Un equipo de científicos, ingenieros e historiadores reveló en los últimos días una obra de Rembrandt 347 años después de la muerte del reconocido artista neerlandés barroco. Un Rembrandt que no fue pintado por Rembrandt Van Rijn.
“¿Puede el gran maestro se traído de vuelta a la vida creando una nueva pintura?”, se plantea el proyecto.
El grupo, ideado por una compañía de publicidad y financiado por un banco usó una computadora y tecnología de impresión en 3D para crear un retrato con el sello característico de la obra de Rembrandt: un hombre caucásico en sus treintas, con vello facial, con sombrero negro y cuello blanco, mirando hacia la derecha.
El proyecto, llamado “The Nest Rembrandt” publicó el video en YouTube —que ya suma más de 260.000 reproducciones— es el resultado de un trabajo de inteligencia artificial para lograr recrear, con base en algoritmos y la última tecnología en impresión, una obra artística.
El cuadro está expuesto en la galería Looiersgracht60 de Ámsterdam.
“Usamos mucha información para mejorar los negocios, pero no para tocar el alma humana. (Aquí) usamos la tecnología y los datos como Rembrandt usó sus pinturas y pinceles para crear algo nuevo”, dice Ron Augustus, director de SMB Markets de Microsoft.
El software de reconocimiento facial estudió 168.263 fragmentos de 326 obras del artista: un análisis de datos detallado para producir una pintura con varias capas y 149 millones de pixeles para imitar, sin asomo de engaño, un óleo.
¿Pero es esta obra, con todas las características por excelencia de un Rembrandt, un Rembrandt?
El debate está abierto. En efecto, se ve como un cuadro del pintor barroco.
La agencia de publicidad del proyecto J Walter Thompson, detrás del proyecto financiado por ING, dice que el objetivo es abrir la charla entre el arte y los algoritmos. “Solo Rembrandt podría crear un Rembrandt”, reconocen los miembros del proyecto.
Peter Schjeldahl, crítico de arte de The New Yorker dice que el retrato falla tras “una segunda mirada y choca tras una tercera” y asegura que el personaje “carece completamente de la personalidad —la cualidad del ser— que nunca eludió Rembrandt. Es un actor, actuando”.
Schjeldahl sugiere que se trata de fan fiction, la imitación de un admirador. Guardadas las proporciones, desde luego, este caso hace recordar a la fallida restauración del Ecce Homo del pintor D. Elías García Martínez por parte de Cecilia Giménez en Zaragoza, España. Ese fue el caso de una mujer aficionada a la pintura pero sin conocimientos de restauración que decidió mejorar el aspecto de una obra por cuenta propia y que terminó dañándola.
Giménez destrozó una obra y la computadora del proyecto Rembrandt creó una nueva, en apariencia ‘perfecto’. Pero eso no quiere decir que ambas sean expresiones artísticas.
Ahora bien, si las computadoras pueden reemplazar a los humanos en producción artística, ¿sigue siendo arte?
Para Jonathan Jones, crítico de arte de The Guardian esto debía ser una broma del Día de los Inocentes. “Qué farsa horrible, insensible, desalmada y sin gusto es (esto) de todo lo que es creativo en la naturaleza humana”, dice Jones.
Pero el debate no acaba ahí. Como bien lo plantea el video al final: ¿qué sigue después de esto?