Por Guadalupe Orona Urías
Como si la población hidalguense no tuviera ya suficientes problemas ante la crisis económica y de salud y el grado alarmante de desempleo, así como el colapso en el sistema educativo, todavía tiene que soportar la insensibilidad de sus autoridades: desde hace ya algunos días, profesores del Bachillerato “Nicolás Romero”, de la Secundaria “Vicente Riva Palacio”, de la Escuela Primaria “José Martí” y del preescolar “Ixcóatl”, realizan un plantón frente a las oficinas del Palacio de Gobierno de Hidalgo, donde despacha el señor gobernador Omar Fayad Meneses, solicitando su intervención para el pago de salarios a casi medio centenar de profesores, que desde inicio de la pandemia, en marzo, les fueron retenidos contra todo derecho; a pesar de ello y de las difíciles condiciones para laborar, los profesores no han dejado de impartir clases, incluso, haciendo guardias en sus centros educativos para ayudar y asesorar a alumnos y padres de familia en la nueva normalidad de clases virtuales. También, a dicho plantón se suman moradores de los albergues indígenas de Huejutla, Zacualtipán, Mineral de la Reforma y Pachuca, a los que también el gobierno de Hidalgo ha retenido los subsidios para pago de servicios y alimentación; hoy incluso, algunos de ellos no cuentan con electricidad y, obviamente, sus moradores ahí alojados (porque en muchas de sus comunidades no hay luz, menos internet), están pasando las de Caín para poder tomar sus clases virtuales.
Mucho discurso, demagogia de los funcionarios, pero cuando realmente se trata de apoyar e incluso de cumplir con sus compromisos y obligaciones y respetar los derechos de profesores y estudiantes, entonces acuden a mil argucias e incluso a la agresión y la calumnia. Se ve claramente que la educación no es la prioridad de este gobierno. Deberían de pensar y actuar como en su momento lo hizo Pancho Villa, el caudillo de la Revolución Mexicana: “He logrado que los alumnos y profesores estén contentos en Canutillo: a los chamacos, proporcionándoles todo lo necesario para que se instruyan; a los maestros, respetándolos como yo los respeto y pagándoles con puntualidad. Yo prefiero primero a un maestro y después a un general”. Cuando Villa fue gobernador provisional de Chihuahua, de noviembre de 1913 a enero de 1914, mandó construir 40 escuelas en sólo 30 días. El líder revolucionario siempre consideró que la educación era una de las mejores armas para sacar de la miseria a los pobres: “la incultura (decía) es una de las desgracias más grandes de mi raza… La educación de los hijos de mi raza es algo que no debe pasar inadvertido para los gobernantes y los ciudadanos. Nunca al problema educativo se le ha dado la atención necesaria”. Para Francisco Villa (Doroteo Arango) era una prioridad que la juventud mexicana tuviera educación a como dé lugar.
También los funcionarios deberían considerar los datos de la UNICEF y adoptar una posición de mayor interés, en los hechos, donde se palpen resultados, aunque los que tengan la gloriosa tarea de educar no sean de su corriente política o sus incondicionales, sino verdaderos mexicanos preocupados por transformar e impulsar a la juventud. En México, de acuerdo con la encuesta ENCOVID-19, el 78.6% de las personas reportaron haber tenido dificultades para continuar con la educación de niñas, niños y adolescentes en casa, por alguna de las siguientes razones: 48.5% por falta de computadora e internet; 31.4% por falta de apoyo por parte de los maestros; 21.1% por distracción de los niños; 17.1% por falta de conocimientos y 14.9% por falta de libros y/o material didáctico. Los estados de Chiapas (11.09%), Tabasco (24.76%), Hidalgo (27.23%) y Oaxaca (27.56%) son los que presentan los menores porcentajes de conectividad a internet de niñas, niños y adolescentes (ENCAA 2018). Así estamos, y aún así se niega el pago a profesores, y condiciones para estudiar a cientos de jóvenes, acusándolos de ser “antorchistas”, grave delito, que por lo que se ve, deben pagar con la vida, pues el gobierno los obliga a estar en plantón pese a la pandemia y al riesgo de contagiarse. Como parte de su campaña Reimaginar, dirigida a impedir que la pandemia de covid-19 termine convirtiéndose en una crisis prolongada para los niños, sobre todo los más pobres y vulnerables, la UNICEF llama a realizar inversiones urgentes para cerrar la brecha digital, facilitar la educación a distancia para cada niño y, lo más importante, priorizar la reapertura de las escuelas en condiciones de seguridad. En contraste, para el gobierno de Hidalgo es mejor destinar los recursos públicos para construir puentes faraónicos y quizás para comprar votos y conciencias que educar a sus niños y jóvenes.
PD. Al señor Adalberto Peralta Sánchez, testaferro del Gobierno del estado de Hidalgo, quien aparece como “columnista” y parte de los directivos en el Diario Plaza Juárez, sólo lo remito, como respuesta a su agresión y calumnia, a mi colaboración: “Diario Plaza Juárez, calumniador diario”, publicada el pasado lunes 9 de noviembre. Y sólo agregaré que es mucho más fácil ofender a los débiles y ser garrote de los poderosos (aun cuando ese proceder no le pueda proporcionar grandes satisfacciones a su alma) y que me llama la atención cómo les niega su derecho a reclamar su salario a los profesores y su derecho a la educación a cientos de jóvenes y no le escandaliza, por ejemplo, que se diga que se gastaron cientos de millones del erario para promocionar la imagen de políticos hidalguenses; la razón: unos son pobres profesores y estudiantes, y otros, poderosos políticos a los que hay que seguir sirviéndoles hasta la ignominia.