Miguel Ángel Casique Olivos
Desde 1971, el empresario alemán Klaus Schwab anualmente reúne a sus colegas magnates en Davos, Suiza, a propósito del llamado Foro Económico Mundial (FEM), donde discuten los “problemas y retos” que la humanidad enfrenta. Con el lema “Reconstruir la confianza”, este 2024, el FEM reúne a más de mil corporaciones empresariales y organizaciones internacionales de 100 países para debatir sobre la crisis de seguridad, el conflicto en el Oriente Medio, la inteligencia artificial y el crecimiento económico global.
El objetivo que el foro pretende es lograr una “cooperación mundial” para concretar las metas propuestas por cada empresario de los países participantes; y el documento o proyecto que elaboran no incluye, por supuesto, iniciativas significativas para erradicar la pobreza, frenar las guerras regionales o enfrentar el cambio climático. Por el contrario: desde hace más de medio siglo, los resultados del Foro de Davos representa un mayor crecimiento de las fortunas, más desigualdad, hambruna y guerras generadas por los que se denominan los “paladines de la libertad y la democracia” ante el mundo.
Por ello, nuestros ojos aprecian únicamente el “discurso utópico” del FEM que tiene el claro propósito que los teóricos más reconocidos de la economía política del capitalismo mundial propongan nuevas fórmulas de solución y que este sistema de explotación contra los trabajadores sobreviva a la crisis terminal en la que se encuentra. Es decir, el FEM sólo se alía y defiende a los hombres más acaudalados del mundo ante la perspectiva de que una etapa de la humanidad nueva y radicalmente diferente está emergiendo.
La Oxfam, una de las organizaciones civiles internacionales más prestigiosas que se dedican a medir la desigualdad y pobreza, en su informe anual Desigualdad S.A., correspondiente a 2023, reveló que la brecha entre ricos y pobres es cada vez más grande; y propuso este problema como uno de los principales asuntos que la cúpula empresarial y los gobiernos deben analizar en el foro de Davos.
La Oxfam afirma que “desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado, pasando de 405 mil millones de dólares (mdd) a 869 mil mdd (lo que supone un aumento de 14 mdd por hora). Entretanto, la riqueza concentrada por cerca de cinco mil millones de personas ha disminuido. A este ritmo podría aparecer el primer billonario del mundo en tan sólo 10 años, mientras que harían falta 229 años para erradicar la pobreza a nivel global”.
¿Quiénes son los cinco hombres a los que hace alusión esta organización no gubernamental? Nada menos que Elon Musk, Bernard Arnault, Jeff Bezos, Larry Ellison y Warren Buffett, magnates de las industrias aeroespacial, automotriz, de ropa y artículos de lujo, comercio electrónico, informática y la banca. Estos ricos no son multimillonarios recientes, y aumentaron mucho más sus fortunas gracias a la pandemia de Covid-19 en este último periodo.
En su informe La ley del más rico, publicado en 2022, la Oxfam explicó que el incremento excepcional de la fortuna de estos cinco personajes –debida en gran parte a que no pagan impuestos en la mayoría de los países donde sus empresas operan– es algo completamente ilógico e ilegal, pero que está sustentado en las “leyes del mercado.
“Resulta evidente que muchos de los hombres más poderosos del planeta prácticamente no pagan impuestos. Por ejemplo, uno de los hombres más ricos de la historia, Elon Musk, tributa a un tipo impositivo real del 3.2 por ciento; mientras que Jeff Bezos, otro de los milmillonarios más ricos, lo hace a menos del uno por ciento”. En México, en contraste, un comerciante paga cuotas impositivas 10 y 35 veces mayores a las que pagan Musk y Bezos, respectivamente.
Si Carlos Slim, el hombre más rico de México, pagara un impuesto del cinco por ciento sobre las ganancias que generan sus múltiples empresas, el Gobierno Federal obtendría un monto aproximado de 76 mil 670 millones de pesos (mdp), casi el presupuesto asignado en 2024 a Michoacán y superior al de Oaxaca.
Pero en el FEM de Davos, ninguno de estos problemas se aborda. La ambición de los más ricos está por encima de los más pobres. Por eso, en 2022, durante la pandemia de Covid-19, “la sobrevivencia del más apto” fue la alternativa frente a la negativa de las farmacéuticas de vender la patente de la vacuna.
En 2024, los problemas y los conflictos que asesinan a la humanidad tampoco serán resueltos. En el Oriente Medio, los gobiernos de Estados Unidos, Israel y sus aliados de Europa no detendrán las masacres contra el pueblo palestino por conservar sus recursos naturales. Los ricos son más ricos, y nadie los frena; la humanidad corre peligro.
Hoy, más que nunca, los desposeídos de la Tierra deben mirar hacia los modelos de gobernabilidad que pusieron contra la pared al capitalismo y que siempre han procurado el bienestar de sus naciones. Por el momento, querido lector, es todo.