BALÓN CUADRADO
Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México.– Como Napoleón Bonaparte, Canelo –tetracampeón mundial– podría estar en el dintel de su Waterloo. La estrategia marcha por sí sola. Adonde se para Saúl Álvarez –“estrella indiscutida del boxeo mundial”, para el diario La Jornada hoy– surge con genuino interés –o malicia– un nombre que se ha convertido en su espada de Damocles: David Benavidez.
Un mexicano-estadunidense que le persigue como sombra con la esperanza de enfrentarlo en algún momento.
“Este 2022 puede ser el año en que no pueda eludirlo más”, considera José Benavidez, padre y entrenador de David.
“Las respuestas del Canelo van desde el ninguneo hasta el desinterés por lo poco que ofrece como rival. La presión de todos lo está arrinconando”, afirma don José.
“Tanto se lo recuerdan que ya lo debe soñar, pero si lo sigue evitando más que sueño se volverá su pesadilla, porque todos se lo seguirán mencionando”, puntualiza.
La aparente razón por la que Saúl Álvarez no quiere enfrentarlo le resulta absurda.
“Dice que David no representa nada interesante. Bueno, hay que recordarle que David es un ex campeón en la división que Álvarez dice dominar”, asesta don José.
“Ahora, eso no le ha impedido al Canelo pelear con rivales que nadie conocía o que no tenían nada que aportar de verdad. No me digan que este monarca crucero Ilunga Makabu es alguien muy respetado o notable, pues claro que no”.
El peleador jalisciense encarna la crisis del boxeo mundial. No es tan malo como muchos piensan, ni excelso como otros creen. Antes de fallecer, hace tres años, Enrique García, excampeón nacional puma, aseguraba que Canelo sería un buen sparring en la época de oro del boxeo mexicano.
No más.
Incluso Ignacio Beristáin, manager de casi una treintena de monarcas mundiales –incluidas mujeres—ha insistido que prefiere ver partidos de futbol –sobre todo cuando juega Cruz Azul, equipo de sus amores– a través de la televisión que mirar combates de Álvarez.
Hace unos días, Don Nacho aseveró que Canelo jamás será el ídolo popular que México pide.
El equipo de David Benavidez no sólo reconoce el lugar que ha ganado Canelo. Incluso lo admiran. Pero también son devotos de una idea sobre lo que debe demostrar un boxeador en la cúspide.
“El boxeo no sólo se hace por dinero”, explica.
“También es un oficio donde existe el honor, el valor, de eso se trata este deporte. Un peleador que se dice el mejor libra por libra debe enfrentar a los mejores de su categoría, y ahí está David, le guste o no al Canelo.”
La insistencia por pelear contra Álvarez incluso considera la posibilidad de ceder en el terreno económico, aceptar menos de lo que merecería, y arriesgarse con cláusulas que piensan le pondrían como condiciones.
“Seguro que nos pondrían chingadera y media para que ellos tengan cierta ventaja”, advierte.
“Canelo tiene todo en su favor, porque se lo ha ganado y ahora le dejan hacer lo que quiera. Está bien, aceptamos”, concede.
Aunque es indiscutible que Saúl es una de las máximas figuras del boxeo, José Benavidez no deja escapar que tiene muchos detractores.
Un sector de aficionados que no parecen convencidos con lo que ha logrado el tapatío, que está pendiente para encontrar algo que criticar en cada paso.
“Y eso también se lo ha ganado”, ataja don José.
“Esos detractores los va a tener siempre, nunca va a ser un ídolo del pueblo por esas actitudes de estar buscando rivales como muchos que ha enfrentado y esquivando a los que debe y cuando debe”, critica.
En primavera David peleará una eliminatoria para tener derecho a disputar el título del CMB que defiende el tapatío. Después de eso, el entrenador y padre José Benavidez está convencido que terminará arrinconando al Canelo.
Ahí ya no tendrá excusa.
Será tanta la presión que terminará harto y tendrá que aceptar para quitarse de encima el nombre de David Benavidez.
(Con información del diario La Jornada)