· Desde la CNDH, hasta la ignominia con el oclócrata Andrés Manuel López Obrador
Blas A. Buendía
Además de ignorancia y gran dosis de servilismo, la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) —que para los acérrimos críticos del actual sistema oclocrático de gobierno de una izquierda inexistente—, tiene una visión torcida de la historia.
Con una demostración de exceso de servilismo, Rosario Piedra Ibarra, presidente de la CNDH —designada por el Ejecutivo el 16 de noviembre de 2019—, violó la Constitución General de la República, al entrometerse en la obsesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Doña Chayo hizo un lastimoso llamado —mucho muy erróneo al “pueblo bueno y sabio”—, a transformar al Instituto Nacional Electoral y deje de ser un “instrumento parcial de sabotaje de la voluntad del pueblo.
Doña María del Rosario, arribó a esa institución por capricho presidencial, sin tener al perfil adecuado para la defensa de las personas que son atropelladas por las decisiones insensibles de las propias autoridades.
La llegada de Rosario a la CNDH estuvo viciada de origen, toda vez que no fue como mandata la ley —el voto de los dos tercios de los senadores—, sino por capricho del presidente comunista López Obrador.
A la hija de la histórica Rosario Ibarra de Piedra, le faltaban dos votos para alcanzar la mayoría calificada para el nombramiento.
Desde que tomó posesión de esa oficina, demostró que tiene un diez por ciento de capacidad y un noventa por ciento de lealtad ciega, o de envilecimiento hacia su patrón, el tabasqueño Obrador.
Su entreguismo raya en el cinismo y es obligación del mismo Congreso de la Unión, junto con las Barras de Abogados, demandar su renuncia irrevocable ya que, desde que asumió la presidente de dicha Comisión, nunca ha funcionado sino más bien, se le observa como un florero más del montón de basura que embiste al Ejecutivo federal cuando anda en gira de “trabajo” por el interior de la República, luciendo un macetón en su cabeza, que pese a todo estas cualidades, la señora Piedra tiene los antecedentes y los méritos necesarios para permanecer en el equipo del safio tabasqueño.
Es decir, fue esposa de Germán Segovia Escobedo, quien fue uno de los principales miembros del llamado Frente Nacional Contra la Represión; participó en el secuestro de un avión de Mexicana de Aviación, y conducido a la isla de Cuba.
En la nave viajaban los hijos de quien fuera gobernador del estado de Nuevo León, Luis Marcelino Farías. El hecho llevado a cabo con violencia, fue el 8 de septiembre de 1972.
Para liberar la nave, la exigencia fue la libertad de varios detenidos de la mencionada organización subversiva, capturados en relación con un asalto bancario ocurrido en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.
Los miembros de ese grupo subversivo detenidos, fueron puestos en libertad y trasladados al bunker del cubano Fidel Castro.
La titular de la CNDH es hermana de Jesús Piedra Ibarra, quien también llevaba en su sangre el afán de ser un guerrillero, un activo y destacado miembro de la Liga 23 de Septiembre, a quien por cierto se le conoció con el sobrenombre de “Rafita”, participando en el fallido secuestro del regiomontano Eugenio Garza Sada. Los hechos se registraron el 19 de abril de 1975.
En el intercambio de balazos en las calles de Monterrey, Nuevo León, fue arteramente asesinado el industrial Garza Sada, y Jesús Piedra desapareció, se dice que fue rescatado por los guerrilleros. Otra versión revela que fue levantado por policías de la entonces temida Dirección Federal de Seguridad.
Ese hecho fue tomado como bandera por la tozuda Rosario Ibarra viuda de Piedra, quien recorrió todo el territorio nacional en busca de su hijo. Parecía La Llorona porque donde hacía acto de presencia, siempre se quejaba que el represor sistema priista ordenó su desaparición.
Doña Rosario, como se le conoció, fundó la organización Eureka, orientada a la búsqueda de personas desaparecidas. Su labor fue premiada por una candidatura a la presidencia de México, recibió la medalla Belisario Domínguez, dicha presea la recibió post mortem la ahora titular de la CNDH en la antigua e histórica sede del Senado de la Republica.
Rosario Piedra NO ha emitido alguna recomendación importante, desde que tomó posesión de la Comisión Nacional de Derecho Humanos, el 16 de noviembre de 2019.
Pero la obsesión por quedar bien con su patrón que habita con “pobreza franciscana” el emblemático Palacio Nacional, la llevó a cometer la estupidez de utilizar la recomendación general de la CNDH 46/2022, elaborada desde abril (2022), para llamar a la “transformación del INE”. Graso error y de cálculo político porque invadió una esfera que no es de su competencia.
Es de suponer que el documento en cuestión, los siete consejeros que le quedan al Consejo de la CNDH, de los diez que tuvo en sus inicios de esa institución, desde que fue fundada en junio de 1990.
Su primer titular fue el abogado, jurista y político Jorge Carpizo McGregor, nacido en el municipio de San Francisco de Campeche, el 2 de abril de 1944, y fallecido en la Ciudad de México, el 30 de marzo de 2012. Se connotó por haber sido rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, procurador General de la República y secretario de Gobernación del gobierno mexicano.
Lo grave de la decisión de la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra, no es tan solo su ignorancia supina, sino la visión torcida de la historia que la hace evidente al deterioro de la propia institución de la CNDH, en cuyas manos, prácticamente México perdió a una de las instituciones responsable en la defensa de los derechos de todos los mexicanos.
En síntesis, el fenómeno de la Oclocracia pura, sigue operando desde Palacio Nacional, búnker que controla tanto el crimen organizado y los grupos de poder, vinculados con el narcotráfico, cosa que por más que lo niegue el presidente Andrés Manuel López Obrador, sus acciones lo hunden en su burbuja saturadas de mentiras, mismas que forma parte de las directrices del Foro de Sao Paulo, que con la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva, nuevamente en el poder de Brasil, se reactivará la defenestración contra las instituciones del comunismo en América Latina.
Premió México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021