Alberto Woolrich Ortíz*
La apariencia de honestidad de muchos de nuestros futuros gobernantes y legisladores, hoy circula de manera veloz en cada precampaña electoral para acceder al puesto de sus deseos. En esas peroratas fingen, expresan o imitan lo que no son. Hay políticos que hacen de su quehacer toda una tramoya, o sea, toda una pantomima o estrategia. La personalidad de esos próximos a gobernar o legislar envuelve múltiples vicios como son sus delirios de grandeza, la mezquindad, el embuste, la mediocridad, la corrupción y mil defectos más que sería prolijo detallar.
Así los políticos impostores y gobernantes, al ostentarse y exhibirse como lo que jamás serán, con el objeto de obtener el sufragio popular, aparentan una supuesta valía para cubrir con ella su insignificancia y mediocridad. Hay políticos que mienten simplemente por el gusto de mentir.
Los supuestos futuros “Siervos de la Nación” fingen conocimientos de las problemáticas sociales por las que atraviesa el pueblo, para con ello cubrir su suprema incapacidad e ineptitud, son vacíos por dentro de sapiencia y engañosos por fuera. La ley de su necesidad los hace aparecer elocuentes.
Al leer las pasadas reflexiones hay que tener en cuenta que lo anecdótico de esos malandrines políticos no está conformado por el ejercicio de la moral, ni de la sabiduría, sino por los disparates o por los errores. Basta traer a colación lo dicho por aquél gobernador del Estado de San Luis Potosí, de apodo “el alazan tostado”: “La moral es un árbol que da moras”
La actitud de todos esos merolicos de la política obedece a su hambre de obtener recursos públicos para saciar su aura sacre fames (desmedida sed de riqueza). Los actuares de esos insignificantes denota la incultura que cargan, su carencia de inteligencia y nula vocación para servir a nuestra Nación.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ni la conocen, ni la respetan, ni les interesa, pues su objetivo es el poder para acceder a los recursos públicos.
La realidad de esos simuladores de la política ahora les compete a los queridos lectores descubrir.
Es cuánto.
*Lic. Alberto Woolrich Ortíz
Presidente de la Academia de Derecho Penal
Del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.