Miguel Ángel Casique Olivos
La imparcialidad imposible de López Obrador
El “Estado-Gobierno” fue una creación del propio hombre en el correr de la historia de la humanidad, el hombre generó esa idea, le dio forma y luego le dio vida y poco a poco fue haciendo que se convirtiera, en teoría, en un “gran árbitro” imparcial dentro de la sociedad; pero, además, también tenía la ilusión y el optimismo de que ese gobierno iba a brindar tranquilidad, paz y bienestar para todos, sin importar el credo, color o que los individuos pertenecieran y formaran parte de algún determinado grupo social.
Y como el hombre, -definido por Aristóteles, como un “zoon politikón”; o sea, un animal político en referencia a su dimensión social y política y que guarda una diferencia abismal entre el resto de los animales porque él crea y organiza sociedades y la vida de los seres humanos-, ha creado mecanismos, instituciones y órganos que estén por encima de él, pero que son el propulsor del acontecer social, son, en síntesis, herramientas para gobernar y se decida sobre los asuntos de la vida humana y su destino, se entiende, favorablemente.
Esos mecanismos no deberían caer en intereses particulares, jamás deberían ser ultrajados y desde luego tenían y tienen la obligación de actuar de manera imparcial hacia un individuo o hacia un grupo, se entiende que por eso es un mecanismo superior que el mismo hombre engendró y que él mismo tenía que respetar; sin embargo, al pasar de los siglos la sociedad ha ido sumando individuos con intereses mezquinos y, de esa forma, ha sucedido lo contrario de lo que se había propuesto y, ahora, tanto instituciones como órganos de gobierno actúan al margen de sus principios que le dieron vida.
Así, lo que tenía que ser un “árbitro imparcial” se convirtió en un instrumento de los poderosos para dominar y controlar a los débiles y desprotegidos, el gobierno se ha convertido en una institución para defender los intereses de la clase rica, esa que “es dueña” de los grandes medios de producción y que le dan poder, casi “absoluto”, para mantener sumisos, en la pobreza y marginación a los obreros, campesinos, amas de casa, maestros y estudiantes.
Poro esa razón, pensando en que podría tener justicia plena, rápida y expedita, creó los magistrados y los jueces pero estos también se han venido convirtiendo en un fuerte aparato de control y de sometimiento, violando las leyes para que estén al servicio de quienes pueden pagar favores y, en su caso, ir contra los débiles con amenazas. Esto es suficiente para señalar que en México es imposible, aunque debiera ser posible, que exista imparcialidad absoluta del gobierno.
Si en gobiernos anteriores, sobre todo con el PRI, este aspecto de la imparcialidad se trató de cuidar y se buscó el respeto de las instituciones y la autoridad, aunque sea de dientes para afuera, en el primer sexenio de AMLO, Morena y su 4T, las cosas se han salido de control y de cause institucional; lo que estamos viendo es el control del poder de manera absoluta y en una sola persona, en el hombre de Palacio Nacional que siente ser un “ser supremo”, “un mecías” y que todo debe dictar desde sus púlpito mañanero.
Hoy lo que vemos con el Presidente López Obrador es la violación absoluta a esa imparcialidad y la usa, como todo su discurso oficial, con demagogia y pone, sin mayor recato, a todos los organismos e instituciones al servicio de sus intereses; eso pretende al querer controlar totalmente las Cámaras de Diputados o Senadores, la SCJN, la Guardia Nacional o el mismo INE que está siendo muy amenazado por el poder morenista. El gobierno no puede actuar con rectitud e imparcialidad simple y sencillamente porque tienen que obedecer a una clase y esa clase no es la de los oprimidos.
La política de AMLO no solo ha generado crisis económica, política y social; también se ha convertido en una política que reprime y oprime a quien considera sus enemigos, aunque no lo sean, y para eso no duda en echar mano de todo el poder del gobierno y del Estado, el caso más reciente de persecución y amenaza políticas es contra Ricardo Anaya, pero antes ya vimos que metió a la cárcel a Rosario Robles y que ha sido privada de su libertad sin ser sentenciada o juzgada correctamente.
Todos, como buenos mexicanos bien nacidos, debemos evitar que el poder en México se desborde, pero para eso es condición que todos nos unamos, organicemos y estemos prestos para defender los pocos organismos que aún no son sometidos por Morena y AMLO, es necesario de todos los organismos estén por encima de intereses particulares y no se conviertan en un mecanismo de más represión, persecución y castigo político.
México necesita un poder plural y verdaderamente democrático. México ya se dio cuenta que Morena y AMLO nunca representaron ni representarán los intereses del pueblo pobre aunque digan lo contrario. Hay que dar verdadero poder al pueblo y a los ciudadanos, y para eso hay que prepararnos y estar listos porque las elecciones van a continuar y en ese momento es cuando tenemos que colocar a Morena y AMLO en el bote de la basura de la historia. Esa es la tarea que pronto va a llegar. Por el momento, querido lector, es todo.