BALÓN CUADRADO
Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México.- Golea la ira a aficionados, tras cruzazuleada 0-7 ante América. “Mercenarios”, “Mancharon la historia y no hay perdón”, “Cata y Baca, se jubilan o los jubilamos”. Los tambores de guerra, después de la histórica goleada ante las Águilas, resonaron ayer en La Noria. “Los futbolistas ganan demasiado, entrenan poco y ni siquiera se aplican en hacer lo que les corresponde”, criticó ayer el diario La Jornada.
Cerca del mediodía, un grupo de entre 20 y 30 aficionados, algunos identificados como integrantes de la barra Sangre Azul, protestaron con mantas, cánticos y amenazas hacia a los jugadores por la imagen mostrada el pasado sábado en el estadio Azteca.
El conjunto de Cruz Azul atraviesa una crisis después de su último partido disputado en la Jornada 10 de la Liga MX -donde perdió ante América-. Pocas horas después fue cesado el estratega uruguayo, Diego Aguirre. El año pasado, después de 23 años de sequía, albiceleste consiguió su séptima corona de su historia.
“Si huevos les faltan, huevos les traemos”, desafiaron, rabiosos, los más radicales, mientras los elementos del primer equipo eran forzados a detener sus autos en la puerta de salida.
Para el periódico La Jornada, en su editorial de todos los lunes sobre el balompié, ácido, lanzó:
“Los seguidores de La Máquina creyeron haber probado la desgracia y toda clase de sinsabores durante casi un cuarto de siglo, sentíanse curtidos y, a partir del Clausura 2021, sonreían puestos de cara al sol, listos para vivir la otra cara de la moneda, convencidos de que no hay mal que dure cien años”.
No obstante, agregó, el sábado comprendieron que el título logrado por Juan Reynoso “fue sólo una tregua, un breve paréntesis”.
La nueva directiva, abundó, “resultó pan con lo mismo, el caos. La parcialidad cementera da vigor, vigencia y certeza a la corriente filosófica de Arthur Schopenhauer: la vida es sufrimiento. Abrazar el color celeste es estar dispuesto a soportar las peores humillaciones, como ese calamitoso 7-0 que taladró un orgullo maltrecho”.
Siguió, como hilo de media corrido:
“Daban vida a la ilusión tras un buen arranque de torneo, hasta que Santiago Giménez emigró a Europa y los dejó en la más cruenta orfandad. Luego les quitaron al directivo Jaime Ordiales, el vestidor se partió y los jugadores le tendieron la cama al técnico Diego Aguirre –no se puede concluir otra cosa ante tanta indolencia, falta de profesionalismo y dejadez en la cancha–, el portero colaboró al menos en dos goles”.
“¡Esto no es Chivas, (Alejandro) Mayorga! Si no quieres jugar aquí, ¡vete de una vez a Boca Juniors, (Ángel) Romero!”
El pequeño ejército se enquistó de tal manera en las instalaciones del club que quitarlo implicaba tomar medidas más feroces.
“Sentimos una gran pena. Si ustedes nos exigen, están en su derecho. Lo que nos queda es tragarnos esto y aceptarlo”, respondió José de Jesús Corona, uno de los capitanes del equipo, en un diálogo acalorado con quienes le exigieron mostrarse como líder.
Y reviró:
“Yo me parto la madre, sigo haciendo todo lo que hacía anteriormente. De ahí en más, las decisiones de que juegue o esté en la banca no me corresponden”.
Aunque no hubo violencia física, el intento del grupo más radical de dañar los autos de los jugadores rozó los límites.
“¡Toma, porque te hacen falta!”, reclamó una aficionada en medio de la turba, colocando un par de huevos por encima del parabrisas del peruano Luis Abram, señalado como uno de los máximos responsables de la goleada.
Otro de ellos fue Uriel Antuna, quien salió a bordo de su BMW con el cofre estrellado por un blanquillo.
“’¿A qué te comprometes, Antuna? No queremos que camines, sino que se vean los huevos. ¡Discute tu salario, porque ya no estás en Chivas!”, se escuchó decir a su paso.
Fue tal la efervescencia que ni siquiera un histórico de Cruz Azul, como el ex portero Óscar Conejo Pérez, integrante del cuerpo técnico pudo seguir de largo.
“No podemos esperar. Lo que necesitamos es un castigo para (Sebastián) Jurado… pinche manos de mantequilla. ¡Enséñale, Conejo! ¿Cuántos años tienes?”, le recriminaron.
El Conejo será parte del cuerpo técnico que acompañe a Raúl Potro Gutiérrez en el próximo encuentro ante el Querétaro en el estadio Azteca, además de Marco Antonio Sánchez Yakuta.
“En este momento no estamos bien, pero necesitamos su apoyo”, excusó el ex guardameta sin perder la calma, a lo que otros seguidores respondieron:
“¡No seas cabrón, Conejo si el apoyo lo tienen siempre! Ahora esperamos resultados”.
Ante el riesgo de ser agredidos, Julio César Domínguez, Sebastián Jurado y Rafael Baca abandonaron La Noria por una puerta alterna.
El presidente Víctor Velázquez, por su parte, lo hizo antes de que el clima se desbordara.
“Dile a Cata que ya no lo queremos aquí, que ya estuvo suave. Se dedica a hacerse pendejo igual que Baca. Estamos comenzando de una forma tranquila, pero si siguen como ellos esto va a terminar de otra manera”, advirtieron algunos barristas al paraguayo Juan Escobar ante la mirada de los pocos elementos de seguridad.
La única ovación se la llevó el uruguayo Ignacio Rivero, a quien incluso le abrieron paso con un fuerte “¡Olé, olé, olé, Nacho, Nacho!”.
Una vez confirmada la salida de todo el plantel, la protesta terminó con una tregua momentánea.
Según los asistentes, el primer paso es sacar a La Máquina del penúltimo lugar de la Liga Mx y cortar la racha de cuatro derrotas consecutivas. Después, los resultados serán el termómetro de lo que pueda ocurrir en La Noria.
(Con información del diario La Jornada y portal Infobae)