El Derecho, aquella Ciencia delirante

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José Luis Aguirre Huerta * 

Control social formal y control social informal.

El formalismo pretende instituir discursos subyacentes a la realidad.

La realidad rebasa a cualquier modelo formalista que entraña un subjetivismo de abstracción recalcitrante.

La aproximación a la realidad nos permite visualizar que el realismo constituye la existencia de un poder de control social informal por encima del formalismo del deber ser que Kelsen propalaba como inmutable, lo que debe ser deberá ser siempre aunque no sea, es un paradigma inservible digno de cualquier reflexión razonable, porque lo que no funciona se extingue en la jubilación del olvido.

Los controles sociales informales siempre han prevalecido por encima del formalismo delirante.

La religión, la ideología, la moral, la conservación del estatus social y de un modelo económico de comodidad, el deporte, y hasta la moda han prevalecido por encima de cualquier poder formal las relaciones económicas de producción y distribución de los bienes sufragan cualquier otro mecanismo de control social formal.

Lo anterior nos permite dilucidar que el derecho y la civilidad se pierden en el camino de la prosa entre la razón y la demencia.

Rocinante no tiene pedigrí el caballo símbolo de la transportación de la justicia carece de pedigrí porque esta no debe de doblar su vara ante el fulgurante brillo de los ricos  o frente a las lágrimas de los pobres, el trabajo  de la equidad debe constatarse bajo la óptica de satisfactores de necesidades humanas.

El objeto mediático del Derecho Penal queda pulverizado en el discurso Re.

Es un instrumento de diversas ramas del saber con análisis y criticas del poder punitivo pretende explicar  su operatividad social para proponer la reducción de la violencia.

Pero es un discurso paranoico, que imprime el estado para imponer sus reglas, la existencia humana no puede estar reducida a un compendio de normas burocratizantes y deshumanizadas que pretendan controlar al límites intolerables la libertad y el desarrollo humano.

El Derecho se introduce hasta en el ámbito de la libertad sexual, espacios que solo competen al erotismo humano.

Pero el capitalismo todo lo corrompe hasta convertir a la relación de pareja en un intercambio de bienes y servicios degradándola a relaciones de producción con valores mercantiles de prestaciones y contraprestaciones serviles, bajo ópticas rentísticas de fetichismos de las mercancías la mujer lleva su peor parte como símbolo de sexualidad mercantil en valores comerciales y publicitarios.

La oralidad se estrella contra el muro de la falta de resocialización y reparación del daño no existen parámetros de tratamiento de excarcelación a los justiciables.

El Estado de Derecho es ignominioso, la inutilidad policiaca degrada a la calidad de policías de barrio a militares  y marinos (artículo 129 Constitucional).

Esta es la respuesta del Derecho frente a los problemas sociales.

El Derecho la norma justificante de la existencia del estado, el paraíso social que vocifera hace desaparecer en el deber ser la desigualdad y la explotación del hombre.

Solo es un discurso de poder de dominación política, potenciando sus miedos, prejuicios e inseguridades en la sociedad para actuar como buen padre protector de los sectores divididos y mediador de sus diferencias, dando imagen de órgano que dirime los conflictos sociales.

A los críticos del abuso del poder los etiqueta de anarquistas y antisociales.

El Estado es un aparato de poder de injusticia institucionalizada, de desigualdad social, de explotación hegemónica planetaria.

La agudización de contradicciones de clase precipitan los cambios en el desajuste social, por eso el Derecho aparece para hacer prevalecer el Estado bajo un discurso de equidad bajo un sistema de pesos y contra pesos por un lado restringe libertades y limita el ejercicio del poder y por otro otorga concesiones a la clase hegemónica.

Por ende el Derecho debe de servir como muro de contención frente al extremo de dictaduras oligarcas como un instrumento limitante y regulador.

Bajo la teoría del consenso en contra de la teoría del conflicto, con su paraguas de la ideología de tolerancia cero  propalada por RUDOLPH GIULIANI un escenario de respuestas policiacas frente a problemas económicos.

La función social del derecho para substituir la arbitrariedad y el despotismo limitando al poder para preservarlo.

La revolución sangrienta es injusta, porque a toda revolución deviene una contrarrevolución.

El Derecho debe contemplar las relaciones de poder real para satisfacer necesidades, y sus normas cambiantes en función directa a la evolución de la sociedad.

Los propósitos específicos satisfacer necesidades de interacción social sin el divorcio con la realidad.

No se puede legitimar lo infuncional o lo absurdo, la problemática del aborto, la eutanasia. La relatividad de las sentencias en materia fiscal es una locura jurídica.

El Derecho Civil un individualismo jurídico, pasado a la historia.

Las garantías individuales conceden una máscara de legalidad al Estado, que la corte se afana en diluir  con interpretaciones torcidas de la Constitución.

Las Constituciones latinoamericanas ofrecen un cúmulo de derechos garantistas, que en la realidad se separan hasta en el absurdo ejemplo: la encomienda cristiana humanitaria y tutelar se traducía en la realidad en esclavitud y genocidio.

Hay una esquizofrenia entre la Constitución garantista y las realidades latinoamericanas, las leyes republicanas quedan en papeles y pergaminos, y los operadores del poder se encargan de trastocarlos de aniquilarlos solo es un discurso de dominación de las minorías hegemónicas hipócritas para eufemizar la realidad.

Por ende el discurso jurídico es súper estructural, a razado por la retórica del discurso de la seguridad nacional.

Tendente a desaparecer porque nuestra región latinoamericana no existe un pensamiento jurídico propiamente progresista salvo el de los Indios de la Lacandona.

El problema de las mafias asociada a los políticos y a los policías, de la confiscación de bienes a los disidentes del estado, mujeres violadas en campos de tortura hombres fusilados por la espalda, desaparecidos en campos militares de exterminio, la tortura y desapariciones forzadas, venta de impunidad en zonas liberadas para el crimen, todo bajo el amparo de un impecable derecho garantista con poco aproximación a la realidad con represión a la prensa castigo a los pobres pero mostrándose legítimo y racionalizado.

El Derecho un instrumento mediatizador de los conflictos de las clases antagónicas existentes en sociedad, para evitar la precipitación de los cambios en el ejercicio del poder globalizante.

Es importante la construcción de un orden jurídico internacional que sirva de muro de contención planetaria frente a los abusos neo fascistas en el planeta no más Ruanda, no más Irak, no más genocidio árabe, no más un mundo aparte.

Se debe de obrar  bajo una perspectiva de más allá de la soberanía y la ciudadanía en la construcción de derechos fundamentales a nivel internacional, no es posible imaginar que indefinidamente habrá democracias ricas y cómodas,  con niveles seguros de comodidad, en contra partida de hambruna y miseria en el resto del mundo.

El panorama actual permite observar una larga lista de derechos humanos, con una realidad de explotación a inmigrantes y pobres y negación a la dignidad humana.

El derecho de asilo a inmigrantes económicos es negado, solo existe un modelo cosificador del ser humano, a quien por inservible se le puede enviar a los inventarios del gueto, del asilo de ancianos, de la cárcel o de la muerte con soluciones de exterminios a los pobres.

Debemos dar una propuesta de planificación económica internacional, bajo el principio de unidad latinoamericana, auto eficiencia alimentaria y educativa, de asistencia social y trabajo.

Los juristas deben de aprender a enseñar a las sociedades que ningún problema demasiado grave puede dejarse en sus manos.

El Derecho ha pretendido disuadir males sociales, como el alcoholismo, el SIDA, la drogadicción, la criminalidad, la prostitución, la desaparición forzada de personas, la hambruna, el comunismo internacional, el terrorismo, la degeneración de la raza, la corrupción, la pornografía infantil, la herejía, la pedofilia, la subversión, la inmigración ilegal, etcétera.

Pero el Derecho y el Estado nunca resolvieron estas emergencias, tampoco les interesó resolverlas, unas producto de los prejuicios se disolvieron solas; otras por factores económicos nunca se han resuelto. La violencia organizada del Estado y del Derecho  solo son una fuerza mediática de control y dominación.

*  Abogado de Profesión

Presidente de la Barra Interamericana de Derechos Humanos Móvil: 55.22.61.65.25

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