Toluca, Méx.– Las dificultades para desarrollar proyectos emprendedores se multiplican para las mujeres y más si son indígenas, pero la organización civil Masehual Siuamej Mosenyolchicauani (Mujeres Indígenas que Trabajan Juntas) es un ejemplo de que es posible. Zuleima Amaranta Romero Pérez, experta en Ciencias Sociales, expone este caso de éxito en el más reciente número de la revista Universitaria.
El grupo integra a cien mujeres nahuas de seis comunidades del municipio de Cuetzalan del Progreso, Puebla. Su origen fue la Cooperativa Agropecuaria Regional Tosepan Titataniske, de la que se separaron en 1985, principalmente por diferencias con los hombres.
Actualmente, Masehual Siuamej Mosenyolchicauani está consolidada en la producción y venta de artesanías textiles, así como en la administración de un ecohotel que opera desde 1997. Otro de sus logros es el impulso a la construcción de la Casa de la Mujer Indígena, con el fin de contrarrestar la violencia que muchas sufren.
Al respecto, Romero Pérez explicó que las organizaciones civiles en México enfrentan cuatro grandes retos para crearse, desarrollarse y sobrevivir: la ausencia de políticas públicas, un marco legal y fiscal, el entorno y las capacidades de las propias agrupaciones.
Subrayó que estos retos se agudizan en el ámbito rural, donde las organizaciones se enfrentan a una mayor represión, falta de recursos, de información y comunicación y, en los últimos años, al peligro del crimen organizado, además de la dispersión de la población, la falta de infraestructura, la precariedad de las familias y el bajo nivel educativo de sus habitantes.
Por tanto, concluye, es importante visibilizar a las mujeres indígenas por su participación social y sus proyectos autogestivos, pues ello les permite actuar más allá del ámbito doméstico, contribuir al progreso de sus familias y comunidades, y tener más oportunidades de autonomía e independencia.