“Nadie es indispensable en el Partido de la Revolución Democrática”, frase de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano cuando Porfirio Muñoz Ledo salió del PRD; frase que le podría ser aplicada al ingeniero ahora que ha decidido irse del partido amarillo.
A Cuauhtémoc Cárdenas se le olvidan muchas cosas a conveniencia, por ejemplo, se le olvida que la elección en la que resultó triunfador Carlos Navarrete Ruiz ha sido una de las menos cuestionadas y que contó con la participación del Instituto Nacional Electoral, quienes la calificaron como una de las elecciones internas de partido más transparentes; claro tuvo sus “asegunes”, pero fueron mínimos.
Cuauhtémoc Cárdenas se comportó con una actitud pusilánime; no quiso competir democráticamente en la elección interna del PRD y sí pidió ser el candidato de unidad, pero sus canicas no le alcanzaron y su incondicional, Alejandro Encinas, perdió ante Carlos Navarrete; ante ello, Cuauhtémoc Cárdenas buscó una salida del PRD que a él le resultara digna, aunque dejara atrás su tan llevado y traído “espíritu democrático”; pidió la renuncia del líder de su partido, Carlos Navarrete, quien llegó a la presidencia del PRD mediante una elección que, como anteriormente dijimos, democrática; el mismo Cárdenas sabía que la salida de Carlos Navarrete de la presidencia del PRD agudizaría más los conflictos internos que se viven en ese partido, principalmente por corrientes como la de Dolores Padierna y René Bejarano, quienes están ahí como buitres esperando a ver que le llevan a su “patrón” Andrés Manuel López Obrador.
Y Volviendo a los olvidos convenencieros del ingeniero Cárdenas, se le olvida que quien influyó de manera determinante en que el alcalde de Iguala fuera candidato no fue precisamente Carlos Navarrete, sino Marcelo Ebrard; eso se le olvida como también sabe que los errores del PRD no pueden ser responsabilidad del dirigente que tiene unas semanas como presidente, se le olvida que el mismo PRD ha tenido errores en los que él guardó cómplice silencio como los de la administración de Leonel Godoy como gobernador de Michoacán, quien propició el crecimiento de los criminales denominados “La Familia Michoacana”, que luego se convirtió en Templarios, mismos a los que pertenecía el medio hermano de Leonel Godoy y que fue ingresado al Congreso en la cajuela del auto de Alejandro Encinas, para que protestara y obtuviera el fuero legislativo para no ser detenido y claro, se olvida su mismo paso por la gubernatura de Michoacán, donde se decía que no era él quien gobernaba, sino su señora madre doña Amalia Solórzano y si eso no fuera suficiente, su paso por el gobierno del Distrito federal ha sido el peor evaluado.
Cárdenas Solórzano sabía que nada podía hacer contra la actual dirigencia del PRD, por la gran cantidad de consejeros que votaron a favor de Carlos Navarrete y que seguramente no votarían en contra, por lo mismo y aunque una semana antes había dicho que no se iría del PRD, tomó la decisión a que lo llevó su intransigencia.
Cuauhtémoc Cárdenas fue responsable de la salida de importantes prospectos del PRD, entre quienes recordamos a José Woldenberg, Jorge Alcocer, Rolando Cordera y Gilberto Rincón Gallardo, quienes eran considerados parte importante del pensamiento ideológico del partido. Luego el PRD trataba de quedar bien con el Ejército Zapatista, cuando en repetidas ocasiones el sub comandante Marcos les mostró su desprecio.
Cuauhtémoc Cárdenas puede ser una figura política con seguidores importantes, sin embargo carece de una estructura necesaria para integrar una fuerza que se convierta en partido, por lo mismo, quienes dicen que se irán del PRD ya lo están pensando, porque con el partido tienen dinero y oportunidades; sin el partido, no tienen nada.
Por todo lo anterior, la crisis que vive el PRD es pasajera y ahora más que nunca, Carlos Navarrete tiene el compromiso de cambiar el rumbo que habían impuesto al partido los chuchos, Jesús Zambrano y Jesús Ortega.
En cuanto al ingeniero, le recordamos que en sus propias palabras un día dijo: “nadie es indispensable en el Partido de la Revolución Democrática