Miguel Ángel Casique Olivos
52 millones de spots; más de lo mismo
El próximo 1° de marzo se iniciarán las campañas electorales de los partidos políticos con propuestas a puestos para todos los niveles gubernamentales, y terminarán el 29 de mayo. Es decir, en los próximos tres meses estaremos expuestos a escuchar discursos demagógicos, promesas mentirosas y manipuladoras que deberán captar el voto ciudadano como único objetivo. Pero hay varias preguntas con respecto a dicho proceso electoral: ¿qué de nuevo ofrecen sus campañas? ¿Se gastará menos dinero en ellas? ¿Los candidatos son políticos con perfiles actualizados, y ahora sí resolverán los problemas de los mexicanos?
Sin entrar en detalles, es claro que las campañas políticas de este año son un mero trámite para escoger solamente entre “la pinta y la colorada”, a los servidores “palomeados” por la clase social que, desde hace años, controla económica y políticamente al país y que, por supuesto, no es a la que pertenecen los campesinos, obreros y estudiantes pobres de México.
El Instituto Nacional Electoral (INE) ya anunció que durante la campaña político-electoral se difundirán 22 millones de spots (4.6 millones para promover a autoridades comiciales y 17.3 millones para los partidos); pero debemos recordar que, con la “precampaña” iniciada el siete de septiembre de 2023, la metralla contra la población sumó 52 millones de spots.
La verdad es que estas elecciones únicamente son “mucho ruido y pocas nueces” porque, en el caso de Morena, su verdadero candidato a la Presidencia de la República es al actual mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien está utilizando su privilegiada posición política y los recursos del Estado para apoyar a su “corcholata” Claudia Sheinbaum Pardo.
En la otra esquina, Xóchitl Gálvez, candidata del Coalición Fuerza y Corazón por México, ha superado el discurso de Sheinbaum, incluso ha invitado a callar a AMLO; sin embargo, algunos analistas aseguran que anda muy cuesta arriba y que se vislumbra difícil que pueda revertir las ventajas que el poder presidencial brinda a su “corcholata”. A Xóchitl no le alcanza el haber sido la primera en visitar al Papa, ni envalentonarse como el presidente argentino Milei para que los mexica- nos voten por ella.
En el documento Hacia un programa de Gobierno 2024-2030, Gálvez propone el rediseño y el fortalecimiento de las estrategias para las principales tareas que el Estado debe atender con prioridad –salud, economía, educación, seguridad, medio ambiente, cultura, combate a la corrupción– pero la candidata opositora no dice cómo atacaría la pobreza extrema y la inseguridad pública que hoy tienen con el “Jesús en la boca” a millones de mexicanos.
De acuerdo con el Diario Oficial de la Federación (DOF), el financia- miento público de las elecciones federales de junio próximo ascenderá a 10 mil millones 444 mil 157 pesos, monto en el que se incluyen los gastos de campaña, actividades burocráticas y franquicias postales y telegráficas de los partidos políticos nacionales.
Lo que se gasta en las campañas electorales es un derroche descomunal; incluso se sabe que los candidatos presidenciales dispondrán de un tope para gastos de 660.9 millones de pesos (mdp), cifra que supera en 231.3 mdp a la que el INE estableció en los comicios de 2018. En esta campaña de 90 días, cada aspirante a la Presidencia de la República gastará 7.3 mdp diarios.
Lamentablemente, este proceso electoral no ha mostrado que algún candidato provenga del pueblo; y ninguno ha sentido “en carne propia” lo que los mexicanos pobres sufren diariamente. Por esto es previsible que, en el sexenio de un gobierno morenista o prianista no se preocupen por sacar de la pobreza a gran parte de los mexicanos que viven en la marginación; y que se dediquen a defender los intereses de la clase burguesa.
Las campañas electorales de este año son más de lo mismo para el sis- tema político mexicano; no traen, ni traerán nada nuevo para el próximo sexenio. Quien realmente sufre es el pueblo, cuyo despertar resulta urgente para que luche contra la explotación en la que vive, se eduque y organice para movilizarse, acceder al gobierno y superar la situación de marginación y pobreza. Por el momento, querido lector, es todo.