Alberto Woolrich Ortíz*
Andrés Manuel López Obrador jamás debería de haber olvidado que uno de los fines fundamentales que debe de realizar cualquier Estado es asegurar el interés general, mantener constantemente un clima propicio para el desarrollo social y disponer de los medios indispensables para lograr la satisfacción de las necesidades de seguridad que México requiere. Su negligencia, desmemoria, omisión o postergación de ello ha dejado a nuestra Nación expuesta a todos los peligros. Su política de “abrazos y besos a la delincuencia” es una sandez.
La desmemoria del Poder Ejecutivo Federal le impidió asumir sus responsabilidades públicas y políticas que por ley le competían. Es sabido en derecho que para tener una existencia plena en los elementos básicos que conllevan a la satisfacción del interés general que exige la Nación, la seguridad es primordial.
Comencemos por ofrecer una explicación previa de lo que no entiende nuestro Presidente Constitucional, en el tema de seguridad en términos generales, apoyando nuestro criterio en doctrinas jurídicas sobre el particular.
Nuestro régimen de seguridad está constituido por un conjunto de facultades coactivas que tiene el poder público, para vigilar y limitar la acción de la delincuencia. Para ilustración de los omisos, a la delincuencia se le debe y tiene que combatir con los deberes y obligaciones que impone la ley.
Ante ello nos encontramos en un presupuesto jurídico político que debe de ser considerado y no relegado al olvido.
Los deberes del Poder Ejecutivo Federal, el cuál a través de sus órganos, tiene a su cargo la protección de la sociedad mexicana, debe de velar por que las actividades delincuenciales no lesionen, no atenten contra los derechos sociales de la comunidad nacional.
La contradicción entre la política de “abrazos y besos a la delincuencia” y nuestra Carta Magna nace al no querer el Poder Ejecutivo causarle molestias, investigaciones, perjuicios a la narco-política, conllevando a la negativa de cumplir y a acatar sus obligaciones constitucionales.
El Colegio Nacional de Abogados Foro de México, insiste en hacerle saber al presidente ello, explicándolo en los siguientes términos:
La seguridad pública se refiere al orden y tranquilidad que debe de imperar en los Estados Unidos Mexicanos, evitando perturbaciones sociales incoadas por la delincuencia que alteren la vida cotidiana de la Nación.
¿Esa mente olvidada por el poder, llegará a entender ello?.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..