Miguel Ángel Casique Olivos
Coatzacoalcos; un problema más de fondo
No en todos los tiempos es necesario darle de palos al “avispero” para que se alborote, como en reiteradas ocasiones ha dicho el primer mandatario del país, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en clara referencia a que eso es lo que hizo el ex presidente Felipe Calderón con el tema del narcotráfico y la inseguridad y que, luego, ya no sabía qué hacer tras la muerte de mucha gente.
Y esto viene a cuento porque ayer se dio un “ataque” en el table dance “Caballo Blanco”, de Coatzacoalcos, Veracruz y tras la agresión 28 personas murieron; el hecho fue calificado por el presidente López Obrador como “inhumano”, pero no pasó más allá de eso; sólo dijo lo que usted o yo mismo lo pudimos haber dicho.
El hecho, según la Policía local, fue que unos 10 hombres se hicieren pasar por funcionarios que iban a realizar una inspección y ya estando adentro ordenaron a todo el que se encontraba en el interior que se tirara al piso; luego se dio el ataque en donde 28 personas resultaron heridos y hay al menos una decena más de heridos que se encuentran graves.
Lo sucedido ayer es una expresión más de lo que sucede en el país, es un eslabón más de la cadena de inconformidades que hay en el país y que se ven reflejadas día a día. Y es que la violencia o inseguridad generadas y auspiciadas por un modelo neoliberal, tienen que ser condenadas y rechazadas, pero sobre todo se tienen que buscar mecanismos para ir atacando esos problemas, que en parte, puede ser con un esquema de seguridad bien planeado con cuerpos policiacos preparados y educados para esa tarea, algo en que todos los gobiernos coinciden en que se debe hacer, pero olvidan que eso sólo es en parte.
El otro aspecto olvidado e ignorado por todo mundo, gobernantes y población, es que las verdaderas causas económicas y sociales de la delincuencia tendrían que eliminarse si se realizan reformas de fondo en la actual sistema político y de gobierno; entonces la verdadera causa que subyace en el fondo de la gran mayoría de nuestros graves problemas delincuenciales, es la injusta e inequitativa distribución del ingreso y la riqueza nacional, que de distribuirse terminaría casi por completo con un buen parte de la problemática y la otra se podría atacar con los métodos ya conocidos por todos, eso sí, los gobiernos tendrían que ejecutar plenamente, algo que tampoco se ve esté sucediendo en el gobierno de la Cuarta Transformación.
El clímax no político…
En Oaxaca, estado gobernado por el priista Alejandro Murat, algo anda mal porque los que se dicen defensores de los Derechos Humanos hacen todo lo contrario; hablamos de la Asociación Cataluña por la Paz que se suma a los ataques y calumnias contra integrantes de organizaciones sociales, más en concreto contra el Movimiento Antorchista; esa Asociación se suma al Observatorio de los “Derechos Humanos” de los Pueblos (ODHP) y coordinadoras del Consejo de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEP); a estos dos últimos ya se les hizo costumbre mentir y calumniar al antorchismo oaxaqueño.
Por ejemplo, este 24 de agosto, en una rueda de prensa, es la cuarta ocasión en este año que la dirigencia del pseudo Observatorio ha salido a los medios de comunicación a decir que sus integrantes han sido víctimas de “amenazas de muerte”, algo que ya no se puede creer sin presentar pruebas. No cabe duda que en Oaxaca esos tres organismos están siendo utilizados por grupos políticos que más que defender los Derechos Humanos de los mexicanos de esa entidad son usados para atacar; organismos que son manejados y manipulados por políticos encumbrados en el mismo gobierno estatal. Lo bueno es que ya nadie cree las calumnias y ataques que se lanzan contra la organización que dirige Dimas Romero en Oaxaca. Por el momento, querido lector, es todo.
