“Nuestra lealtad es para las especies y el planeta.
Nuestra obligación de sobrevivir no es solo
para nosotros mismos sino también para ese cosmos,
antiguo y vasto, del cual derivamos”.
Carl Sagan
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Cuando Enrique Peña Nieto juró el cargo en 2012, lo hizo con una sociedad volcada en las calles en medio de la protesta, principalmente impulsados por la violencia que había dejado el “calderonato” y la guerra contra el narco, los miles de muertos, la insensibilidad de Felipe Calderón y los suyos, la corrupción, además de una elección en la que López se dijo robado por segunda ocasión. Así se fue la primera parte del sexenio, protestas por las reformas y la defensa del petróleo, los maestros y más hasta que llegó la desgracia de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ahí se le terminó el sexenio al nuevo PRI.
El terrible acto de la noche de Iguala convino mediáticamente a López Obrador y su movimiento que usaron como trampolín para acorralar a quienes gobernaban y que se pudrían en la corrupción y el saqueo descarado, sabían que era imposible conservar la presidencia porque López tenia de su lado a quienes les podían provocar un estallido social. Aquí le he dicho de aquel pacto de impunidad para que sin ningún problema y de manera tersa llegara la 4T y que no se tocara a ninguno de los importantes del sexenio Peña, salvo a los que sirvieron para hacer creer que las cosas habían cambiado, hoy salvo Jesús Murillo Karam están libres.
Cierto es que al Ejecutivo no le corresponde hacer justicia, pero si propiciar su cumplimiento, López Obrador no quiso que se investigara el pasado, operó para que su consulta de llevar a juicio a expresidentes tuviera un resultado negativo, convirtió a Calderón en su villano favorito y forma de salida para justificar sus hierros con Genaro García Luna, o a poco López Obrador no tiene las pruebas sobre Felipe para inculparle, no quiso porque sirve a sus intereses que las situación se mantenga así, que conste que no es exculpar a Calderón, por el contrario ¿Por qué no los investigaron?
El entorno de la elección presidencial se está enrareciendo, las manifestaciones en la calle comienzan a subir de tono como la protesta que derribó la puerta de Palacio Nacional por parte de los normalistas de Guerrero, la marcha a nivel nacional de las mujeres, la manifestación de la defensa por la democracia y las que se están gestando, todas tienen tintes políticos porque no se cumplió lo prometido, claro que todas caen en el terreno electoral, no se puede descarrilar a un gobierno que solo se mete el pie, a un presidente que le quedan pocos recursos de saliva para ocultar el fracaso gigante de quien entendió la esperanza.
Se debe tener cuidado con las formas y el fondo, de nuevo Guerrero y Ayotzinapa, de nuevo los normalistas que salen a expresarse como en los tiempos de Peña Nieto y encuentran las mismas respuestas, la misma investigación empantanada y hasta el desdén de López Obrador, pero también y desafortunadamente la muerte de dos de sus compañeros que le pone más combustible a la situación.
López esperaba que hacia el final de su sexenio la gente saliera a las calles para pedir que se quedara, que hubiera agradecimiento por sus obras, programas, seguridad, por el fin de la mafia del poder, pero nada de eso sucedió, las protestas se van a incrementar y como siempre, hay que tener cuidado con los violentos… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.