Arturo Zárate Vite
El partido Movimiento Ciudadano (MC) se ha convertido en un fenómeno de la política nacional, avanza y sin preocuparse por hacer alianzas con otras organizaciones. Parece aplicar el dicho popular de que más vale solo que mal acompañado. Ha decidido no juntarse con quienes se han desgastado y desacreditado en el ejercicio del poder.
La clave ha sido su selección de candidatos, postular o buscar gente con aceptación popular, que por su estilo, personalidad y propuesta conecten con la sociedad, rompan con viejas prácticas de hacer política, promesas incumplidas, largos rollos o expresiones cantinflescas.
Sin hacer mucho ruido, a partir del próximo octubre gobernará los dos estados más importantes después de la Ciudad de México. Ya tiene Jalisco desde el 2018 con Enrique Alfaro y pronto tomará posesión Samuel García en Nuevo León, sede habitacional de la cúpula empresarial del país.
MC se ha especializado en tiros de precisión para nominar candidatos, con buen ojo para seleccionar a quienes en otras organizaciones son desaprovechados, desairados y relegados. Todavía está lejos de ser la primera o segunda fuerza política.
Ha sabido capitalizar ese descontento, abrir sus puertas con oportunidad y cobijar a quienes pueden redituarle votos y hasta ganar una elección. El método le ha funcionado. Comprobó en 2018 que la alianza con partidos desgastados no fue lo mejor.
Supuso que aliados PAN, PRD y MC podrían llevar a la presidencia a Ricardo Anaya y se equivocó.
En proporción, en este 2021 le fue mucho mejor en las elecciones que al PAN-PRI-PRD. Nuevo León es otro de sus grandes logros y en automático el ganador Samuel García se inscribe para competir por la candidatura presidencial en 2024, aunque le puede pesar la triangulación de recursos en su campaña, acusado por el INE y por lo que impuso a su partido multa de 28 millones de pesos.
De cualquier manera, ya son dos cartas: Samuel y Alfaro.
Además, tiene en formación un cuadro que, si cuida y guía, podría convertirse en una alternativa más para la sociedad mexicana, quizás no en la próxima elección, sino en la siguiente, la de 2030.
Se trata de Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del asesinado (1994) candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Donaldo, de 36 años de edad, ha demostrado la imagen y aceptación que tiene en Monterrey, ganó la presidencia municipal por amplio margen, con ventaja de más de diez puntos sobre el segundo lugar.
Lo ha dicho, quiere crecer por sus propios méritos, por eso desairó el ofrecimiento que le hizo el PRI (partido donde militó su padre) para ser legislador, apenas cumplió la mayoría de edad.
Ante los resultados obtenidos, MC seguiría con dicha fórmula, de ir solo a las competencias, sobre todo en lugares donde perciba que el perfil de sus candidatos es ampliamente aceptado.
Descubrió que la población quiere caras nuevas y es lo que procura ofrecer, a diferencia de los viejos partidos acostumbrados a doblarse ante intereses cupulares y nominar a los de siempre.
También ha tenido el tino de modificar el nombre del partido, empezó hace veinte años como Convergencia y ahora es Movimiento Ciudadano, dos palabras más cercanas y familiares a la sociedad.
En un principio, dio la impresión de ser egoísta al rechazar alianzas en 2018 y hasta arriesgado para la conservación de su registro. Sin embargo, probó que puede solo y así pretende participar en el 2024.
@zarateaz1
arturozarate.com