Como ocurre cada año por estas fechas, el Gobierno federal presentó su propuesta de presupuesto para el año entrante, en donde precisa en qué gastará el dinero público que ponen en sus manos los impuestos de los mexicanos, los ingresos de empresas públicas y las deudas que contrae sin consultarle a nadie.
Siendo el 2024 un año donde habrá elección presidencial y se definirá quien domina el Congreso, se ha presupuestado un gran incremento de dinero destinado a los programas asistenciales que le garanticen a Morena mejoramiento de su imagen y votos cautivos de personas a las que se les amagará con perder esos ingresos directos si Morena pierde la elección.
La dependencia federal donde se concentrará la masiva operación electoral con cargo a los recursos públicos será la Secretaría de Bienestar, que dispondrá de un presupuesto de 543 mil 920 millones, un incremento de más del 25% en términos reales respecto a los que tuvo en 2023.
Con esa enorme cantidad, recortada de otros programas que abajo enlistaré, el gobierno federal financiará distintos programas de entrega de dinero, entre los que destaca el programa destinado a Adultos Mayores, que tendrá un incremento del 30%, y ocupará la mayoría de los recursos que manejará esa secretaría (el 85.5%, el mayor porcentaje en toda la historia de los presupuestos federales, según el análisis elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad. A.C), lo que convertirá a ese sector de la población, formado por cerca de 12 millones de personas, en el eje de las operaciones electorales de Morena, junto con los beneficiarios del programa de Personas con Discapacidad Permanente, que aumentará un 10% y se destinará a obtener la preferencia electoral de alrededor de 1.3 millones de beneficiarios que serán sometidas al chantaje sistemático de los “servidores de la nación” que repetirán de mil modos, casa por casa, que esos programas “desaparecerán si no gana la candidata del partido en el poder”.
En contrapartida, aquellos programas que no traen votos de inmediato, pero pudieran impactar positivamente en el desarrollo del país y a mediano plazo garantizar el bienestar de los mexicanos, recibirán recortes sustanciales o mantendrán la dotación insuficiente de recursos que han padecido. Veamos algunos ejemplos:
INFRAESTRUCTURA: tendrá una reducción de 11.1% respecto al año pasado, “lo que pone en riesgo la continuidad de proyectos de infraestructura y podría ocasionar un menor crecimiento económico y la reducción en el avance de las brechas de género” (CIEP, Implicaciones del Paquete Económico 2024).
EDUCACIÓN: Tendrá un mini incremento de 2.7%, que se destinará en su mayor parte a pagos de nómina y apoyos administrativo. Disminuye el gasto en educación media superior, ciencia, tecnología e innovación, no hay ningún incremento al programa para mejorar la infraestructura escolar.
SALUD: El monto propuesto para 2024 equivale a 2.88 % del tamaño de la economía por lo que aún se requiere, al menos, el doble de inversión, 3 puntos más del PIB (CIEP, 2018). El bajo nivel de financiamiento, respecto a las recomendaciones internacionales y a estimaciones propias, restringe los servicios de salud y obliga a decidir entre niveles de atención. Al menos se requieren tres puntos del PIB para la atención a la población sin seguridad social. En cambio, la inversión como porcentaje del PIB ha pasado de 1.28 % en 2016 a 0.83 % propuesto para 2024 (CIEP).
GASTO FEDERALIZADO. Así se llama el presupuesto que el gobierno federal entrega a estados y municipios, con los cuales estos pagan sus estructuras administrativas y realizan algunas obras y programas. En el 2024 tendrá apenas un pequeño incremento de 0.5%, lo que significa que los gobernantes de estados y municipios tampoco podrán hacer grandes cambios en las condiciones de vida de los habitantes y destinarán la mayor parte del presupuesto a pagar salarios de los burócratas.
Con este cuadro ya podemos deducir que la política nacional de Morena, que es altamente satisfactoria para los sectores más adinerados del país, seguirá girando en torno a lo que es su especialidad: conformar con pequeñas cantidades de dinero a los mexicanos más pobres al mismo tiempo que se les habla de grandes transformaciones que sólo están en el discurso presidencial, lo que en los hechos hará que continúen las carencias de infraestructura básica, educación, salud, vivienda, promoción de la cultura y muchas otras más que mantienen al país en el atraso y el conformismo.
Conforme pasen los años, aumentará el deterioro de todos los aspectos que garantizarían crecimiento, desarrollo y bienestar, al mismo tiempo que se irá volviendo imposible mantener una política que simplemente entregue dinero a cambio de lealtades políticas.
Mientras más se tarde en llegar el momento de enmendar el rumbo y librarse de los compradores de consciencia que hoy se agrupan en Morena, más se deteriorará la situación material de México y más se embotará la consciencia de los mexicanos llamados a transformar a México.