Gabriela Cruz Clemente
México, nuestro cálido hogar, nuestro país que ha dado mucho de qué hablar en lo que va del 2017 por cuestiones externas e internas, cuestiones que sin más ni menos se han dedicado a golpear la economía, los sueños y el vivir de los mexicanos.
Centrémonos en las cuestiones internas y recordemos que a un mes de que se implementó el aumento a los combustibles por el gobierno de México, una medida que viene de la Reforma Energética, que tras asegurar que de no hacerlo “nos podría haber ido peor” (en el rubro económico), los mexicanos fueron señalados como el “actor principal” en los actos vandálicos que se suscitaron como símbolo de protesta contra esta medida y contra el mandato del que validó este camino que puso en jaque a los más vulnerables de nuestra patria.
Expertos y periodistas argumentaron a través de redes sociales e impresos que los actos vandálicos de enero del año en curso fueron orquestados por algunos personajes políticos, especialmente perpetrados por los morenistas de López Obrador, no obstante, se argumenta también que estos personajes no son la mente maestra atrás de estos hechos que sólo generaron violencia, sino alguien más poderoso que su única meta fue desviar las verdaderas manifestaciones pacíficas de su objetivo, en este caso contra el gasolinazo, que se prevé un nuevo incremento del 8 por ciento para este mes de febrero.
Ya estamos en el segundo mes del año y el pueblo mexicano aceptó inconscientemente este incremento al combustible y todos los incrementos que éste ocasione; olvidó también el sentido de las verdaderas marchas pacíficas por el simple hecho de salvaguardar su integridad física, emocional y mental; se aplicó el Síndrome de Estocolmo en el cual la víctima de violencia empatiza con su agresor, es así que los mexicanos ante el temor de vivir en la violencia inconscientemente aceptaron el gasolinazo.
Aunado a lo anterior, actualmente como consecuencias del nombrado gasolinazo se aumentaron la tarifas del transporte público, el costo del pasaje mínimo es de 10 pesos y donde estaba a 13 ahora cobran 18, según la distancia es el aumento (costos del pasaje que no han sido aprobados por las instancias correspondientes); también incrementaron de precio los productos básicos para el ser humano, todo aumentó el empresario compensa el aumento de la gasolina aumentado el precio de sus mercancías, el amolado, el que paga el pato es el pueblo trabajador.
Todos junto, es una avalancha de precios altos que ahogan a 56 millones de mexicanos que viven en pobreza según cifras oficiales, pero expertos en la materia afirman que son más de 100 millones, cifra que naturalmente conoce el gobierno pero que auto desconoce.
En la revista Buzos, el periodista Martín Morales escribió un reportaje el 2 de enero del año en curso, en el cual entrevistó a Alejandro Vega García, del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), quien afirmó que “El aumento a los combustibles, es el clásico elemento detonador de la inflación y carestía generalizada. Si esto sucede, como se ha anticipado, entonces vamos a ver una cascada de aumento en los precios de manera automática”.
El rumbo de México va en declive, una vez más los acaudalados arremeten contra los más necesitados. ¿A los mexicanos por donde quiera los laceran? Sí la respuesta es sí.
En entrevista para radio, expertos como Roberto Díaz de León, consejero nacional de la Organización Nacional de Emprendedores aseguró: “Con la liberación del precio de las gasolinas vendría un irremediable incremento en el precio de los combustibles, el cual -calculó- en no menos del 15 por ciento y que no se reduciría en lo inmediato, como se asegura oficialmente, sino hasta dentro de dos años”. El futuro está aquí y conocemos que nos espera en un corto plazo, a los mexicanos les aguardan dos años sumamente difíciles, días de una probable crisis económica, de rezago en todos los aspectos, incluso un mayor aumento en la inseguridad que se detonaría por la falta de poder adquisitivo de los salarios mínimos y del aumento del desempleo.
Ante ello, para cambiar el tenebroso panorama que entre deja ver el futuro de México, el pueblo debe organizarse y contribuir a que su situación mejore; de no hacerlo estaremos condenados a más miseria, más delincuencia, más insalubridad, menos educación, menos trabajo y sobre todo menos democracia, porque la única manera de que el pueblo no se revele y que no exija sus derechos es imponiendo una dictadura fascista.
Para que nada de lo anterior se concrete al 100 por ciento –para millones de personas la situación ya es deplorable- para 2019, el Movimiento Antorchista se volverá partido político, y será una izquierda verdadera que vele por los intereses únicos y exclusivos del pueblo pobre y trabajador de México. Su propósito es reunir 10 millones de simpatizantes de su proyecto y con base en la democracia y en el voto, en el 2024 conquistar el poder político e implementar su plan económico, el cual se basa en cuatro puntos para que la riqueza social se reparta de forma equitativa: 1.- Trabajo para todos. 2.- Sueldos bien remunerados, 3. Que pague más impuestos los que gana más y no como sucede actualmente que los que menos ganan son los que pagan más, y 4.- que el gasto social apoye a las clases más desprotegidas.
Lo que necesita México es un pueblo unido y organizado, un pueblo que luche por sus derechos. Unidos lograremos el cambio que tanto queremos para nuestro país.
