Los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales en Francia asentaron hoy la idea del tripartidismo por el fuerte ascenso del ultraderechista Frente Nacional (FN), junto a una derecha clásica victoriosa y una izquierda gubernamental severamente castigada. El ultraderechista Frente Nacional (FN) buscará consolidar en la segunda vuelta de las elecciones municipales del próximo domingo el espectacular avance registrado en la primera, con la posibilidad de arrebatar una decena de ciudades a los partidos tradicionales.
El récord de abstencionismo y el espectacular avance del FN de Marine Le Pen fueron una bofetada para el gobierno socialista del presidente François Hollande, pero también sonaron como una advertencia para la UMP de la oposición de derecha clásica: ambos llamaron a los electores a movilizarse el domingo. La portavoz del Ejecutivo socialista, Najat Vallaud Belkacem, se esforzó en echar balones fuera ante los que, incluso en su propio campo, consideran que los malos resultados de las candidaturas de la izquierda habrán de tener consecuencias, cuando menos con una remodelación del gabinete.
“No hay que equivocarse. Lo de ahora son elecciones municipales”, subrayó en diversos medios Vallaud Belkacem, quien avanzó que el Gobierno va a persistir en “la línea de las políticas de reformas (…) que sin duda no han dado todavía sus frutos”. La portavoz se limitó a reconocer que “sin duda, algunos” electores manifestaron una voluntad de cambio, pero se negó a asumir para su campo en solitario -la atribuyó a “la política”- la responsabilidad de una abstención récord del 38.7 %, muy por encima del 33.5 % constatado en la primera vuelta de las municipales de 2008.
Según los datos comunicados por el Ministerio del Interior, las candidaturas de la derecha clásica obtuvieron a escala nacional el 46.54 % de los votos, cuando en 2008 se habían quedado en la segunda posición con el 44.4 %. La derrota de la izquierda, que hasta ahora dominaba en las instituciones en todos los niveles de gobierno en Francia, queda ilustrada con el 37.74 % de los sufragios, siete puntos porcentuales menos que hace seis años.
Más espectacular, si cabe, es la progresión del FN, que no queda suficientemente en evidencia con el dato del 4.65 % del voto total, cinco veces más que en 2008, porque hay que tener en cuenta que presentaba listas en 597 de los más de 36.000 municipios que hay en el país. Mucho más significativa es la elección en la primera vuelta de un alcalde del partido de la extrema derecha en una localidad de más de diez mil habitantes.
Se trata de Steeve Briois, que estará al frente de Hénin-Beaumont al haber superado el umbral necesario del 50 % en esta ciudad, marcada por la corrupción de un ex alcalde socialista, y que es también feudo de la presidenta del FN, Marine Le Pen. Precisamente, Le Pen anunció hoy que en la segunda vuelta que se celebra el próximo domingo van a mantener sus listas en 315 municipios, por haber obtenido en ellos más del 10 % de los sufragios.
Y Le Pen manifestó su confianza en que Hénin-Beaumont no sea la única ciudad con alcalde de la extrema derecha, sobre todo porque su partido fue la formación más votada en otras 17, incluidas Perpiñán (34.19 %), Aviñón (29.36 %) o Béziers (45 %).
Los resultados validan en cualquier caso la estrategia de Marine le Pen, de desdemonizar la imagen de su partido, dirigido durante décadas por su padre Jean-Marie Le Pen, propenso a declaraciones de cuño antisemita o antiinmigrantes. El FN confirma y apuntala además la ola creciente de partidos de ultraderecha en el viejo continente, a tres meses de las elecciones parlamentarias europeas de mayo próximo. En Francia, más allá del desenlace del próximo domingo, el FN ya se ha convertido, según varios analistas, en la “tercera fuerza política del país”, pulverizando el bibartidismo derecha-izquierda.
Frente a la estrategia del partido Socialista (PS), que se dice dispuesto a hacer “cuanto sea necesario” para evitar que la ultraderecha controle más Ayuntamientos, el presidente de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-François Copé, ha optado por la táctica conocida como “ni-ni”, en la que no se va a pedir el voto ni para el PS ni para la extrema derecha. Copé excluyó cualquier tipo de “alianza” con la extrema derecha y dijo que el partido de oposición “está renaciendo tras dos años difíciles”, luego de la derrota ante Hollande del presidente Nicolas Sarkozy, candidato frustrado a la reelección.
Crecido por el ascenso de ayer, el número dos del FN, Louis Alliot, se atrevió a indicar que si estos resultados se repitieran en los comicios europeos de mayo, la acción del Gobierno dejaría de tener legitimidad, y el presidente, François Hollande, debería, a su juicio, disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas.
El partido de extrema derecha indicó precisamente que de cara a la segunda ronda apostará a una campaña local. David Rachline, que obtuvo un 40.2% en Frejus (sur) sintetizó: “Los otros hacen campaña caricaturizándonos, yo voy a hacer una campaña local, en el terreno”. Louis Aliot, el vicepresidente del FN que encabeza el escrutinio en Perpiñán (suroeste), señaló que su partido espera hallar entre los abstencionistas muchos de los votos que le faltan.
Uno de los símbolos de la bofetada política sufrida por el Partido Socialista es que su candidato a la alcaldía de Marsella -segunda ciudad del país-, Patrick Menucci (21 %), que albergaba esperanzas de desbancar al alcalde conservador, Jean-Claude Menucci, quedó no sólo superado por éste (38 %), sino también por el del FN, (23 %).
En París, donde las encuestas daban como favorita a la socialista de origen español Anne Hidalgo, la situación ahora es menos clara porque con el 34.4 % de los votos sus candidaturas quedaron por detrás de la exministra conservadora Nathalie Kosciusko Morizet (35.64 %). Hidalgo debe anunciar hoy la fusión de sus listas con las de los ecologistas, lo que debería permitirle ganar pese a todo la alcaldía en la segunda vuelta del próximo domingo.
A título personal, uno de los grandes vencedores de ayer fue el ex primer ministro Alain Juppé, que, con un apabullante 61 % de los votos, volvió a ser elegido primer edil de Burdeos sin tener que esperar a la segunda vuelta, y tiene así un trampolín para poder aspirar a liderar la derecha francesa en las elecciones de 2017.
El director del Festival de teatro de Aviñón (sur), Olivier Py, advirtió que el famoso evento creado hace medio siglo podría mudarse a otra parte en caso de victoria del FN, cuyo candidato Philippe Lottiaux encabezó el escrutinio del domingo, con 29.63% de los votos. La prensa francesa destacó el lunes el voto de castigo contra el gobierno socialista. “Sancionado”, titulaba con una foto de Hollande en tapa Le Parisien.
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