Saqueo Jiménez
A 37 kilómetros de la Cabecera Municipal de Macuspana, y a 18 de Tepetitán, el pueblo natal de AMLO, se encuentra el poblado de Ramón Grande.
Es un Centro integrador y lo rodean los ejidos Vicente Guerrero, Tierra Colorada, Guacamaya, y rancherías como Barrial, Arroyo Hondo, Monte Grande, Castro y Guiro, Otatal y Xicotencatl.
Con motivo de las recientes inundaciones en Tabasco casi todas esas localidades fueron afectadas, de ahí que se instalaron albergues en las escuelas de Ramón Grande, en donde se refugiaron más de 50 familias de dichos lugares, un poco más de 200 personas.
Un grupo de jóvenes de buen corazón, encabezados por Gregorio Mateo Mateo, ingeniero de profesión y maestro de Bachillerato, instaló un comedor. En este comedor se preparaban alimentos para los refugiados que se encuentran en los tres albergues de Ramón Grande, instalados en el Kinder Francisco I. Madero, la Secundaria “Ricardo Flores Magón” y el EMSAD 22. El comedor fue instalado en un pequeño local comercial, una cafetería para ser exacto, cuyo propietario, el mencionado ingeniero, voluntariamente prestó su local.
El jueves 12 de noviembre llegó el ejército e instaló en el lugar un comedor comunitario, ante lo cual se alegraron los organizadores del comedor y los inquilinos de los albergues.
Pero su sorpresa fue mayúscula cuando al siguiente día, el 13 de noviembre, el ejército y su comedor procedieron a retirarse, si dejar ni siquiera algunas despensas para los más de 200 refugiados en los albergues. El argumento irrebatible del militar que iba al mando fue “Tenemos órdenes de instalarnos en Tepetitán porque mañana llega allá el Presidente de la República”. En efecto Tepetitán, la tierra donde nació, fue el único lugar en donde AMLO camino y habló con la gente, con una escenografía pulcramente preparada, en su segunda gira por el estado.
Los sentimientos de coraje y de impotencia de los organizadores del comedor y de los refugiados no cabían en sus pechos. Los estaban dejando sin alimentos por cubrir la gira del Presidente. Lo que importaba para el gobierno era esa gira; ellos no importaban nada. De nada sirvieron insistencias, ruegos y súplicas. Ni una despensa dejaron los soldados, puesto que para el gobierno de la 4T dar despensas es “politiquería”.
Los refugiados volvieron a quedar en manos del pueblo de Ramón Grande, que ya había cooperado bastante no tenía ya más que café y galletas de animalitos para ofrecerles a los damnificados.
Fue así que publicaron en sus Facebook su historia, intentaron pedir auxilio a quien pudiera apoyarlos. Y he aquí otro hecho inaudito.
Después de sus publicaciones el Ing. Gregorio recibió una llamada telefónica de quien dijo ser funcionario de la Secretaría de Bienestar, ante lo cual se alegró porque pensó por fin llegaría la ayuda solicitada. Se equivocaba de medio a medio. El funcionario sólo le marcó para llamarle la atención porque estuviera haciendo ese tipo de publicaciones en donde hacía quedar mal al gobierno de la 4T. En cuanto a posible ayuda, ni se comprometió ni mandó nada.
Fue así que el maestro Gregorio hizo llegar su solicitud de ayuda al Movimiento Antorchista, el cual, a través del dirigente municipal, Abimael Hernández Villegas, llevó al lugar las despensas necesarias para que el comedor siga funcionando y los refugiados tengan asegurado el alimento.
Paradojas de la vida. Mientras a la 4T solo le importa montar escenografías color de rosa para “la foto”, el Movimiento Antorchista, frente a esa deshumanización, tiene que acudir al rescate de los refugiados de Ramón Grande, quienes son doblemente damnificados: de la inundación y de la gira presidencial.