El historiador de la ciencia puede ser tentado
a exclamar que cuando cambian los paradigmas,
el mundo mismo cambia con ellos.
Thomas Kuhn
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
A López Obrador le sale muy bien el personaje que se martiriza, el que es víctima de injusticias y aguanta, luego se sobrepone y se convierte en representante de los desvalidos “por el bien de todos, primero los pobres”, el que lucha por ellos poniendo en juego su integridad y hasta la vida misma, así está construido el Pejelagarto, el que muestra la cartera con sus 200 pesos, el que no usa tarjetas, el que no sabe llenar un cheque, esas son características de un caudillo que lo entendió el día en que Fox lo desaforó, se fortaleció en la elección del 2006 con el supuesto fraude de Calderón, creció en el 2012 con la corrupción de Peña Nieto y se encumbró en el 2018 con el agotamiento de los partidos políticos.
Aunque diga López Obrador “no me vengan con el cuento de que la Ley es la Ley”, la realidad es que se le entregó un país de instituciones, claro que la mayoría debe ser perfectible, se debe eliminar los vicios y la corrupción, pero eso en los tiempos de la 4T no ha pasado, por el contrario, se está agudizando. A ellos no les gusta la rendición de cuentas ahí están los señalamientos de la ASF, le molestan las autonomías por ello los feroces ataques y la demolición de esos organismos, las críticas le duelen tanto que quisiera callar a periodistas, activistas y aquellos que no estamos a favor de un proyecto sin pies ni cabeza.
(Fotografía El Universal Puebla)
López Obrador está empecinado en pasar a la historia como uno de los mejores presidentes, no va a suceder, por ello y para dar continuidad a su proyecto y hacer como que dejará un México mejor, necesita doblegar al INE y esa embestida comenzó desde su llegada, pero con el cierre de las casillas en la revocación de mandato, inicia la operación para ir contra el consejero presidente Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes han aguantado estoicamente hasta las majaderías y amenazas como las de Félix Salgado Macedonio, Claudia Sheinbaum y los desplantes de Adán Augusto.
Para el 2024 a López Obrador y su 4T le conviene un árbitro infiltrado con consejeros que coman de su mano, prefieren eso que entregar buenas cuentas e ir a un ejercicio democrático con piso parejo, con todo y que la oposición no pinta, en Palacio Nacional no quieren fallas a pesar de que las encuestas les dan como ganadas cuatro de las seis gubernaturas que estarán en juego en unas semanas, por ello los discursos del presidente, de Adán Augusto, de Claudia Sheinbaum contra el INE, los ataques son sistemáticos y arreciarán.
Como estará la cosa que todavía no cerraban las casillas de la revocación de mandato y el vocero Jesús Ramírez Cuevas, ya advertía que, si la consulta es anulada, el proceso debe repetirse y con “cargo al presupuesto del INE”. La encomienda es clara para Mario Delgado, el presidente López Obrador quiere su reforma electoral, la cabeza de Córdova y Murayama, si por ellos fuera Manuel Bartlett organizaría la elección del 2024… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
La candidatura de Claudia Sheinbaum se tambalea, no alcanzó la cuota en la revocación de mandato.
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Hasta la próxima.