Por: Alex León
Enviado especial
La gente de Juchitán, camina de un lado a otro sin poder creer lo que ve: la presidencia municipal perdió casi la totalidad de su estructura, y lo poco que queda en pie, está a punto de desplomarse; el hospital general derruido, mercados en el suelo, la iglesia destruida, empresas, edificios aplastados, por lo menos mil casas reducidas a escombros, el resto con daños estructurales que impiden ser habitadas. Hay llanto, impotencia y desesperación.
Ante esta destrucción, consecuencia del mayor sismo registrado en los últimos 100 años en nuestro país, con magnitud de 8.2 grados en escala de Richter, los damnificados claman ayuda, pero reflexionan que por el momento son el centro de atención, sobre todo con la llegada del presidente Peña Nieto a la zona de desastre, pero sienten que serán abandonados y olvidados como ha sucedido en casos similares.
Las escenas de destrucción, llanto y dolor se repiten. A través de la televisión se enteraron de que Chiapas, Tabasco y Oaxaca, fueron los más afectados, pero Juchitán, Oaxaca, está casi destruido. La reconstrucción será muy lenta; Ingenieros militares tomaron cartas en el asunto y ya se puede ver la maquinaria trabajando a marchas forzadas. Sin embargo los habitantes vuelven a preguntar “¿después de hoy nos van a abandonar?”.
Los números oficiales revelan que resultaron afectados 41 de los 570 municipios de la entidad, 76 muertos y 300 heridos y 800 mil damnificados, pero los habitantes siguen buscando sobrevivientes entre los escombros de las casas, la mayoría de ellas construidas con adobe y techos de tejamanil.
Como el hospital se encuentra inservible los pacientes son atendidos en 11 unidades móviles que prestó el ejército; otros fueron canalizados a hospitales en municipios cercanos; la gente veló a sus muertos en las calles, para evitar saqueos, duermen frente a sus casas destruidas y observan que con cada réplica las estructuras se vuelven más inestables y el riesgo aumenta
Una de cada 3 casas se derrumbó, muchas otras quedaron fracturadas, por tanto, inhabitables, dijo el presidente Peña Nieto al asegurar que se está cumpliendo con el objetivo de prestar atención a los damnificados. Está llegando la ayuda del pueblo solidario: víveres, ropa, cobijas medicamentos, etc. Tanto para Oaxaca como para Chiapas, principalmente. Lo que sigue es la reconstrucción de cada municipio afectado.
Por cierto otro ordenamiento, es que toda la ayuda que envíen los ciudadanos solidarios será canalizada a la Cruz Roja y el Ejercito Mexicano, para que lleguen al destino correcto. En tanto, se continúan instalando centros de acopio en todo el país. Por otro lado un tráiler cargado con víveres para los damnificados sufrió un accidente y, lamentablemente la rapiña hizo acto de presencia. (Foto Animal Político)