Miguel Ángel Casique Olivos
Espartaqueada Cultural; un canto para el pueblo, un grito de protesta.
En el país y en el mundo entero al ser humano se le siguen arrebatado casi todos sus derechos; se le niega el derecho a tener buena salud, educación de calidad, vivienda digna, empleo o salario bien remunerado, etc.; en los últimos dos años también se le ha estado arrancando el derecho a la vida, pues millones de seres que habitaban el planeta perecieron ante la inacción de una parte de gobiernos de las naciones que no tomaron medidas, a tiempo y adecuadas, ante la pandemia generada por el Covid-19.
Otros de los derechos que tienen que ver con el disfrute, deleite y goce espiritual a través de las bellas artes, también han sido negados y conculcados simplemente porque la inmensa mayoría de la clase trabajadora no tiene acceso a la cultura y al arte, no puede acudir a los grandes centros como el “Palacio de Bellas artes” en México, porque los costos del boleto para presenciar una danza, un canto o una ópera cuesta casi lo mismo o mucho más (entre 800 y 5,000 pesos) de lo que obtiene un trabajador como salario durante una semana.
En México es muy preocupante que la tendencia a reducir el gasto en la cultura sea ya una constante, prácticamente, de seguir las cosas así, en unos años en el país no habrá cultura o seguirá siendo más elitista, solo para los ricos o más ricos. Esto es así porque el presupuesto aprobado por el gobierno Federal va a la baja en los últimos años. Hubo recorte en el año 2019 de más de mil millones de pesos; al siguiente año, en 2020, el presupuesto subió en en un 2%, pero en subsidios, gastos de operación y otras actividades culturales, se redujo hasta en 40%.
Para el 2021, ya con tres años de mal gobierno morenista, la reducción de recursos a la cultura seguía. Si además comparamos los 18 mil 400 millones de pesos asignados a la cultura por López Obrador, la reducción llega al 5% menos que el último año de Peña Nieto y un 35% menos que el de Felipe Calderón. México es de los países latinoamericanos que menos invierte en cultura; “nuestro” gasto es del 0.12% del PIB; incluso el gobierno de la 4T argumenta que se reduce porque es “necesario” invertir en programas sociales, recurso que ni en este rubro se ve su destino.
En este contexto de poca inversión del gobierno Federal hacia la cultura, cobra verdadera importancia y trascendencia que grupos y organizaciones sociales como el Movimiento Antorchista, con presencia en todo el país, promueva e impulse el arte y la cultura con magnos eventos como la Espartaqueada Cultural 2022, que por segundo año consecutivo se realiza de manera virtual, desde el sábado 2 de abril y concluirá el sábado 9 del mismo mes; y es que Antorcha, en voz de una de sus organizadoras principales, la Doctora Soraya Córdova, sabe que “en tiempos como los que vivimos ahora, declamar, tocar un instrumento y bailar, son un acto revolucionario, es un acto de protesta ante un gobierno que le ha apostado más a la compra de conciencias y de voluntades que a la educación de su pueblo”
Hoy, a más de tres décadas de surgimiento, las Espartaqueadas ya se han convertido en un referente artístico y cultural entre la juventud mexicana; el hecho no es para menos si recordamos que en las últimas ediciones presenciales lograron reunir, -en la Atenas de la Mixteca, Tecomatlán, Puebla-, a más de 25 mil artistas durante una semana y los espectadores se han estimado en alrededor de unas 100 o 150 mil personas de manera presencial o con las transmisiones, vía internet y redes sociales, de los encuentros.
El arte le pertenece al pueblo y tiene sus raíces más profundas en la entraña misma de las vastas clases trabajadoras; el arte debe ser comprensible para esas masas y elevarlas a otro nivel cultural y, por esa vía, contribuir a su educación haciéndolas más sensibles para darse cuenta de su situación y poner manos a la obra para emprender acciones con el claro objetivo de modificar su situación económica, política y social. El arte debe unir los sentimientos, el pensar y la voluntad de los proletarios y elevarlos; los artistas los despiertan y les transmiten emociones, porque el pueblo educado y organizado, -que son los obreros, campesinos, colonos, estudiantes, maestros, etc.-, será él mismo quien cambie su situación para alcanzar la libertad como clase trabajadora.
Los miles de artistas que han visto en el Movimiento Antorchista una organización con objetivos claros para desarrollar la cultura y el arte, han emprendido esa gran tarea, llevar a los hombres y mujeres cultura y arte para sensibilizarlos, despertarlos y que se den cuenta que una vida de bienestar y justicia social es posible. La tarea de estos artistas va más allá de un arte elitista o de negocio, ellos son, en su gran mayoría, la esencia del pueblo porque son hijos de obreros, campesinos o colonos, ellos se siguen lanzando hacia adelante llevando arte a la población mexicana más empobrecida y que ha sido la más abandonada por sus gobernantes.
El Antorchismo Nacional, con los cientos de grupos culturales sembrados desde Baja California hasta Yucatán, con miles de jóvenes artistas, hombres y mujeres en la “flor de la vida”, se han echado sobre los hombros la grandiosa y noble tarea de regresar el arte y la cultura al pueblo, ese pueblo que romperá, más temprano que tarde, las cadenas que lo someten, empobrecen y estrangulan a diario. El ágape artístico que se vive en la Espartaqueada Cultural, del 2 al 9 de abril, es un canto para el pueblo y es un grito de libertad al que todos los mexicanos, sin distingo de color, nos tenemos que sumar. ¡Muchas felicidades Comisión Cultural antorchista por este gran banquete cultural! Por el momento, querido lector, es todo