BALÓN CUADRADO
Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México.– A los 47 años de edad, Marco Antonio Barrera es un símbolo del boxeo más honorable y aguerrido. Los tres combates que sostuvo ante Erik Terrible Morales representan la cúspide de la pasión y el orgullo. Y han ocupado páginas literarias no sólo de diarios deportivos. Los aficionados las citan como referentes de la historia en este deporte.
“Montados en ese recuerdo”, publica el diario La Jornada, ambos volverán a subir a un cuadrilátero en julio en una función de exhibición en Estados Unidos.
Su retorno coincide con el de otras figuras del boxeo, Julio César Chávez, Mike Tyson, Juan Manuel Márquez y Miguel Cotto. Todas a beneficio de diversas causas.
“Después de la pandemia este tipo de exhibiciones nos ayudan a olvidarnos de estos tiempos difíciles. Y también podemos ayudar a personas que han sido afectadas por esta situación”, comenta Barrera.
“Eso sí”, advierte que se trata de una función de exhibición y no un combate oficial, por lo cual el contacto será más cercano a una sesión de sparring que a aquellos combates intensos que sostuvieron en el pasado.
“No esperen una pelea”, aclara Barrera, “pero subiremos con el respeto que siempre demostramos en nuestros combates. No será un remedo ni nada que falte a la memoria de lo que recuerdan los aficionados”.
En los entrenamientos es frecuente que los golpes y la adrenalina conviertan la preparación en pequeños adelantos de lo que puede ocurrir en un cuadrilátero.
Barrera asegura que habrá momentos de calentura y de golpes fuertes.
“De eso pueden estar seguros. Porque si en las sesiones sparring a veces se calienta uno, claro que habrá momentos que recordarán nuestro mejor boxeo, debido a que nos estamos preparando con mucha seriedad”.
La función permitirá apoyar a peleadores amateurs, el sector más afectado con la disminución de actividades en el boxeo.
Además, está convencido que será una oportunidad para acercarse a un público que no tuvo la oportunidad de verlos en vivo.
Curiosamente, el esplendor de Barrera y Morales coincidió con la desaparición del pugilismo en la televisión mexicana.