Por: Beatriz Astudillo
Calaverita 1: La Catrina en el Congreso
En el Congreso se oyeron rumores,
Morena dictaba, sembrando temores.
Prometían justicia, progreso y verdad,
pero el pueblo sufrió en su realidad.
La Catrina llegó con su manto sombrío,
por Segalmex y su fraude baldío,
“¡Los llevaré por traición y corrupción!
Por destrozar la Nación con gran ambición.”
Los periodistas caídos también lamentó,
a quienes la verdad su vida costó,
mientras en sus asientos el narco y poder
sellaban acuerdos que nadie iba a ver.
Calaverita 2: Tren Maya y el ecocidio
Por el sur de la patria se oyó el rumor,
de un tren que arrasaba sin compasión,
la selva y los ríos querían salvar,
pero Morena tenía otros planes al andar.
La Catrina llegó y al tren subió,
a ver el ecocidio que ahí surgió.
“¡La tierra no perdona, no olvida el dolor!
Y a todos los llevo por ser su traidor.”
Modificaciones a la ley de amparo,
fueron el truco para obtener descaro.
Impunidad para el tren otorgaron,
Y a los que se oponían, los ignoraron.
A las voces honestas llamó pseudoambientalistas,
profesionales y listas, eran activistas.
Pero la tierra gritaba con ira y pasión,
Contra los traidores sin redención.
Catrina, implacable, al fin decidió,
Llevarse a aquellos que al pueblo burló.
Por cada verdad que al silencio cayó,
Más cerca de ellos su guadaña quedó.
Calaverita 3: Narco y Gobierno en Panteón
Catrina miraba a México en pena,
con narco y gobierno sellando condena,
los muertos se alzaban desde su lugar,
testigos del poder que se supo aliar.
Periodistas caídos la muerte encontró,
por buscar la verdad, su vida perdió,
las madres buscaban a los suyos sin fin,
mientras el poder respondía muy ruin.
Y Segalmex se une al festín fatal,
de un fraude que se volvió monumental.
“Todos juntos a mi reino vendrán,
pues no hay dictadura que el panteón ganará.”
Calaverita 4: Catrina y el Poder Silente
A Palacio llegó la huesuda infame,
a ver cómo el pueblo sufre de hambre,
con fraudes y muertos bajo el mantel,
Morena pintaba el país de papel.
“Les traigo el recuerdo de aquel panteón,
de quienes traicionaron la Constitución.
¡Vengan, que aquí no hay simulación!
Hoy paga su deuda la corrupción.”
La dictadura en la noche crecía,
la democracia por fin se perdía,
pero la muerte no deja pasar,
a quien con el pueblo no quiso actuar.