Comentario político del periodista Raymundo Medellín para el programa radifónico Hablando Claro de Radio expresión México que conduce Manuel Aparicio.
Cuando en el año de 2017 un reportaje periodístico dio a conocer que la empresa constructora brasileña Odebrecht, había pagado 10 millones de dólares a quien fuera director de Pemex de Enrique Peña Nieto, Emilio Lozoya Austin, con el fin de ganar una licitación con valor de 115 millones de dólares, nunca se pensó que aquello fuera el motivo para que el ahora ex secretario director de Pemex, terminara confinado en el Reclusorio Norte.
Ya desde un año antes, 1916, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos había dado a conocer que Odebrecht aceptó que pagó 788 millones de dólares a funcionarios de 12 países, entre los que estaban Brasil y México.
(Fotografía France 24)
Emilio Lozoya fue detenido en Málaga, España, para luego ser extraditado a México, siempre contó con la velada pero muy notoria protección de las autoridades mexicanas, incluso en los primeros minutos en México, no se sabía si había sido llevado a algún reclusorio, o se encontraba siendo atendido en algún hospital.
En sus primeras declaraciones dijo que no existían elementos para inculparlo sobre soborno alguno de la firma brasileña y afirmó, que iba a defender su buen nombre y su reputación.
Es evidente que Emilio Lozoya llegó a un acuerdo con las autoridades mexicanas, en este caso con la Fiscalía General de la República, a cuyo frente se encuentra Alejandro Gertz Manero, donde se comprometió a involucrar a otros políticos de la administración de Enrique Peña Nieto, principalmente al mismo Peña Nieto y al entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray, se convirtió así en “Testigo protegido”, un testigo protegido que no ha dado respuesta a lo que prometió, ya que todo parece indicar que no tiene las pruebas contundentes para involucrar a otros político.
(Fotografía Efekto TV)
Respecto al soborno, Odebrecht dijo ante autoridades norteamericanas que sí entregó el millonario soborno en dólares a Emilio Lozoya, pero que desconocen que hizo él con el producto del soborno.
Emilio Lozoya no ha involucrado a nadie, lo que robustece la idea de que él se quedó con el dinero, como así lo ha dicho el panista Ricardo Anaya; en cuanto a la protección que Lozoya ha recibido de parte del gobierno federal, únicamente es recordar como el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador cuando se ha referido a Lozoya lo llama “señor”, e incluso lo ha considerado “patriota”, por su supuesta colaboración para combatir la corrupción.
Lo que queda claro con la entrada de Emilio Lozoya al reclusorio, es que la Fiscalía y Gertz Manero, son los brazos ejecutores de la Cuarta Transformación, para quienes no se sometan a los caprichos del presidente; un caso concreto de la justicia selectiva que aplica el gobierno federal, es el caso de Rosario Robles.
Es evidente que Emilio Lozoya recibió el millonario soborno en dólares, se quedó con ellos y no tiene las más elementales pruebas para poder involucrar ni a Luis Videgaray y mucho menos, a Enrique Peña Nieto.
Esta administración federal pasará a la historia por el uso faccioso que le dio a la ley y a la justicia.