Guadalupe Orona Urías
Seguramente muchos pudimos ver las imágenes que publicaron varios portales, entre ellos, Diario de Hidalgo, donde familiares de adultos mayores de la región Otomí-Tepehua del estado de Hidalgo, tuvieron que transportar a sus padres o abuelos en sus espaldas o en camillas improvisadas con palos y cobijas para llevarlos a vacunar contra el Covid-19; caminando varios kilómetros por veredas y caminos de terracería dieron muestra de su amor filial, pero también reflejaron, sin palabras, con una sola imagen, el abandono gubernamental y la pobreza; la falta de vías de comunicación y transporte entre otras terribles carencias. Y como estos casos tenemos decenas de cientos en la entidad.
Recordará el lector las imágenes de miles de indígenas un 10 de abril de 2019 caminando más de 20 kilómetros por las vías federales que confluyen a Pachuca: caminaron niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos, porque el gobierno del estado, en su intento por impedir que se vieran en las calles más de 40 mil almas clamando solución y pusieran al descubierto de la opinión pública nacional la inconformidad social y el reclamo ante la desatención, usó a la policía estatal y muchas de la policías municipales para cerrar las carreteras e impedir el arribo de manifestantes a la capital del estado; ello obligó a los hidalguenses que habían logrado acercarse un poco más a las inmediaciones de Pachuca a bajar de sus camiones y caminar por horas con la intención de encontrar solución a las antiguas carencias de sus familias y comunidades. Incluso, como se recordará: en el intento del gobierno para impedir la multitudinaria manifestación se llegó a provocar el accidente de uno de los autobuses que transportaban campesinos de la Huasteca, teniendo como resultado varios lesionados y la pérdida de una vida. A dos años de tan grave agresión a miles de sus gobernados, las comunidades siguen igual o en peores condiciones, sin solución y sin atención por parte del gobierno que encabeza el licenciado Omar Fayad.
Cuando Antorcha acude a las oficinas de las diferentes instituciones de gobierno o cuando sale a las calles a protestar por la insensibilidad y desatención gubernamental, la causa son situaciones como las que describe la imagen referida; no existe ningún móvil oculto, todo lo que motiva nuestro quehacer diario es cambiar esa situación de miseria y abandono de millones de mexicanos y para ello organizamos a los habitantes de las comunidades, procurando siempre sean artífices del desarrollo de su propia comunidad y de la región y si para lograrlo es necesario la conquista del poder político de su municipio, también debemos perseguirlo.
Así que todas las calumnias e injurias que día a día se lanzan sobre nuestras espaldas tienen su origen en quienes ostentan el poder y debieran atender, sin que nadie se los exija, solamente las leyes mexicanas, la problemática de la inmensa mayoría de sus gobernados; pero como ellos mismos saben, aunque lo oculten ante la opinión pública, su propósito, desde el momento de pelear una presidencia municipal o la gubernatura o la presidencia de la República nunca es resolver los problemas de las grandes mayorías, sino la obtención del poder para lograr sus intereses de grupo o de clase social y política, así sea en contra de los intereses de la nación y de la vida de los mexicanos.
Pero, además, resulta curioso que ante estos atropellos y la nula solución a las demandas de miles de familias y de la solicitud de Juicio Político contra el gobernador Omar Fayad Meneses, sustentada por alrededor de 100 mil firmas de ciudadanos hidalguenses, el Congreso del Estado, simplemente haya guardado ignominioso silencio: ni un pronunciamiento, ni un solo llamado al ejecutivo del estado, ni una sola solicitud de información de los hechos narrados, ni siquiera un exhorto, menos darle entrada a la solicitud de Juicio Político o de Procedencia; al final se demuestra que son lo mismo, aunque se pinten de otro color, y que lo que menos les interesa, a pesar de sus discursos “a favor del pueblo”, es ese pueblo.
La situación actual para muchos hidalguenses es peor que la de hace dos años, donde ya existía una inhumana desatención a sus necesidades por parte del gobierno estatal; ahora se suma la pandemia y sus graves consecuencias, como muerte, desempleo, desatención a muchos otros problemas de salud y poner en la encrucijada a millones de mexicanos: o morir por Covid-19 o por hambre. Pero como si estas calamidades no fueran suficientes, tenemos un aumento escandaloso de víctimas de violencia y de desaparición forzada, incluyendo a los mexicanos más inocentes, a lo más preciado, a nuestros niños y niñas.
Así que, hidalguenses, compañeros antorchistas, no nos quedemos con los brazos cruzados y viendo cómo se desmorona nuestra familia a causa de males que podemos evitar; organicémonos y exijamos atención y solución. La salud, la alimentación suficiente, la seguridad, la educación, la vivienda, los servicios básicos, etc., son todos derechos nuestros, derechos que los gobernantes siempre han pretendido conculcar. Y en razón de que todos los intentos para que seamos atendidos y resueltas las demandas plasmadas en los pliegos petitorios entregados cada inicio de año, no han sido suficientes, acudiremos, nuevamente, comisiones representativas a palacio de gobierno a solicitar atención y solución, ahora que las circunstancias, aunque sea medianamente, lo permiten, atendiendo las medidas de seguridad correspondientes ante la pandemia. Nos vemos el próximo jueves 18 de marzo.