Miguel Ángel Casique Olivos
Fracasó la consulta; México da un golpe a la cara de AMLO y de Morena
Al Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) una vez más le fracasó el invento. Su consulta “popular” que apenas logró la participación de 6 millones 544 mil 944 mexicanos, cifra que no son los 30 millones que obtuvo en el año 2018 y mucho menos el 40% del padrón electoral que se necesita para que, esa consulta, fuera vinculante y se aplicara por ley de parte de la autoridad competente. El “invento” morenista, entonces, fue un rotundo fracaso y un golpe muy fuerte, por parte de los mexicanos, a la cara del Presidente López Obrador y a la de Morena, el partido oficial. Además de un revés a uno de los sueños utópicos de un mesiánico que a diario se encuentran con un dique de acero que la terca realidad le impone.
La cifras, con el 98.9% de las actas computadas, son 6 millones 623 mil 549 participantes; 6 millones 473 mil 079 que votaron por el “Sí” y 101 mil 994 que votaron por el “No”; el total de la participación apenas y logrará rebasar el 7% por ciento del total de la lista nominal que es de 93 millones 671 mil 697 mexicanos. Entonces, a pesar de que la mayoría de los que asistieron a votar dijo un sí “para que se tomen acciones para esclarecer decisiones de actores políticos del pasado”, la consulta queda como una anécdota, un sueño guajiro y un rotundo fracaso pues no alcanzó los 37.4 millones de sufragios para hacerla vinculante a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Como era esperarse, ante los resultados negativos, Morena y AMLO de inmediato acusaron al INE y a Lorenzo Córdoba, de sabotear el ejercicio; por ejemplo, se acusó de que se instalaron menos casillas, aunque el trabajo realizado por parte del INE fue bueno porque el organismo realizó, según especialistas y opiniones serias, muy bien su tarea y desplegó todo lo necesario para que la consulta fluyera en orden y se realizara sin contratiempos; pero aún así, la casillas, en la inmensa mayoría de los estados fueron desoladas y la gente no participó como AMLO esperaba, es más ni el mismo votó… ¡vaya!, ¡qué congruencia y consecuencia gubernamental!; incluso, los memes y las burlas inundaron las redes sociales y de inmediato hacían su tarea; por ejemplo, al presentar, en gráficos y caricaturas, que la fila de los tacos de barbacoa era más grande que la de la consulta.
La consulta popular también fue un desperdicio de recursos económicos que muy bien se pudieron usar para atender algunas otras necesidades de la población como la falta de medicina para los niños con cáncer, para comprar más vacunas o para surtir de medicamentos a muchísimos hospitales del país que se han quedado sin ellos o simplemente para brindar más pruebas rápidas para detectar contagios por Covid-19, pruebas que en muchos municipios del país ya escasean. Con esos 528 millones de pesos que constó “el chistecito” se pudo comprar más de un millón y medio de vacunas contra el Covid, reparar los daños ocasionados en Nuevo Léon por la tormenta “Hanna” tras la desaparición del Fonden o destinar ese dinero a más de 6 mil quimioterapias para niños con cáncer.
AMLO y Morena no deben olvidar, ni por error, que el pueblo no es tonto y que los tontos son quienes crean que el pueblo lo es. López Obrador va a tener una semana de preocupación y de coraje interno porque le van a quedar muy pocas ganas de volver a realizar una consulta donde ni sus propias huestes del partido salieron a votar. Pero ante este fallido ejercicio hay más; los malpensados de la política ya ponen en la mesa de discusión, o al menos como duda, por qué razón, apenas hace dos meses, en la elección del 6 de junio Morena ganó en muchos lugares y hoy la gente no participó ¿Será que la estrategia de comprar las conciencias ahora ya no se pudo realizar?, ¿será que el dinero y los recursos derrochados en todo el país para lograr votos en ese junio electoral ya se le acabaron y hoy ya no se pudieron hacer la misma maniobra y compra de votos?.
También esos “mal pensados, fifís y conservadores” comentan que si el tema de esta consulta era de los que más fuerza tenían y podían mover a la población a participar, por la sencilla razón de que podrían vengarse de sus gobernantes anteriores, ¿qué se esperará con otras consultas donde el tema ya no sea de mucho “impacto en la mente” de los mexicanos?, ¿qué más va a idear AMLO para seguir distrayendo, engañando y manipulando a los mexicanos sobre que el país está viviendo una Cuarta Transformación de “bienestar”? Los recursos mediáticos a AMLO se le acaban y conforme avanzan los meses ya es imposible mantener la imagen de un político que logró que 30 millones de mexicanos votaron por él; es imposible creer, por la sencilla razón de que la realidad dice otra cosa, que México progresa y que se atacan los principales problemas de marginación y pobreza; ya es muy imposible creerle al Presidente que el principal problema de México es la corrupción y que en verdad está caminando hacia una Cuarta Transformación; más bien vemos que nuestra nación sigue una transformación de cuarta.
La farsa de gobernar de López Obrador continuará porque en el país sigue incrementando la violencia: homicidios casi las 24 horas; la pandemia: hospitales saturados, sin insumos y con más contagios que en la primera ola pese a estar vacunados y el aumento notorio de la pobreza; desempleo de millones de mexicanos formales e informales, el difícil acceso a la canasta básica y la errónea política social que implementa AMLO. Justo esa misma que, según el análisis de los datos de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (2020), realizado por el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG), no beneficia a los más pobres, son insuficientes, llegan a menos personas y que comete los mismos errores de los sexenios anteriores.
En este sexenio en los hogares más pobres los recursos de programas aumentaron en 30%, pero en los hogares más ricos aumentó a 48%, lo que hace que el 10% de los hogares más ricos se queden con el 8% de los recursos de estos programas. Erróneamente sería aplaudir y defender políticas generadoras de más pobreza disfrazadas de un cambio, y menos si para ello se necesita destruir la base que entonces era “Prospera” que en 2018 llegaba al 18% de todos los hogares y que a la fecha ninguno de los programas (Becas para el Bienestar Benito Juárez o la Pensión a Adultos Mayores) tienen el mismo alcance.
La consulta de AMLO le da un golpe muy duro a la cara de Obrador y se vuelve un símbolo más del fracaso de la 4T; su único objetivo era desviar la conversación para que el hombre de Palacio Nacional evitara ser acorralado con las incógnitas que surgen de su administración y sus decisiones, que no explica porqué la razón no es partidaria del mentiroso. Si realmente se busca enjuiciar a los expresidentes, sus nombres y apellidos debieron aparecer en la papeleta, pero también, como se ha repetido en miles de espacios de la prensa, la Ley no se consulta, la Ley se aplica.
Desde mi punto de vista, amigo lector, la pregunta fue engañosa y tramposa y, al mismo tiempo, este ejercicio también y se usó, en parte, para medir las aguas para preparar la maquinaria política rumbo al 2024. Pero hoy AMLO ya no las tiene todas consigo y los mexicanos deben despertar y darse cuenta, mucho más rápido, para detener a quien está llevando a México un desastre en lo político, económico y social. Por el momento querido lector, es todo.