Jesús Yáñez Orozco
Balón Cuadrado.- El futbol mexicano es eterna comedia bufa –digna del Siglo XVIII– desde que la dinastía Azcárraga –Emilio I, II, y III—dueña de la poderosa Televisa, se apropió de él desde los años 60s. Similar a cómo se ha adueñado de la conciencia de un pueblo desde la telepatria –o «caja idiota» para algunos sociólogos– a la oscura sombra del poder. También es una suerte de irremediable guiñol, plagado de títeres de pantalón largo y corto.
Incluso, bajo la lupa de la crítica, tiene rasgos de cartel del balón.
Este deporte se maneja a capricho de un solo hombre con nombre y apellido: Emilio Azcárraga Jean. Ahora con una poderosa rémora: Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV-Azteca, Electra, Grupo Salinas, segundo hombre más rico de México con una fortuna superior a los 12 mil millones de dólares –más de 250 mil millones de pesos–, amén de empresario consentido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En futbol mexicano vive en el total desamparo, a los pies de los zares de la pelota. Porque no hay un contrapeso que sea dique a su poder omnímodo.
El pasado 12 de octubre, después de 17 días que se hizo pública la versión, la Federación Mexicana de Futbol, que preside Yon de Luisa, salió al paso de la alcantarilla que caracteriza al balón, y aclaró su situación tras ser acusada y vinculada en el escándalo del FIFAgate en el que México y la FMF habrían recibido 13 millones de dólares –unos 271 millones de pesos– en transferencias sospechosas durante la gestión de Justino Compeán –2006 a 2015– al frente de ella.
En un breve comunicado, la FMF deslindó de toda actividad ilegal y niega transacciones sospechosas.
Aunque no exhibió prueba alguna.
Difundió:
“Hemos revisado y auditado del año 2006 al año 2015 en nuestra contabilidad y hemos identificado pagos realizados a Traffic Sports USA, entre los años 2009 y 2013, en donde, los pagos fueron por los servicios de colocación de vallas para la exposición de marcas patrocinadoras en estadios de Centroamérica durante la eliminatoria hacia el mundial de Brasil 2014.»
El mismo De Luisa reiteró su postura hace unas horas durante una entrevista radiofónica. Es claro que al actual gobierno, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, y su feroz cruzada contra la corrupción, no interesa revertir la forma perversa con que se conduce históricamente el balompié nacional.
Como tampoco hicieron las administraciones anteriores.
Porque el balón cumple una eficaz labor como opio social.
Incluso el fallecido Ignacio Trelles, técnico histórico –con siete títulos de liga en torneos largos en 2016 aseguró –a quien esto escribe poco antes de cumplir 100 años– que el Tri jamás será campeón del mundo.
La máxima aspiración, sueño, de los dueños de clubes, que parece pesadillezca, es alcanzar el quinto partido mundialista que no se consigue desde 1986.
En el remoto caso de obtener un título en Copa del Mundo no reflejaría la realidad del balompié local.
Curioso cómo, cada semana, aparece un rosario de perlas futbolísticas en la prensa nacional e internacional sobre la forma aviesa en que se maneja el futbol nacional.
Por ejemplo, el pasado 12 de octubre, después de 17 días que se hizo pública la versión, la Federación Mexicana de Futbol, que preside Yon de Luisa, salió al paso de la alcantarilla que caracteriza al balón, y aclaró su situación tras ser acusada y vinculada en el escándalo del FIFAgate en el que México y la FMF habrían recibido 13 millones de dólares en transferencias sospechosas durante la gestión de Justino Compeán –2006 a 2015–.
En un breve comunicado, la FMF eludió actividad ilegal y negó transacciones sospechosas.
Aunque no exhibió prueba alguna:
“Hemos revisado y auditado del año 2006 al año 2015 en nuestra contabilidad y hemos identificado pagos realizados a Traffic Sports USA, entre los años 2009 y 2013, en donde, los pagos fueron por los servicios de colocación de vallas para la exposición de marcas patrocinadoras en estadios de Centroamérica durante la eliminatoria hacia el mundial de Brasil 2014.»
El mismo De Luisa reiteró su postura hace unas horas durante una entrevista radiofónica. Es claro que al actual gobierno, y su feroz cruzada contra la corrupción, no interesa revertir la forma perversa con que se conduce históricamente el balompié nacional.
Igual que ha sucedido con las anteriores administraciones.
Por eso –laxitud gubernamental–, el deporte de las patadas se maneja con los pies.
Nada los arredra.
Ayer, el diario la Jornada, en su columna deportiva sobre el balance semanal del balompié nacional, que publica en sus páginas todos los lunes, dio una vuelta de tuerca a ese desolador escenario.
Aseguró, en una especie de eufemismo, que Liga Mx es una “auténtica caja de Pandora” donde caben las cosas “más insólitas.”
Un estadio, planteó el periódico, sede del equipo León, donde no se puede jugar, un exfutbolista, impedido, en silla de ruedas, que demandó a Pumas por negligencia médica ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), dueños de clubes –Atlas y Santos– que se manejan como auténtico cártel del balón…
Y como corolario de teatro guiñol futbolero:
Cuando faltan dos fechas para que termine el torneo los 18 clubes tienen posibilidad de calificar a la liguilla –que disputarán 12 equipos– del torneo Guardianes 2020.
En una suerte de humor involuntario, el líder del torneo y primer prospecto a campeón, el León, de pronto se quedó sin estadio, atrapado en medio de un conflicto entre Roberto Zermeño y un gobierno municipal que perdió en tribunales un inmueble de gran valor, con excelente ubicación y de mucho aprecio para la comunidad leonesa.
Y Pumas equipo de la UNAM que no pertenece a la Máxima Casa de Estudios, otro suspirante al cetro, para el que todo eran elogios por su inesperada buena campaña en el torneo Guardianes, «enfrenta un bochornoso caso de negligencia» que derivó en la invalidez del futbolista José Antonio García, hoy en silla de ruedas, criticó el diario bajo la firma de la reportera Marlene Sanos Alejo, con más de 30 años especializada en periodismo deportivo, futbol en particular.
Y auguró:
El ex zaguero de 28 años ya interpuso una demanda en el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) y Pumas, en caso de perder, deberá indemnizarlo o sería desafiliado.
La cajita de sorpresas contiene a dos influencers cuyas franquicias son el ejemplo de cómo no se debe administrar un club.
Ejemplificó:
Uno es Alejandro Irarragorri, quien se hizo dueño mayoritario del Atlas, presuntamente para proyectarlo a los primeros planos, pero ahora lo único que quiere es que el equipo no se devalúe y la fórmula que halló fue la más cómoda: elucubrar en pasillos para quitar el descenso.
Grupo Orlegi –credo por él– pronto tendrá que pasar la charola a sus fans para pagar la multa de 120 millones de pesos por ser último en la tabla de cocientes, y quizá hasta le alcance para algunos refuerzos de calidad. Le urgen.
El otro, sostuvo la periodista, es Grupo Caliente –casa de apuestas propiedad del polémico empresario Jorge Hank Rhon, de cuna priista, quien trajo a Maradona con los Dorados de Sinaloa– que tiene una gran estrategia para patrocinar la Liga Mx y ser el máximo anunciante.
Su firma aparece en casi todas las playeras y en la transmisión de partidos, “pero sus equipos son un desastre”, puntualiza Santos.
Los Xolos de Tijuana, también de su propiedad– no dan una bajo la administración de Ignacio Palou, quien sostiene en el timón a Pablo Guede, estratega argentino que ha sido incapaz de sacar un triunfo como visitante.
Además, el directivo poblano echó del equipo femenil a Carla Rossi para imponer a su amigo Franky Oviedo, criticado por llevar a la plantilla a su hija. El ex jugador americanista tiene al plantel fronterizo en el último lugar.
Pero en la Liga Mx, que mueve a risa, nadie pierde.
Por increíble que parezca, tras 15 jornadas todos están vivitos y coleando, hasta el Atlético San Luis puede llegar al repechaje; «estratagema genial para alentar falsas ilusiones entre los aficionados de los equipos más deprimidos», opinó la publicación.
Los potosinos son último lugar de la tabla general con 11 puntos, pero si ganan en las fechas postreras 16 y 17, y Bravos, Puebla, Xolos, Atlas, Mazatlán y Querétaro pierden, insólito, ¡tendrá un lugar en la repesca!
“En el cubo cabe también un sui generis gremio de futbolistas que está atado de manos y pies, que exhibe sus flaquezas una y otra vez, pues se muestra como la casa de las plañideras, un ente quejoso, pero sin fuerza”, ironizó Marlene Santos.
Y puso el dedo en la llaga:
“No tiene voto en asuntos que conciernen a los jugadores, sólo puede hacer sugerencias, peticiones tibias, tímidas; y toda dádiva concedida, como el presunto fin del pacto de caballeros, lo agradece, claro que sí.”
También está a flor de piel el ancestral nepotismo, compadrazgos, en la cúpula del balompié local.
Ahí cabe también, denunció la periodista, una comisión de árbitros de la FMF, cuyo presidente, Arturo Brizio –uno de tantos incondicionales de Televisa–, “convirtió en su brazo derecho a su compadre Arturo Ángeles, ubicándolo al frente del VAR y encomendándole la capacitación de los silbantes, que se equivocan semana a semana.”
Con la suspensión a César Ramos Palazuelos envió el mensaje implícito de que los nazarenos deben hacer honor a ese mote:
“Poner la otra mejilla y dejarse crucificar”, se mofó Santos.
También es emblemático el caso de Guillermo Álvarez Cuevas, ex presidente de la Cooperativa Cruz Azul y del club –sobre quien pesa orden de aprehensión por delincuencia organizada y recursos de procedencia ilícita-, no ha sido dado de baja como directivo ante la FMF.
La semana pasada una jueza negó a Billy la suspensión definitiva de la orden de aprehensión girada en su contra; sin embargo, en los registros de la FMF aún está inscrito su nombre como presidente de La Máquina celeste.
Isaac Velasco representa desde agosto al equipo cementero ante la federación, pero es provisional y está por nombrarse un presidente.
“Billy y –el vicepresidente, Víctor– Garcés siguen (ante la FMF), pero evidentemente ellos ya no toman ninguna decisión. Isaac está coordinado con nosotros –la nueva administración– y en su momento se hará un nombramiento”, explicó el abogado Guillermo Barradas.
De acuerdo con las investigaciones judiciales, ejerció recursos cercanos a los mil 200 millones de pesos de manera unipersonal, sin reportar a los socios cooperativistas. Incluso es buscado por la Interpol.
Aunque no es el único.
A lo largo de la historia, de los últimos 40 años, un puñado de dueños de clubes y directivos del balompié local ha pisado la cárcel.
Si la cabeza está mal, se tienen dos pies izquierdos.