Laura Castillo García
Nadie que conozca medianamente a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la cual desde siempre se ha caracterizado por su sindicalismo charro que beneficia más a los patronos que a los trabajadores -porque los primeros aportan grandes recursos a los bolsillos de los líderes dizque obreros-, puede tomar como ciertas las consideraciones que esa central esgrimió para suspender el desfile conmemorativo del 1 de mayo, día del trabajo, que habría de ocurrir en la ciudad capital de Querétaro.
En un estado en donde miles de trabajadores dan vida a las más de 56 mil empresas -locales, nacionales y extranjeras- instaladas en por lo menos 21 parques industriales, actividad que les consume la vida más pronto de lo normal por las jornadas laborales de hasta 12 horas y raquíticos salarios que apenas les alcanzan para vivir y mantener a sus familias en límites ínfimos, no es extraño que los propios obreros sientan enojo por estar obligados a participar en un desfile que debería celebrar la lucha por las reivindicaciones sociales y laborales ganadas a la clase patronal, pero que se dan perfecta cuenta que no es así y que en realidad es un grito de triunfo de los patrones, pues la jornada de 8 horas en los hechos la han alargado hasta 12 o 14 horas, pues los trabajadores se ven obligados a aceptar los “dobletes” u horas extras para “ganar un poco más”, como dicen.
Por eso, desgraciadamente, lejos de inconformarse porque no habrá desfile del 1 de mayo, que debería tomarse como una gran celebración porque se trata del Día Internacional de los Trabajadores, promulgado por la Segunda Internacional en 1889, los trabajadores se van a ir a sus casas a recuperar las fuerzas gastadas durante tantas horas de trabajo.
En realidad, los sindicatos charros queretanos decidieron suspender el desfile del 1 de mayo en esa ciudad capital, porque a ellos mismos no les interesa participar en una expresión obrera eminentemente social debido a que desde hace muchos años se alejaron de esa línea de trabajo; es más, porque desde que nacieron no lo hicieron para luchar por los intereses de los obreros, sino para controlarlos. A las pruebas me remito: mentira que Antorcha Campesina (AC) haya anunciado que realizaría una marcha el 1 de mayo de 2017; lo que sí dijo fue que realizaría una CADENA HUMANA frente al Jardín Zenez para protestar por la falta de soluciones a peticiones básicas y humanas para diferentes comunidades marginadas, mismas que el gobernador Francisco Domínguez Servién, militante del PAN, se ha negado a atender.
Es decir, la CTM tomó de pretexto la realización de una cadena humana que se realizará sobre la banqueta, para suspender el multicitado desfile obrero del 1 de mayo. Que la CTM no lucha por los intereses de los obreros lo demuestran los hechos siguientes: la CTM no ha luchado o, por lo menos, pegado de gritos, para que en Querétaro se haga respetar la jornada de 8 horas y para que suban los salarios de los trabajadores a fin de que no se vean obligados a trabajar horas extras o a “doblar” turno; En vez de luchar por los intereses de los obreros, José Cruz Araujo, líder queretano de la CTM, justifica los recortes de personal que ocurren constantemente en las fábricas instaladas en Querétaro y que van en detrimento de la clase trabajadora.
Así pues, por lógica elemental no podemos tomar como ciertos los argumentos esgrimidos por José Cruz Araujo, quien en la semana quiso sorprender a la opinión pública al asegurar que “por culpa de Antorcha Campesina, la Unidad Cívica Felipe Carrillo Puerto y estudiantes de la UAQ (Universidad Autónoma de Querétaro) (…) se cancelaba el desfile del 1 de mayo, para “celebrar a los obreros”. Además que los acusó de “parvada de redentores de la mendicidad y la pobreza (…) y entre ellos está Antorcha Campesina, nuestro famoso, apreciable y distinguido hombre de lucha social como es el líder de Felipe Carrillo Puerto y toda esa bola de zánganos que tienen que interrumpir el desfile el 1 de mayo.”
En primer lugar, la acusación de Cruz Araujo de “parvada de redentores de la mendicidad y la pobreza” retrata de cuerpo entero a la CTM y al propio José Cruz Araujo: ¿acaso esa central no decía que anhelaba una sociedad sin clases? ¿Acaso la CTM no decía luchar por una vida mejor para los trabajadores, a través del sindicalismo? ¿Acaso los principios cetemistas no pretendían acabar con la mendicidad y pobreza de los trabajadores? La respuesta a las tres preguntas es que sí, entonces, por qué ahora Cruz Araujo maltrata y descalifica a Antorcha Campesina, organización social que sí ha sido congruente, desde hace 43 años, con su ideal de luchar contra la pobreza en México, pero sin pretender ser redentora; por el contrario, se ha propuesto educar y organizar a la clase trabajadora para que luche por una vida más digna.
Precisamente, por estar siempre en busca de mejores condiciones de vida para los queretanos que menos tienen, Antorcha Campesina sí realizará su marcha programada para el próximo 1 de mayo -día internacional en que se conmemora a los trabajadores que lucharon por la jornada de 8 horas, como lo fueron los Mártires de Chicago-, para exigir al Gobierno del Estado de Querétaro, encabezado por el panista Francisco Domínguez Servién, cumpla compromisos de obras y servicios que hiciera con queretanos humildes, quienes están claros que deben salir a las calles a reclamar sus derechos pues, de lo contrario, jamás llegará algún servicio u obra pública a sus colonias, toda vez que los políticos llegados al poder, o los sindicatos como la CTM, se olvidan de las necesidades de los trabajadores y los dejan a su suerte.
En segundo lugar, lejos está de la verdad la acusación de que los activistas sociales sean unos zánganos -quienes en general son trabajadores y abnegados en la defensa de los que menos tienen- como acusa el líder cetemista que, por lo que se ve, sabe mucho del tema.
Laura Castillo García (Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México)