BALÓN CUADRADO/Agencias
Jesús Yáñez orozco
Ciudad de México.– Estruendoso silencio caracterizó la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio, edición 32. Lleno de vacío el estadio, huérfano de sus 68 mil aficionados. Amarga alegría, durante casi 200 minutos debido a la pandemia de covid 19. Torneo desolado como nunca en la historia moderna del olimpismo desde 1886, en Atenas. Participarán poco más de 11 mil atletas hasta el 8 de agosto.
Serán 17 días de fiesta deportiva con la esperanza de que algún día la humanidad volverá a acercarse a esa ansiada normalidad. Que para nadie, sobre la faz de la tierra, será similar a lo que se vivió hasta mediados de noviembre de 2019 cuando apareció el primer infectado en Wuhan, China.
A partir de ahí el mundo ya no sería el mismo.
Se convirtió, también, en una suerte de comedia bufa donde los atletas saludaban, agitando sus manos, a un público inexistente y una sonrisa dibujada bajo sus cubrebocas. Dioses y diosas del Olimpo bajo sus uniformes de gala. Eso sí, exorcizaron los fantasmas de la cancelación de un evento que costó 16 mil millones de dólares al gobierno japonés.
El día que Japón había esperado desde el 13 de septiembre de 2013, cuando Tokio fue elegida sede, por segunda vez, de los Juegos Olímpicos de 2020, llegó con la ceremonia de inauguración este viernes, luego de un año de aplazamiento. Historia amarga en comparación con la primera versión de 1964, hace 57 años.
Al centro del estadio fueron desfilando 206 delegaciones de acuerdo al orden del alfabeto japonés. Cerca del final apareció la bandera mexicana izada por la golfista Gaby López y el clavadista Rommel Pacheco, pues como gran novedad las naciones tuvieron a dos abanderados por país, un hombre y una mujer.
El desfile fue cerrado por el local Japón, quien participará en los Juegos con una delegación de 582 deportistas. Los atletas desfilaron con mascarillas, sin poder saltar ni bailar.
Aunque se mantuvieron los tradicionales protocolos como el desfile de las delegaciones y el encendido del pebetero, esta celebración ha sido la más rara de la historia sin la presencia de los espectadores, con la intervención virtual de voceros y artistas.
Cientos de personas se reunieron a las afueras del Estadio Nacional de Tokio con la intención de impregnarse del espíritu deportivo, que hasta antes de la ceremonia de inauguración había pasado inadvertido entre un ambiente de incertidumbre sobre su realización en medio de una emergencia sanitaria, lo que los ha convertido en la edición más caótica y complicada de organizar del magno evento deportivo en la era moderna.
“Espero que, pese a que los Juegos se disputen a puerta cerrada, los deportistas sientan que hay mucha gente que les apoya”, dijo a la Agencia Francesa de Prensa (AFP), Aiko Hirota, una de las personas que esperaban fuera del estadio.
Un pequeño grupo de ciudadanos protestaron por el mantenimiento del evento, portando el mensaje:
“Cancelen los Juegos. Salven vidas”.
El Estadio Olímpico de Tokio esperaba a 68,000 personas. Sin embargo, sólo acudieron algunas personalidades como el emperador japonés Naruhito o la primera dama estadounidense, Jill Biden.
Incluso, algunos de los patrocinadores, como Toyota, Panasonic, Fujitsu y NEC, descartaron su presencia en la ceremonia.
En su discurso, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Thomas Bach admitió que estos Juegos serán “muy diferentes a lo que todos nosotros hubiésemos podido imaginar”, pero destacó que “es un momento de esperanza”.
Reconoció:
“No sabíamos si esta competencia se iba a realizar, batallamos para llegar aquí pero nunca nos rendimos y ustedes están haciendo realidad su sueño olímpico porque son verdaderos atletas olímpicos, inspiran a la comunidad olímpica a pelear como ustedes y para ustedes”.
Expresó su “sincera gratitud a todos los comités olímpicos nacionales, patrocinadores y socios por mantenerse con nosotros, estar juntos, eso nos convierte en una verdadera comunidad”, después de agradecer también a los voluntarios por hacer el evento posible pese a los obstáculos.
En “los Juegos de la pandemia”, trabajadores de la salud fueron parte del desfile con la bandera olímpica, así como en el recorrido de la antorcha al interior del estadio.
Para poner fin a la ceremonia, el encendido del pebetero estuvo a cargo de la tenista Naomi Osaka, cuatro veces campeona de Grand Slam.
La llama olímpica brillará, como una luz de esperanza durante 17 días, hasta el 8 de agosto en la capital nipona.
Más protestas
Un hombre fue arrestado por la policía de Tokio en las inmediaciones del Estadio Olímpico cuando se manifestaba en contra de los Juegos Olímpicos, coincidiendo con la celebración de la ceremonia de apertura de este viernes.
Susumu Yamamoto, de 40 años y residente en la prefectura de Fukuoka (sudoeste de Japón) se encontraba con decenas de manifestantes en el distrito de Shibuya, cercano al Estadio Olímpico, cuando fue detenido por presuntamente obstaculizar la labor del cuerpo policial, según recogió el diario local Nikkei.
El manifestante habría agarrado de la muñeca a uno de los agentes que fueron desplegados durante toda la jornada en la capital anfitriona, según el relato del citado medio.
El manifestante, que guardó silencio durante el interrogatorio, forma parte de uno de los grupos opositores a la celebración del evento que desde la mañana se apostaron alrededor del edificio metropolitano de Tokio para mostrar su oposición con pancartas y consignas contra la competición internacional.
Los manifestantes, llegados de todas partes de la ciudad, marcharon horas antes de la apertura para finalmente apostarse en las cercanías del Estadio Olímpico. Sus gritos fueron audibles durante los primeros compases del evento inaugural debido a la falta de público en el interior del estadio como medida contra Covid.
El panorama ha cambiado. Tokio ganó por primera vez la candidatura para albergar los Juegos en 2013.
Mientras que una candidatura anterior para albergar los Juegos Olímpicos de 2016 fracasó debido a la falta de apoyo público, una encuesta a principios de 2013 encontró que el 73% (10 millones) de los residentes de la capital japonesa apoyaron la candidatura de 2020, muchos de ellos jóvenes.
Aun así, los organizadores anti olímpicos están luchando por determinar la mejor estrategia para aprovechar este descontento. En parte debido a la cultura de protesta de extrema derecha contemporánea de Japón, en parte debido a la historia relativamente reciente de la izquierda de protestas callejeras y violencia política, el activismo callejero en Japón tiene dificultades para recibir atención positiva de los medios de comunicación.
“La gente sólo quiere recuperar sus vidas, no los Juegos Olímpicos”, dijo Shiho Fukuda, fotógrafo y director de cine con sede en Tokio.
“La mayoría de la gente”, agregó, “ha tenido que sacrificarse debido a estos Juegos Olímpicos, y esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo. Por supuesto, los atletas dicen: ‘Deberíamos hacerlo’, pero la gente en general está preocupada”.
Los japoneses ven hipocresía en la decisión de su gobierno de alinearse con el Comité Olímpico Internacional y permitir que más de 15,000 atletas olímpicos y paralímpicos de todo el mundo ingresen a sus ciudades mientras un porcentaje masivo de los ciudadanos locales están desprotegidos.
“Definitivamente es un momento extraño”, dice Ryan Yamazaki, cineasta de documentales que está trabajando en la película oficial de Tokio 2020.
Y los Juegos Olímpicos, agregó, “son algo claro a lo que oponerse. En abril hubo una famosa encuesta pública en la que el 80% dijo que no querían que se realizaran los Juegos Olímpicos. Ahora con el estado de emergencia, sin multitudes y otra ola, la gente se pregunta: ¿Cuál es el punto de esto?”.