Miguel Ángel Casique
Racismo, ¿arma política de Donald Trump?
Estados Unidos se ha caracterizado por ser un país de “primera” potencia, su reciente logro fue el lanzamiento del cohete Falcon 9 con la cápsula Crew Dragon de SpaceX, pero mientras eso ocurría en el cielo, en la tierra le ardía el país al presidente Donald Trump; tanto así que filtraciones del servicio de inteligencia nortemericano, aseguraron que el presidente estuvo por más de una hora en un bunker de seguridad.
EU está profundamente dividido por conflictos raciales, colocando a la supremacía blanca como los legítimos amos y señores. A esto, se le suma el discurso del presidente Trump y del Partido Republicano para culpar al conflicto racial de las problemáticas estadounidenses y deslindar a la verdadera amenaza que proviene de los ricos. A simple vista no sería notoria la estrategia política para atraer a los votantes al partido de los grandes empresarios, con la mentira de que sus intereses se encuentran en riesgo por tales conflictos. Analistas han concluído con esta hipótesis, ya que, antes de la década de 1960, los estadounidenses hablaban de la supremacía blanca abiertamente.
El Movimiento por los derechos civiles fue una lucha que duró mucho tiemp, pero no violenta, para extender los derechos y la igualdad a los afroamericanos y terminar con la discriminación. Cosa que demostró la controversia y la mentira que proclamaban los grupos blancos. La reciente y brutal muerte de George Floyd, en manos de policías blancos, ha desatado una serie de manifestaciones -históricas- que no se habían visto desde el asesinato de Martin Luther King, y que han destapado aquellos principios que rigen al Partido Republicano desde hace décadas.
Donald Trump dice: “Necesitamos detener una invasión de extranjeros ilegales”, “tenemos que hacer que EU vuelva a ser grandioso”; pareciera que son declaraciones racionales sobre una ideología superior que hoy se hacen presentes en la Casa Blanca. Las grandes elites políticas alimentan su ego al avivar el racismo y después deslindarse de todo ello. Una retórica utilizada por el propio Trump. Las protestas antirracismo se extienden por todo Estados Unidos. En Washington se ha cercado la Casa Blanca con manifestantes y con la fuerza pública, mientras se culpa a la “izquierda radical” y a los periodistas por tales disturbios.
La ira y la frustración de miles de ciudadanos afroestadounidenses se hace más fuerte cada día. Las cosas aparentemente empeoran para el mandatario hasta este “Martes Negro” o #BlackOutTuesday, como miles de usuarios de Twitter han llamado al actuar del gobierno, que no ha encontrado el dialogo de quienes sólo exigen ser respetados y tener los mismos derechos, que no es un delito; pero, en otra parte, este actuar le ha sumado puntos para su reelección con sus seguidores Trumpistas, que llevan la misma ideología xenófona. En buena medida, también le ha abierto el paso al candidato demócrata que se mantenía sumiso y ahora tiene un apoyo incondicional de todos los latinos que, incluso, eran seguidores de la política republicana de Trump.
La frase: “No puedo respirar”, se ha vuelto el grito de todas las voces que han sufrido la misma discriminación, en un país que lo tiene bien arraigado. El despliegue de la fuerza pública y la Guardia Nacional demuestran la cara militarizada de EU contra sus propios habitantes. Las acusaciones hacia organizaciones demuestran la falta de coherencia del gobierno antes de declarar la guerra, llámese países, estados o naciones.
Lo cierto es que la violencia racista no ha sido sólo para nuestros hermanos afroamericanos, desde hace tiempo, los mexicanos también entramos dentro de la larga lista de no gratos para el gobierno norteamericano. Con el vasto conocimiento de Historia, podremos realizar un símil entre Hitler y Trump, ambos, haciendo creer superior a su raza ante cualquiera ser humano en el mundo. Washington vive la peor manifestación que haya afrontado; en este martes negro las cosas no calman. Nuevas decisiones se toman sin conciencia y dejan de lado la gran ola de brotes por Covid-19 que se pueda presentar, y la cifra de ya más de 100 mil muertes en el país vecinos podría aumentar. Los arrestos continúan, las fuerzas policiacas muestran rostro represor por órdenes de otro gobernante enajenado con poder, esto no terminará aquí.
El racismo existe desde hace cientos de años, y ahora también es parte de una estrategia política, que ayuda desmantelar programas gubernamentales y ahorcar más a quienes sufren la mayor parte de la pobreza en EU. El Partido Republicano ha ganado la mayor cantidad de votos blancos desde la década de 1960, la tarea de Joe Biden es enorme. Donald Trump representa un gobierno por y para los ricos, porque Trump es el partido. Donald Trump utiliza el racismo como arma política, pero los tiempos han cambiado y ahora el tempor que lo rodea es que le podría costar la Presidencia del país.
El clímax no político…
Y en nuestro país, ante el sufrimiento de miles de familias y ante más mentiras e ineficiencia gubernamental, miles de estudiantes, organizados en la Federación Estudiantil “Rafael Ramírez”, piden que el gobierno federal dote de internet a todos los jóvenes estudiantes para que puedan tomar sus clases ya que sus famlias que son de escasos recursos económicos no cuenta con el servicio.
En el marco de su XXI Aniversario la Fnerrr aseguró que debido a la pandemia del Covid-19, el 30 de marzo los estudiantes abandonaron las aulas y comenzaron su aprendizaje en línea, medida que fue implementada por parte de la Secretaría de Educación Pública, con el objetivo de no perder el ciclo escolar; sin embargo, al no tener forma de tener la tecnología al alcance, miles de estudiantes han sido perjudicados. El famoso sistema de educación a distancia, establecido sobre todo para los más de 25 millones de estudiantes de los niveles básico y medio superior, no está siendo efectivo, por lo que una computadora y el acceso al internte se vuele necesario y urgente para las familias mexicanas.
Isaías Chanona, líder estudiantil ha comentado que esta necesidad tecnológica se da en un contexto de profunda desigualdad económica y, por tanto, millones de estudiantes no pueden seguir estudiando, o no adecuadamente, a diferencia de algunos, ya que según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, el 76.7% del sector con ingresos económicos bajos no tiene internet. En nuestro país, a las familias mexicanas se les sigue complicando su existencia, y miles de estudiantes simplemente no podrán avanzar con su preparación académica. Por el mooento, qureido lector, es todo.