Balón Cuadrado
Jesús Yáñez
La Federación Mexicana de Futbol es una suerte de Monstruo de Frankenstein: La dinastía Azcárraga, dueña de Televisa, América, el estadio Azteca, y de la conciencia de los mexicanos. Ahora de la perversa mano de sus rémoras: Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV-Azteca, Grupo Salinas, Elektra y del club Mazatlán –antes Morelia—, y Olegario Vázquez Raña, quien posee Grupo Imagen y el periódico Excélsior, y también tuvo al equipo Querétaro.
Eficaz opio social medios de comunicación y futbol. Así ha sido a la sombra del grueso árbol del poder: PRI, PAN y ahora Morena. Son, los dueños de la pelota y televisoras, una suerte de Zelig, aquél personajes de la película de Woody Allen: sufren una permanente metamorfosis donde su única ideología tiene un signo y un sino: dinero.
Por eso los zares del balón ejercen un omnímodo poder metaconstitucional. Practican el bonito deporte de violar permanentemente leyes labores.
Porque se saben intocables.
Desde 1960, en particular 1970, Emilio I, II y III, también semejan capos del balón –equivalentes a Joaquín El Chapo Guzmán, preso de por vida en una cárcel de Nueva York–. Han colocado eficaces peones en el edificio de la FMF –permanente Casa Usher, célebre cuento de Edgar Alan Poe—, construido sobre pilares de cristal.
Así ha sido hace seis décadas. Y no se avizora que pueda haber un ápice de cambio.
Azcárraga Jean –Emilio III– encumbró otro monstruo en la FMF: Mikel Arriola, excandidato priista a la jefatura de gobierno de la ciudad de México en 2018. A partir de hoy, con 44 años de edad, será presidente ejecutivo de la Liga Mx número 38 –en 98 años de historia– del máximo circuito del balompié nacional.
Relevará al polémico Enrique Bonilla, con cinco años y medio en el puesto, quien se encargó de sepultar, sin rubor alguno, una parte del balompié nacional.
Se caracterizó por ser uno de los principales engendros del Frankenstein televisivo. Fue brazo ejecutor de la desafiliación del equipo Veracruz. Eliminó durante cinco años el no descenso de Liga Mx. Desapareció, como hábil mago en su chistera, Liga de Ascenso Mx. Así lo hizo para dar paso a la Liga de Expansión y Liga Premier. Una suerte de Segunda División A y B, respectivamente.
Pomposos nombres que suenan a eufemismo.
Porque son más de lo mismo: mediocridad.
Bonilla se enfocará en la creación de una liga conjunta con la MLS y el regreso de los clubes mexicanos a torneos de Conmebol: Copas América y Libertadores. Las órdenes de qué y cómo hacer esa alianza saldrán de las oficinas de Televisa.
Sin experiencia en el futbol, Mikel Arriola, su relevo, fue destacado pelotari. Es abogado de profesión. Estudió derecho en la Universidad Anáhuac. Posee dos maestrías en el extranjero: una en derecho, realizada en la Universidad de Chicago, y otra en políticas y administración pública, que realizó en Londres, Inglaterra.
Entre otras cosas, entregó en fase terminal –como director general– al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el diciembre de 2017, a Tuffic Miguel Ortega. Eran los estertores del gobierno de Enrique Peña Nieto.
A partir de hoy, a la sombra de Azcárraga –por más que él diga que tiene total libertad en la toma de decisiones–, Mikel comienza una feroz cruzada contra el jinete del apocalipsis que asaetea al balompié nacional: lavado de dinero.
Aunque su guadaña no tendrá filo para podar el crecido pasto del dinero sucio que crece al amparo de las canchas.
No hay una cifra oficial de lo que representa el lavado de dinero en México, de acuerdo con diversas estimaciones y reportes oficiales. Pero se puede concluir que cada año se blanquean alrededor de 50 mil millones de dólares –unos mil millones de pesos– en el país, aseveró Jorge Lara Rivera, académico del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), según una nota del diario El Economista del 29 de febrero de 2019.
En la MLS deben mirar con el ceño fruncido la sociedad con la FMF, vía Bonilla. Sobre todo, por la estela de corrupción y el riesgo de lavado de dinero que la caracteriza. Además del trato de esclavos que históricamente reciben los jugadores de Liga Mx.
Porque, como publicó el diario La Jornada, en días pasados, en el futbol mexicano priman “codicia y envidia” como “una fiera hambrienta” de dólares y el potencial de la MLS.
Pero a la vez, advierte, “rehúsa desprenderse verdaderamente de su estilo turbio, plagado de trampas y a la arraigada costumbre de ocultar.”
Es decir, agregó, a pesar de que “no juega limpio”, quiere ganar de “todas, todas”.
En otras palabras: negocio por encima del espectáculo. Algo que, virtuosamente, la MLS ha logrado equilibrar.
Enrique Bonilla dejará la presidencia de la Liga Mx para enfocarse en las finanzas y temas internacionales, dicho más claro: para trabajar en el soñado enlace con la liga estadounidense.
Compara el diario, en su columna Jornada Semanal, bajo la firma de la reportera Marlene Santos, con más de 30 años de experiencia, especializada en temas futboleros:
“Mientras acá no se revelan cifras ni planes, en Estados Unidos rige la transparencia, año con año se dan a conocer salarios y el valor de sus 26 franquicias, y los números señalan que los sueldos en la MLS han crecido 150 por ciento en los últimos cinco años.”
En México, la FMF es una poderosa lavandería.
La lista de aspirantes para adquirir un club en la MLS, explica el diario, es larga. Pero el plan es cerrar con 30 equipos: en 2021 se sumarían Austin y Charlotte, y en 2022 Sacramento y Saint Louis.
Desde luego, a los dueños mexicanos les interesan otros datos, sobre todo uno, el denominado la mina de oro.
Van a la anhelada pizca de dólares.
La bien organizada MLS pidió a los clubes que no renueven sus derechos de transmisión de juegos (con Espn, Fox y Univision), lo que por ahora representa ingresos por un monto cercano a 100 millones de dólares –alrededor de dos mil millones de pesos–.
La idea es que en diciembre de 2022 –con la mira puesta hacia el Mundial 2026, que organizarán EU, Canadá y México– se negocie en paquete y prevén que las ganancias se multiplicarán por 10, eso indican sus estudios de proyecciones, pues –destacan– habrá un boom de anunciantes.
Explica La Jornada:
“Es ahí donde los dueños mexicanos quieren colgarse. En los últimos años han trabajado para echar a los más inestables, a los problemáticos como Fidel Kuri –dueño del Veracruz–, pero su filtro no es parejo, siempre caen en favoritismo; un ejemplo es Atlas, que por méritos propios debería estar en el descenso.”
En realidad, de acuerdo con algunos analistas, ni la mitad de los equipos de la Liga Mx cumplen con el binomio competitividad-poder económico.
Apenas lo tienen ocho de los 18 clubes: Tigres, Monterrey, América, Chivas, León, Cruz Azul, Pachuca y Toluca, algunos incluso con altibajos. Equipos que suman alrededor de 437 millones de euros, según el portal Transfermarkt que tiene cotizada la Liga Mx en 748 millones 113 mil euros –más de 18 mil millones de pesos–.
Sigue el análisis del periódico:
Quitar el descenso en la Liga Mx, desde luego, estuvo encaminado a lo que bien podríamos llamar el “sueño americano” de los dueños. Además, “ya paladean el pastel” y se reservan el derecho de admisión. La obra maestra de Enrique Bonilla “fue timar” a los dueños de equipos del Ascenso con ofertas y planteamientos “confusos” para encaminarlos al espejismo de la Liga de Expansión.
“Se nos ha engañado, (Bonilla) ofreció vender las franquicias 19 y 20 (de Primera División), después dijo que siempre no”, acusó en su momento Alberto Castellanos, presiden de la Universidad de Guadalajara.
Una vez recibido el dictamen del Tribunal de Arbitraje Deportivo que, sensibilizado por la pandemia, favoreció a los barones del balón frente a la queja interpuesta por la UdeG, Correcaminos y Venados, Bonilla en premio recibe una encomienda más alta… «A los jugadores toca exigir piso parejo», afirma Santos Alejo.
El balompié nacional no tiene un sindicato autónomo como es la MLSPA.
En Estados Unidos los futbolistas pueden recibir una pensión, como Claudio Suárez –con récord de juegos en el Tri, exjugador de Pumas, Tigres y Guadalajara–, tras militar cuatro años en Chivas USA, o indemnización de por vida en caso de lesión grave.
“Acá llueven las demandas hasta por falta de pagos”, escribe con ácida sorna Marlene Santos.
Sea por Dios: futbol mexicano, temible monstruo de Frankenstein: Emilio Azcárraga Jean.