Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).– Cada vez más asemeja comedia bufa el boxeo mundial. Excampeones, en el dintel de la ancianidad, como Mike Tyson, 54 años de edad, entre otros, que vuelven al cuadrilátero para patéticas, caricaturescas, peleas. Aunque sean de exhibición. En algunos casos, ávidos de dinero. Después de dilapidar sus escandalosas fortunas. En otros reverdecer viejas glorias. Reflejo de la crisis que padece el pugilismo en el planeta. Sobre todo en México.
Y donde el multicampeón, Saúl Álvarez, es producto de la mercadotecnia. Según analistas –entre ellos el fallecido Enrique García, fallecido, ex campeón nacional pluma– en la época de oro del pugilismo nacional Canelo sería buen sparring o, a lo mucho, preliminarista de función de box.
Por ejemplo, hace tiempo que Julio César Chávez júnior es inseparable del escándalo y la polémica: de bulto sobre el ring a consumidor público de mariguana. Entre la decepción de lo que prometía y los fracasos esperados e inesperados, su carrera avanza a tumbos y retumbos. Entristece mirarlo sobre en el encordado.
Patético su caso.
La semana pasada, durante la conferencia para dar pormenores sobre su regreso al cuadrilátero en la función de exhibición de su legendario padre, surgió un altercado.
Chávez padre reaccionó visceral ante el reclamo sobre el peso pactado con el que su hijo pelearía contra Mario Cázares, quien aseguraba que el acuerdo era pelear en 172 libras.
“Mi hijo no va a sacrificarse con el peso”, protestó Chávez padre, 57 años de edad, quien sin percatarse se ha convertido en un lastre para la carrera boxística de su hijo. Quien, de por sí, tiene pocas cualidades sobre el ring.
“Será en 175 o se cancela”, amenazó en un acto sobreprotector.
Las reacciones avivaron incendiarias críticas de quienes reclaman al hijo de uno de los más grandes peleadores mexicanos por no estar a la altura de su herencia deportiva.
En redes sociales abundaban insultos al Junior, a quien acusaban de ser irresponsable y selectivo para tener ventajas en casi todas sus peleas.
“Chávez júnior desperdició todo lo que tenía para triunfar”, critica el ex campeón Jorge Arce, quien sostendrá una contienda de exhibición con Chávez padre, el 25 de septiembre. Tercera de una serie de peleas, supuestamente, benéficas que han sido un éxito con la afición.
“Tienen el peso de la leyenda de un padre y eso cobra un precio”, sostiene Travieso, 41 años de edad.
“Por eso mi esposa no quiere que les enseñe boxeo a mis hijos”, dice. Porque, argumenta, “es injusto imponerles una obligación que no les corresponde. Pone de ejemplo a los hijos de Chávez, y creo que tiene razón.”
Travieso piensa en los vástagos de personajes que destacaron en alguna actividad. Menciona a los herederos de Maradona, Hugo Sánchez, Michael Phelps y todo aquel que logró la consagración en su campo.
Sus hijos, piensa Arce, serán vigilados con severidad si algún día eligen seguir los pasos del padre.
“En algunos casos como el de Chávez júnior, pues es que nacieron con todo a favor para triunfar”, comenta Arce.
“Debutó ganando mucho dinero. No como cualquiera que empieza. Sino por ser hijos de una leyenda le dio muchos privilegios y la gente es dura. Porque quisiera verlos cumplir lo que parecía su destino”, analiza el excampeón.
A pesar de la edad del Junior, 34 años, Travieso aún confía que pueda levantar su carrera. A contracorriente de la resignación del propio Julio César padre, quien ya no se desborda pensando que su hijo conseguirá convertirse en un ídolo, Arce cree que puede enmendar sus malas decisiones y dejar algunos momentos memorables como boxeador.
Corrosivo en sus palabras, Arce lanza:
“Todavía puede corregir su carrera, confía, pero de pronto se pone escéptico; aunque para eso debe trabajar duro en el gimnasio, y eso se trae o no en el boxeo, y los hijos de Chávez parece que no lo tienen.”
Y como contraste habla de las dos peleas de exhibición que ha sostenido con Chávez padre.
“La emoción e interés de la gente –afirma– no es otra cosa sino la consecuencia de carreras honestas, entregadas, que siguen despertando pasión.”
Como niño con juguete nuevo, reflexiona:
“Nunca pensé que ya retirado seguiría sintiendo estos nervios bonitos, estas ganas de trabajar en el gimnasio. Pero sobre todo, este cariño de la gente que recuerda que Chávez y yo siempre salimos a dar lo mejor en el cuadrilátero. Eso, ya ven, no se olvida.”
Y, sí, comedia bufa boxeo mexicano.