Por: Guadalupe Orona Urías
Llevamos dos años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su partido Morena, lapso que nos debe servir para reflexionar fríamente, sin dogmatismo, ni apasionamientos; simplemente ver, escudriñar la realidad y sopesar nuestra situación y sacar la necesaria conclusión: ¿vivimos hoy mejor o peor que antes del 2018? Cierto que para la clase trabajadora nunca la vida ha sido fácil, siempre es una lucha constante para sobrevivir y sacar a flote a cada familia. Mi percepción es que estos dos años de gobierno de la 4T están marcados por la tragedia, tragedias que una acción gubernamental seria, responsable y con sensibilidad pudieron evitarse hasta cierto grado y hacerlas menos mortales o dolorosas. Veamos:
1) LA GRAN TRAGEDIA QUE ACTUALMENTE VIVEN NUESTROS HERMANOS TABASQUEÑOS. Ciertamente no es la primera vez que sufren graves inundaciones y que nunca se han realizado las obras hidráulicas necesarias para evitar que año tras años se inunden, pero la diferencia hoy es que son muchos más los afectados, miles de tabasqueños (algunos medios manejan que no son menos de 300 mil perjudicados), que han perdido todas sus pertenencias, pues el presidente López Obrador, como él lo dijo, decidió inundar las zonas indígenas, a los pobres, para salvar la capital, Villahermosa. Aunque se dice que dicha acción fue ordenada, sobre todo, para salvar de la inundación a la refinería de Dos Bocas, ya que, como lo han informado algunos medios de comunicación, varias colonias de Villahermosa también se encuentran anegadas, y doloroso es ver, por ejemplo, a los habitantes de Gaviotas Sur, entre otras. Nunca ha sido suficiente la ayuda, pero ahora con el gobierno de Morena no existe: a semanas de las inundaciones la gente sigue en sus techos, sin agua para beber, sin alimento y sin posibilidades de recuperar sus viviendas; la gente clama por ayuda, por bombas para sacar el agua, pero ni el ejército ha podido hacerle frente a la necesidad, porque no tiene las herramientas ni los recursos necesarios.
2) RECORDEMOS LA TRAGEDIA DE TLAHUELILPAN, HIDALGO: en enero de 2019, 137 hidalguenses murieron envueltos en llamas por la explosión de un ducto de Pémex ilegalmente perforado y, ante el desabasto de gasolina que se vivió por muchas semanas en el país por la supuesta lucha contra en huachicol, muchas personas se encontraban en el lugar al momento de la explosión. Aquellas fueron muertes que pudieron evitarse con una oportuna y profesional intervención gubernamental; la inacción provocó más muertes, quizás pensando que así la población “escarmentaría” y ya no se atrevería a ser parte de los huachicoleros: ni ayudándolos, ni trabajando para ellos, ni comprándoles gasolina. Hoy Hidalgo sigue ocupando el primer lugar en huachicol; los habitantes de Tlahuelilpan y sus autoridades locales siguen reclamando la ayuda prometida.
3) MÁS DE 100 MIL MUERTOS (CIFRAS OFICIALES) Y MÁS DE UN MILLÓN DE CONTAGIADOS POR LA COVID-19. Se podrá pensar que el gobierno no tiene responsabilidad en la existencia del letal virus, y es cierto, pero sí tiene, y mucha, en la cantidad de fallecidos, pues ha sido incapaz de contener la pandemia: no hay pruebas para detectar el coronavirus y cortar las cadenas de contagio; no se dota de suficiente equipo a los hospitales y personal médico y mucho menos se ha querido invertir en programas de ayuda alimentaria y apoyos efectivos a la población para lograr el confinamiento requerido; sólo hemos escuchado la cantaleta de ¡quédate en casa!, ¡quédate en casa!, cuando para la inmensa mayoría de los mexicanos es imposible, pues eso les implicaría morirse de hambre: nadie que gane un salario mínimo o dos o incluso tres, tiene capacidad de ahorro, va al día y por, lo tanto, regularmente tiene que salir a trabajar. El presidente, que prometió que en su gobierno serían “primero los pobres”, ha preferido invertir o, mejor dicho, gastar los recursos públicos en sus proyectos emblemáticos, como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya (inversiones multimillonarias), que salvar la vida de más de 100 mil mexicanos.
4) LA VIOLENCIA COBRA MÁS VICTIMAS: más de 65 mil mexicanos muertos por homicidios dolosos en los últimos 22 meses, casi 100 diarios.
Y no podemos ignorar que es igual, o más trágico aún, que en este último año se hayan sumado 10 millones de mexicanos a las filas de la pobreza extrema y 12 millones hayan perdido su empleo. De acuerdo con el Coneval, entre el primer y tercer trimestres del presente año, el ingreso laboral real per cápita tuvo una disminución de 12.3 por ciento (ahora es de 1,675 pesos al mes, el más bajo desde finales de 2017); por lo tanto, tenemos también un aumento de la pobreza laboral, casi de 10 puntos porcentuales (de 35.7 a 44.5 por ciento), es decir, millones de mexicanos no pueden adquirir ni la canasta básica; este es el promedio, pero tenemos que en 12 estados los niveles de pobreza laboral están por arriba del 45 por ciento, destacándose Chiapas, con 69.3 por ciento; Guerrero, 62.6; Oaxaca, 60.4; Hidalgo, 55.1 y Veracruz, 55 por ciento.
La solución a todas estas tragedias es y seguirá siendo la unidad de los mexicanos, su lucha y movilización, a pesar de que el propio López Obrador hoy pisotea estos derechos constitucionales, cuando antes echó mano de ellos para su proyecto personal de entronizarse en el poder; ahora le disgustan y por ello calumnia, enfrenta y persigue prácticamente a todas las organizaciones de la población civil, que son para él y para sus fines un estorbo y un peligro. Volvámonos una roca y obliguemos al gobierno a actuar con responsabilidad, y no permitamos que nuevamente tenga puros alcahuetes en la Cámara de Diputados, haciendo lo que les ordena, olvidándose de representar los verdaderos intereses de la población.