Miguel Ángel Casique Olivos
Desempleo, la calamidad que persigue a los mexicanos
La mala estrategia para combatir y controlar la pandemia de Covid-19 no solo cobró la vida de miles o quizá millones de mexicanos, sino también generó otros males como el incremento del desempleo abierto que, según especialistas, ha ascendido a 4.1 millones de personas. La cifra más reciente de desempleados fue de 642 mil 334; y es superior a la que se produjo después de febrero de 2020, cuando comenzó el calvario de la pandemia.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), aplicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el desempleo en México se debe a varios factores. Uno de ellos fue el confinamiento sanitario durante varios meses de 2020 y pese a que el mercado inició su proceso de recuperación ese mismo año y, en 2021, ésta ha sido insuficiente para satisfacer las demandas de empleo de la Población Económicamente Activa (PEA), formada con alrededor de 59 millones de personas mayores de 15 años. En nuestro país son muy pocas las esperanzas de que los ingresos familiares aumenten debido a que los salarios son muy bajos, los “aumentos” salariales son ínfimos y el alza de los precios de las mercancías básicas es permanente.
La “cuesta de enero”, por ejemplo, sigue a pesar de que vamos en el cuarto mes del año, lo más probable es que se alargue hasta finales de 2022 y que la inflación, la más alta en 20 años, provoque una mayor pérdida en el poder adquisitivo de los salarios y menos puestos de trabajo. Los testimonios de madres y padres de familia que llegan son desgarradores, porque en ellos prevalecen las quejas de que no tienen dinero para comprar lo mínimo; que cada vez adquieren menos productos; que el costo de
éstos es mayor y que son de baja calidad. Si las mercancías de la canasta alimenticia carecen del valor nutritivo necesario, ello trae, sin duda, repercusiones para la salud de los mexicanos, especialmente para el crecimiento y el desarrollo mental de niños y jóvenes.
El desempleo es grave y creciente porque a pesar de que existe una recuperación casi completa del empleo formal, la tasa de desempleo no se equipara a la de marzo de 2020 cuando era del 2.7 por ciento. La inflación, en alza constante durante varios años, ha alcanzado el 7.35 por ciento, concentra aun más la riqueza en pocas manos y produce más desigualdad y pobreza en la mayoría de la población.
Se quiso recuperar el empleo formal pero olvidaron o evadieron que cada año se incorpora a la PEA un millón 200 mil mexicanos, quienes por su edad para trabajar demandan empleos que no encuentran en ningún lugar, simplemente porque no existen. Esta situación se debe a que en 2020, cuando la pandemia golpeó más fuerte, la producción nacional cayó 8.3 por ciento debido a que las empresas mexicanas no trabajaron a su máxima capacidad, y a que el Presidente de México se negó a apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Pero lo más preocupante es que, pese a que el mercado de trabajo se halla en proceso de recuperación, la brecha laboral va ampliándose con la existencia de un número cada vez mayor de personas desocupadas, inactivas y subocupadas (las que trabajan jornadas reducidas) y que los tres millones de mexicanos en esta situación, así como las empresas que pudieran ofrecerles empleo, no encuentran todavía una respuesta positiva del actual Gobierno Federal.
En suma: en el país hay al menos 15.6 millones de personas que tienen necesidad de un empleo; y, hasta el momento, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no dispone de una política adecuada para resolver este gravísimo problema, en tanto que los precios de los productos alimenticios de la canasta básica se encarecen, golpeando cada vez más fuerte a los bolsillos de las familias, arrebatándoles el pan de la boca y condenándolas a padecer hambre. Por el momento, querido lector, es todo.