Las complicidades del crimen organizado y el gobierno son más que evidentes, cómo puede ser posible que un presidente municipal sea un criminal en potencia, que haya sido denunciado en su momento, incluso, como sospechoso de homicidio y nadie del gobierno, de sus superiores, en este caso el gobernador no supo nada.
Lo que ahora sucede en el estado de Guerrero no es nada nuevo, las tumbas con cadáveres ya han sido motivo de noticia en Tamaulipas, las matanzas en las que dejan los cadáveres en principales avenidas y a plena luz del día, nos recuerdan a Veracruz y bueno, Michoacán es el estado prototipo de la connivencia entre el crimen organizado y el gobierno ¿cómo es posible que los delincuentes estuvieran prácticamente apoderados del Puerto Lázaro Cárdenas y nadie, sí, nadie ni del gobierno municipal, estatal y federal se enteraron?
En las criminales componendas no están al margen ninguno de los partidos políticos, no están al margen funcionarios de los tres niveles de gobierno que tienen el poder de decisión, esto porque desde hace mucho tiempo los políticos ponen por encima de los intereses de los gobernados, su permanencia en el poder; así, han llevado a la práctica aquello de que “hay que proteger al que sale porque nos puede descobijar a todos”.
Hemos escuchado el enojo del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, sobre el caso Guerrero ha dicho que se llegará hasta las últimas consecuencias caiga quien caiga, que se tienen que encontrar a los estudiantes ahora desaparecidos presuntamente por policías municipales, que eran el brazo armado del grupo criminal que estaba por encima de las autoridades.
Lo anterior es en el caso Guerrero… ¿y Michoacán, y Veracruz, y el estado de México donde los empresarios y comerciantes organizados, se quejan todavía de los “derechos de piso” que les cobran grupos criminales?
Si en verdad se quiere lograr un cambio en este México que ha sido violentado por grupos criminales al amparo del poder, se hace necesario imponer la ley y la justicia, como dice Peña Nieto, “caiga quien caiga”, pero de manera general iniciando desde los alcaldes que muchos de ellos se roban los presupuestos y nadie dice nada; de funcionarios que elevan el valor de las obras y en muchos casos, ni siquiera las llevan a cabo; pero todo debe iniciarse desde el burócrata de último nivel encargado de las compras en las instancias municipales, donde una caja de galletas las compra hasta en diez veces su valor y terminar sí, con gobernadores que únicamente llegan a saquear las arcas y se llevan el dinero a sus cuentas personales, cuando debería ser para mejorar las condiciones de los gobernados.
Algo de lo que más ha dañado a México es la impunidad que se práctica en los diferentes niveles de gobierno, porque sin esa impunidad cómplice, la corrupción no tendría razón de ser, pero en muchos casos funcionarios públicos que hicieron mal uso de los dineros, llegan a un acuerdo, regresan lo robado y se les permite seguir en el “juego político”.
La política es una ciencia que no debería estar tan desprestigiada, sin embargo en México, se ha hecho de la política la más fácil manera de enriquecerse de manera que es un insulto para los gobernados; porque si bien hay quienes son ricos de abolengo, la gran mayoría de políticos municipales, estatales y federales, no podrían justificar el enriquecimiento, ese sí “inexplicable.
Enrique Peña ha logrado reformas que al tiempo pueden ser benéficas para los mexicanos, sin embargo no debe cerrar los ojos ante la criminalidad que se ha apoderado del país y que pone en evidencia su periodo de gobierno, en la actualidad las condiciones de inseguridad y violencia que se padecen en México, son conocidas en todo el mundo, incluso, hay países que recomiendan a sus ciudadanos que no visiten tal o cual estado de la república mexicana.
Se han llegado los tiempos en que la ley no debe ser letra murta, los funcionarios encargados de impartir justicia deben asumir los costos, no es posible que un grupo de manifestantes incendien las instalaciones municipales de un gobierno, luego un inmueble legislativo y no haya culpables de los hechos; en la actualidad la policía se ha concretado a ver como esos manifestantes secuestran camiones y en algunos casos los incendian ante la mirada cómplice de los uniformados y la consigna temerosa del gobernante que teme ser acusado de represor y terminar con su carrera política; si los funcionarios no van a asumir los costos de las acciones que se requieren en este momento, es lamentable decirlo, pero muy poco se va a poder hacer.
La situación por la que pasa el país ya no puede permitir que el pueblo en sus espaldas siga cargando la indiferencia de gobernantes irresponsables, la lacerante miseria, la falta de oportunidades; el pueblo mexicano está cansado y los brotes de violencia están a la orden del día; la guerrilla asoma la nariz y ello puede despertar a otros grupos guerrilleros extremistas que ahí están y que el mismo gobierno sabe dónde.
Se hace necesario la aplicación de la ley “caiga quien caiga”; poner fin a la impunidad y hacer políticas públicas que respondan a las necesidades de los gobernados; Enrique Peña dice que lo va a hacer en el caso Guerrero… y el resto del país.