Toluca, Méx.- Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, fue una escritora mexiquense prodigio, quien buscó, en todo momento, estar cerca del conocimiento en una época en la que sólo el género masculino era el que contaba con todas las oportunidades de desarrollo social, profesional, político y familiar.
El escritor, historiador, investigador y sorjuanista, Francisco Javier Estrada, explicó que por mucho tiempo se creyó que la mexiquense había nacido el 12 de noviembre de 1651, siendo su fe de bautizo el documento que da certeza del año de su nacimiento.
“Tenía unos genes que le permitieron aguantar hasta los 47 años de vida, porque nació el 12 de noviembre de 1648, porque recordando la anécdota, se decía que Sor Juana se quitaba tres años, por coquetería, pero no, era porque no tenía en sus orígenes padres casados o padres legítimos ante la iglesia y ante la sociedad.
“El convento de San Vicente Ferrer fue donde bautizaron, el 2 de diciembre de 1648, a Sor Juana, es muy importante porque esa acta de nacimiento permitió saber que había nacido un mes antes”, explicó el sorjuanista.
Parte de su infancia, la denominada Décima Musa estuvo al lado de su abuelo materno, en el municipio de Amecameca, quien poseía una biblioteca donde ella aprendió a leer a temprana edad y tomó el gusto por la lectura.
“Pasó todavía niña y sus primeros años de adolescencia en la Hacienda de Panoaya, que hoy está dedicada al turismo, pero su casco era el espacio donde ella tuvo sus mejores años en cuanto a preparación, aprendizaje al que le ayudó mucho su abuelo y de ahí pasó a la Ciudad de México, en la corte, estuvo ahí, pasó a otro monasterio, el de las Carmelitas y a otros conventos más conocidos de San Jerónimo”, refirió Estrada.
“Pero no se queda en el mundo de la literatura, Sor Juana pertenece al mundo de la filosofía. Cómo puede un hombre o una mujer educarse tan profundamente, pues ella nos enseña que a través de los libros, que desde muy pequeña aprendió a leer por ese genio con el que ya venía. La lectura fue permanente y fundamental”.
Ya en edad adulta y ante la restricción de información y educación para las mujeres en aquella época, Estrada dijo que durante los últimos cinco años de su vida (1690 a 1695), a la originaria de Nepantla le fue quitada su biblioteca, por rectificar a uno de los representantes de la iglesia más importantes, señalándole que el sacrificio o lo que había entregado Cristo para salvar a la humanidad, no tenía nada que ver en entregar uno la vida por alguien más.
Fue en el año de 1695, cuando se desató una epidemia que causó muchos estragos en el Convento de San Jerónimo, siendo un 17 de abril cuando Sor Juana fallece, a los 47 años de edad.
“Toda esa sabiduría ocasionó que Sor Juana tuviera que abandonar su libros por orden de la iglesia y se llega a decir que prácticamente se dejó morir durante la epidemia que derivó en 1695. Su obra es muy amplia y trata temas sobre su patria, que dice si mis letras tienen algo y valen, es por lo que me ha aportado el mundo donde vivió”, detalló.
Por ese ímpetu y el legado literario de poesía, redondillas, sonetos y hasta comedia que surgió en el siglo de oro español, periodo de florecimiento del arte y la literatura. es que resulta de gran importancia preservar y difundir su obra.
En nuestros días, la Secretaría de Cultura, a través del Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, ubicado en San Miguel Nepantla, municipio de Tepetlixpa, antes la casa donde nació la filósofa barroca, es parte del Centro Regional de Cultura donde hay un museo con manuscritos y pinturas que le dedicaron varios artistas, una biblioteca con más de 7 mil volúmenes y un teatro al aire libre para actividades artísticas.
“Sus lugares emblemáticos son en primer lugar Nepantla, con el Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, en el municipio de Tepetlixpa, es un lugar muy bello realizado en su construcción por el arquitecto Abraham Zabludovsky, uno de los más grandes arquitectos mexicanos. Cuenta con un auditorio abierto, que tiene más de 650 asientos cómodos”, finalizó el investigador mexiquense.