*Honrar tu palabra y cumplir promesas de campaña te legitimará moralmente
Por Luis Repper Jaramillo*
Ya es Presidente de México, lo de Constitucional, de suyo es protocolario, pues el documento que avala el triunfo lo expidió el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), instancia que calificó el proceso, no encontró discrepancias, calificó el mismo y entregó el “Diploma” (como ya saben quién lo dice) la Constancia de Mayoría, y por ende nombramiento oficial de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
Éste trámite es el importante, pues si me permiten el símil, es como el matrimonio entre pareja católica, en el Registro Civil se extiende el Acta Matrimonial, documento legal, que sólo puede romperse por un divorcio. Lo de la ceremonia religiosa es el statu quo social, para quedar bien con los padres, los abuelos, los hijos (cuando se adelantan) y los padrinos… nada más.
Volviendo a nuestra tema. El ahora Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, cumplió con el protocolo, muy a su pesar, de acudir y “respetar” las instituciones porque esta vez ganó, y se comportó como niño de primaria: bañadito, bien peinado, impecable en su vestimenta y sentadito hasta que lo llamaron al frente.
En ese momento, el de Macuspana, Tabasco, olvidó su rencor, ira, desprecio e insultos contra la administración pública, pero seguro pasó por su mente aquél julio de 2006, cuando se sintió “robado” en el resultado de la elección presidencial, siendo el triunfador –según el INE y el TEPJF- el panista Felipe Calderón Hinojosa.
Al victimizarse ultrajado, en un discurso incendiario, el Peje dijo textual: “al diablo sus instituciones” pues consideró que ambas instancias electorales actuaron de forma facciosa, para quitarle la victoria y dársela al panista Calderón. Además de los improperios, el tabasqueño reaccionó tomando el Paseo de la Reforma (desde la Fuente de Petróleos, hasta Avenida Juárez y de ahí hasta el Zócalo capitalino) montando campamentos por más de 7 kilómetros durante 45 días.
Eso lo dejó en el baúl de sus vicisitudes políticas.
Doce años después, el bien portado López Obrador, sentadito al frente del auditorio, escuchó a la Presidenta del Tribunal Electoral, Magistrada, Janine Otálora, refutarle sutilmente, que esas instituciones, otrora despreciadas, son democráticas, respetuosas de la decisión del elector (votos), avaladoras responsables del proceso y equilibradas porque así los exige el Estado de Derecho.
Puntual en su visión y enviando un mensaje (al Peje del 2006), dijo: “el saldo de la elección comprobó que la democracia mexicana y sus instituciones electorales son sólidas a pesar del contexto de violencia en que se realizaron los comicios en esta ocasión. Se constató la madurez de la sociedad con su participación masiva, que reflejó su madurez política y compromiso con la democracia”
Otálora, destacó que se cumplió la legalidad y legitimidad del proceso electoral; que se desahogaron todas las inconformidades que se presentaron y se constató el cumplimiento de requisitos de elegibilidad de López Obrador, por lo que se avala la entrega de la Constancia de Presidente Electo.
Desde su pupitre (perdón, butaca) el bien portado esbozaba una sonrisa de satisfacción y triunfo, pues en dos intentos anteriores ante Calderón y Peña Nieto, había sido “derrotado”.
No quitaba su mirada de la interlocutora, sentada en la cabecera de la herradura, en su calidad de titular de la instancia electoral, flanqueado por sus hijos Andrés Manuel y Gonzalo, esperando ser llamado para recibir el codiciado documento. En sus piernas jugueteaba con las hojas de papel, convertidas en el discurso que leería después que escuchara lo que tanto añoró “en consecuencia y reuniendo los requisitos de legalidad y elegibilidad, se declara Presidente Electo, al Ciudadano Andrés Manuel López Obrador”.
Pero tardó un poco en ser la estrella del evento, pues la señora Otálora dilató 20 minutos en ponderar, destacar y defender a las instituciones y el voto de la ciudadanía, quien con voz pausada, nítida con la mirada hacía el inminente Jefe del Ejecutivo, arremetió con más verdades: “la meta de la democracia es la paz social. Para los integrantes de este Tribunal, la justicia es el cimiento de la dignidad humana”
Y me vino a la mente, observando al bien portado, la amenaza vertida por El Peje, en periodo de campaña electoral, cuando en la 81ª Convención Bancaria, celebrada en Acapulco, Gro, siendo orador invitado (los 4 candidatos asistieron por separado) advirtió: “si las elecciones son limpias, libres, me voy a Palenque (a La Chingada, su rancho) Chiapas, tranquilo… Si se atreven a hacer fraude electoral, me voy también a Palenque y a ver quién amarra al tigre”
Agregó: “el que suelte al tigre, que lo amarre, yo no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”
Sólo como dato referencial. ¿Por qué aludió López Obrador esta frase?
La tomó del ex presidente y dictador mexicano Porfirio Díaz, quien antes de embarcarse en el buque Ypiranga, en el Puerto de Veracruz, el 31 de mayo de 1911, rumbo a su exilio en Europa, pronunció la frase “Madero (Francisco I) ha soltado al tigre, vamos a ver si puede domarlo”
Este 8 de agosto de 2018, en el Auditorio del TEPJF, Andrés Manuel López Obrador, dejó en La Chingada, al Peje, el eterno candidato presidencial contestatario, agresivo, grosero, irrespetuoso, soberbio, intransigente, déspota… al parecer El Tigre también con él.
Cobijado, arropado por su hijos y parte de su gabinete (cosa misteriosa, no lo acompañó su esposa Beatriz Gutiérrez Müller) y centenares de simpatizantes fuera del complejo electoral, Andrés Manuel se sintió seguro, fortalecido, ansioso por tomar el atril para decir su mensaje.
Ya no alargó más la Ceremonia Solemne la señora Otálora Melassis, ordenó a la Secretaria de Acuerdos del Tribunal pasar por cada uno de los 7 Magistrados para que firmaran el original de la Constancia de Mayoría, que luego de las rúbricas, invitó al inminente Presidente Electo a recibir el documento.
Lo demás ya es hito en la historia: por primera vez un político de izquierda gobernará México de 2018 a 2024.
Un testarudo político luego de tres intentos logra llegar al máximo cargo administrativo del país, la Presidencia de la República.
¿Y ahora qué?… creó muchas expectativas. Durante la campaña ofreció todo, desde meter a la cárcel a los burócratas corruptos, hasta disminuir sueldos insultantes a la alta burocracia. Descentralizar el gobierno federal, sacar a la mayoría de las dependencias de la Ciudad de México, con el recorte de personal que esto implique… pero, estoy convencido que del 100% de sus ofertas de campaña para obtener votos, no cumplirá todo.
Sabemos, está documentado, exhibido, demostrado, que la mayoría de los integrantes del gabinete peñista (PRI) son corruptos, tranzas, impunes y descarados, lamentablemente López Obrador ya exculpó a tipos como Rosario Robles, Enrique Peña Nieto (de él dijo: no lo meteré a la cárcel), José Antonio Meade, Luis Videgaray, Gerardo Ruiz Esparza, Luis Miranda Nava (compadre de Peña), Eruviel Ávila Villegas, etc. lo que desilusionó a millones de votantes que lo hicieron Presidente.
Al menos, tengo la duda razonable de que AMLO cumplirá más de sus promesas, que las que ofertó a quien sustituye. Ese, ese tipo jodió a México y a los mexicanos… y se irá con las alforjas llenas, la impunidad de sus actos y riéndose de la ciudadanía. El 25 de agosto de 2016 dijo: “nadie despierta, un Presidente no creo, que se levante, ni creo que se haya levantado pensando, y perdón que lo diga, como joder a México” ¿no?
Si Andrés Manuel tiene un dejo de respeto y honra su palabra no debe dejar pasar la actitud y corrupción (Casa Blanca, residencia de Ixtapan de la Sal, viajes de asueto familiares en aviones oficiales, y con erario público, dispendio de recursos para ponderar la imagen personal del mexiquense. Omisión -delito federal- de los casos Odebrecht, Estafa Maestra, HIGA, OHL, privatización nacional y extranjera de PEMEX -¿no que el petróleo es de los mexicanos?-, los 43 de Ayotzinapa, Tlatlaya, Nochixtlán… y más) del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Si Andrés Manuel, quiere legitimar (sé que los votos y el porcentaje electoral lo certifican) su gobierno, debe dar el primer golpe de autoridad moral, social, ética, de credibilidad y confianza de los mexicanos (incluidos los priistas) actuando legalmente en contra de Peña Nieto y sus Golden Boys mexiquense, responsables directos de la tragedia social, económica, de inseguridad, educativa, que padece México.
Ya es Presidente Electo… bueno, el 1 de diciembre será Constitucional, si le tiemblan las manos y las corvas o le da miedo dejará impune al mexiquense y coacusados. Si honra su palabra éstos deberán estar en la cárcel de inmediato.
Andrés Manuel, distingue tus promesas. Ya no eres ese candidato amenazador, con la investidura presidencial y la esperanza de los mexicanos actúa como tal y responde con dignidad a los más de 125 millones de mexicanos que claman justicia.
Castigo a los corruptos, ahora esa es tu obligación
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)