Balón Cuadrado
Jesús Yáñez Orozco
Sin duda, sabe mucho de beisbol el presidente Andrés Manuel López Obrador –según él fue prospecto de Ligas Mayores—.
Pero de futbol conoce poco o nada.
Tras el estrepitoso fracaso de los súper Ratoncitos Verdes en Qatar –el peor en 44 años– pretende poner candados de cristal a la inconmensurable mafia del balón mexicano que tiene más de medio siglo a la oscura sombra del poder.
Equivale a atemperar el cáncer con curitas.
Se expresó a favor de reducir la cuota extranjera de jugadores en la Liga MX, a la que se atribuye el fracaso del Tri en el Mundial de Qatar.
No toca el tema –ni con el pétalo de una palabra– cómo el duopolio televisivo -Televisa-TV Azteca—propiedad de Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, encabezan a los poderosos zares del balón.
Son sus empresarios preferidos.
Los mismos que empoderaron al PRI y luego al PAN. Y que el político tabasqueño tanto denosta, porque alimentaron, desde sus pantallas, al demonio del neoliberalismo que tiene empobrecido al pueblo.
Azcárraga y Salinas Pliego –dueños de América y Mazatlán, respectivamente– deben sacar las manos de este deporte porque caen en conflicto de intereses.
Son juez y parte.
Aunque el hijo del Tigre ya anunció su intención de independizar a Las Águilas de Televisa.
Es tal el poderío de la dinastía Azcárraga de la mano del poder que, por tercera vez, llevará la voz cantante en la organización de una Copa del Mundo, con Estados Unidos y Canadá, en 2026.
Y para la realización de 10 partidos en territorio nacional se destinarán unos 130 mil millones de pesos. Que saldrán de la iniciativa privada y del gobierno federal, así como de administraciones estatales y municipales de las sedes, Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara.
Tampoco menciona la multipropiedad que prohíbe la FIFA y que en México se practica desde la década de 1990. La dinastía Azcárraga llegó a tener cuatro equipos –América, Atlante, Necaxa y San Luis Potosí–.
Ahora Grupo Pachuca posee a León y Tuzos y Grupo Orlegi a Santos y Atlas.
Nadie aclara si sigue existiendo o no dinero de carteles de la droga en clubes profesionales. A lo largo de la historia hay unos 15 casos documentados de temas ligados al llamado narco-balón.
Desde hace más de 50 años persisten los dobles contratos que dan pie a la evasión fiscal.
A los jugadores profesionales se le da trato de “esclavos” –como denunció Hugo Sánchez, recién llegado al América, en 1993, con cuatro títulos de goleo en España–.
No hay un sindicato que defienda sus derechos laborales –desapareció al poco tiempo el creado en 1971 ante la Secretaría del Trabajo.
Estos atletas se convierten en convidados de piedra en la toma de decisiones en el deporte donde son actores principales.
Persiste la duda si en realidad se eliminó el peculiar Pacto de Caballeros –donde un jugador, al término de su contrato, no es libre de contratarse con quien le plazca–, eufemismo para definir la forma tiránica de cómo se maneja este deporte.
Quizá una de las medidas más obtusas, en fecha reciente, –porque fomenta la mediocridad competitiva, a lo largo de la historia–, fue imponer, durante cinco años, la eliminación del ascenso y descenso en la Liga MX.
Irracional por donde se vea.
Otro craso error fue crear los torneos cortos. Y donde el esquema del balompié nacional, en el llamado repechaje, después del torneo regular, el equipo que termina en el lugar 12 de 18 equipos puede aspirar al título.
Prácticamente todos los equipos profesionales, no sólo la Liga MX, reciben dinero de gobiernos estatales, municipales y del federal, directa o indirectamente.
Quizá la mayor impostura del balompié nacional sea Pumas. Desde 1977, con la figura legal de Club Universidad Nacional Asociación Civil –en realidad es iniciativa privada– usufructúa un bien público: más de 150 mil metros cuadrados de la UNAM, incluido el Estadio de CU y La Cantera –cerca de 90 mil metros cuadrados, donde está el área administrativa y sus fuerzas básicas– , sin aportar un centavo a cambio.
Según una nota del diario El Economista, sólo entre 2007 y 2017 el equipo felino tuvo ingresos por cuatro mil 500 millones de pesos.
Que quede claro: Pumas no es de la UNAM.
El pueblo paga en buena medida, con sus impuestos, la ‘basura futbolística’ que consume.
Sin embargo, López Obrador sólo se expresó a favor de reducir la cuota extranjera de jugadores en la Liga profesional, a la que se atribuye en parte el fracaso de la selección nacional en Qatar-2022.
Actualmente los clubes de primera división pueden alinear hasta ocho jugadores foráneos, a menudo con énfasis en los delanteros, lo que especialistas vinculan con la sequía de gol que aqueja al “Tri”, eliminado en la fase de grupos del Mundial por primera vez desde 1978.
De los 480 jugadores que hay registrados, en promedio, en cada torneo, alrededor del 40 por ciento son foráneos. En México, oficialmente, hay unos ocho millones de futbolistas amateurs
“Se les puede sugerir a los de la Federación de fútbol (…) que se establezca un número de futbolistas profesionales extranjeros, un límite. Esto ayudaría muchísimo porque se le da más oportunidad a los mexicanos”, dijo López Obrador.
Aclarando que ese planteamiento no debe ser interpretado como una imposición desde el gobierno, el mandatario señaló que el objetivo es “persuadir” a la dirigencia para mejorar la competitividad de los futbolistas locales.
Exdirectivos como Néstor de la Torre, antiguo responsable de selecciones nacionales, y comentaristas también han sugerido reducir el cupo de extranjeros, que puede llegar a diez del total de la plantilla.
Algunos incluso son naturalizados, como el atacante argentino Rogelio Funes Mori, parte del elenco mexicano en Qatar.
Gerardo “Tata” Martino, recién cesado de la dirección técnica del seleccionado mexicano por la eliminación en Qatar, sugirió en 2019 la reducción de jugadores extranjeros.
Una posible disminución ya estuvo en la mesa en 2021, pero fue aplazada para 2023, según dijo entonces el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola.
En 2022, antes de la cita en Qatar, el representativo sub-20 falló en su intento de clasificarse a la Copa del Mundo de 2023 y los Juegos Olímpicos de París-2024, resultado que avivó el debate sobre los futbolistas foráneos.
López Obrador, ferviente aficionado al beisbol, sostuvo que la medida al parecer se mantiene con la “excusa” de que un menor número de expatriados restaría atractivo al campeonato, que paga algunos de los mejores salarios del balompié latinoamericano.
“Eso es relativo”, afirmó el presidente, quien se mostró dispuesto a llevar la propuesta a la Federación y a apoyar las escuelas de formación de los equipos.
López Obrador terció en el debate sobre las causas de la eliminación de México en el marco de una presentación periodística sobre las denuncias de presunta corrupción en el futbol mexicano, realizada durante su conferencia.
Tras esa exposición, el gobierno y la Liga MX recordaron que desde hace tres años mantienen diálogos y han suscrito acuerdos para prevenir la defraudación fiscal, la simulación de operaciones y el lavado de dinero, entre otros delitos.
México será uno de los tres organizadores del Mundial-2026 junto a Estados Unidos y Canadá.
Por amor de dios, que el presidente López Obrador siga “macaneando”, como llama a sus cascaritas beisboleras, que suele practicar a sus 69 años de edad.
(Con información del diario El Economista)
