dispuesta a defender el voto popular y al candidato del pueblo, es la tarea que el Movimiento Antorchista Nacional se ha echado a cuestas, pues sabe que sólo así se garantizarán mejores condiciones de vida para los mexicanos, toda vez que los representantes del pueblo realizarán el reparto equitativo de la riqueza nacional a través de la realización de obra pública a todos, generar empleos con mejores salarios y que la recaudación fiscal recaiga sobre los que más tienen y no sobre los hombros de un pueblo trabajador.
Desde hace más de 42 años, el Movimiento Antorchista construye esa red de activistas probados y con claridad teórica para conducir a esas masas al triunfo, para lo cual las está educando políticamente para que no sólo defiendan el voto el día de la jornada electoral, sino para que defiendan a los candidatos del pueblo que lleguen al poder, mismos que les garantizan su lealtad porque esa misma organización popular vigilará día a día y minuciosamente su actuar gubernamental y no les permitirá que abandonen la causa ni que se desvíen ni un milímetro de su tarea de juntos, pueblo y gobierno, construir un México mejor, más equitativo y próspero para las grandes masas hasta ahora desprotegidas. He ahí la gran diferencia entre la organización electoral que propone López Obrador y la organización popular propuesta por el antorchismo nacional que dará al pueblo amplias garantías de que un gobierno popular vele por los intereses de la gran mayoría de los mexicanos.
Laura Castillo García
Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México