Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México,(BALÓN CUADRADO/agencias).- Mar de estruendoso silencio aplaudió el futbol que desplegó Bayern Munich. Hizo la taurina faena –lejos de brillar como en la goleada 8-2 sobre Barcelona— 1-0 sobre el Paris St Germain en el Estadio da Luz de Lisboa, Portugal. Redondeó, así, su incontenible paso triunfal en Champions League que permitió llevarse orejas y rabo, quedándose con su sexto título del torneo. Lo hizo en base a la colectividad y efectividad de panzer –casi indestructibles tanques blindados de la Segunda Guerra Mundial–.
Hubo mudos aplausos en el estadio desolado. Que siempre detona sentimientos de orfandad. Como reflexiona Eduardo Galeano, fallecido escritor uruguayo, en su libro, Futbol, Sol y Sombra: jugar sin aficionados es como bailar sin música. Fue vana la morbosa expectativa del festín de goles.
Por cierto, llamó la atención: sobre todo al término del encuentro, varios de los actores de pantalón largo, hombres y mujeres, no respetaron la sana distancia ni portaban barbijo, como exigen los protocolos sanitarios ante la pandemia del Covid 19 que asola al planeta.
Kingsley Coman dio el triunfo al minuto 59 que se combinó con la infranqueable muralla humana que significó Manuel Neuer. En términos de la tauromaquia, se vistió de torero el arquero alemán. Estuvo soberbio. Casi mágico, bajo los tres palos y sus dos áreas. Detuvo la artillería pesada con pies, brazos, manos; barriendo y achincando.
Magistral forma atajar que debe ser ejemplo para nuevas generaciones de guardametas cómo debe parar un portero.
El final del encuentro lo resumió una imagen el drama y la victoria que caracteriza el deporte: Durante tres minutos Neymar, en su honda pena, oceánicas lágrimas en su rostro, era consolado, acto solidario de deportivismo, por Davis Alaba.
Queda la duda si se justifican los 222 millones de euros que costó su polémico traspaso, hace tres años, del Barcelona al cuadro parisino, que forman parte de los más de mil 300 millones de euros invertidos por el Estado quatarí, en el club celeste. Desde 2011, Nasser Al-Khelaïfi es su poderoso presidente. Tiene simbólica tarjeta amarilla en el tema del fair play financiero.
En resumen: El primer tiempo estuvo bañado de eficaz, espectacular, despliegue futbolístico por parte de ambos cuadros. Mientras que la parte complementaria se refugió más en la pasión e intensos, aunque esporádicos, destellos al ataque. Sobre todo los estertores del juego. Par de jugadas del PSG, ante el arco rival, impidieron el empate y la posibilidad de tiempos extra.
El encuentro se caracterizó por una amplia posesión de balón, pero, curiosamente, con más llegadas del PSG, aunque sin concreción. Brilló poco de lo que mucho se esperaba de ellos: Neymar y Kylian Mbappé.
Fueron estrellas apagadas.
Griterío silente
El único gol del encuentro fue obra del francés Kingsley Coman -exjugador de las categorías inferiores del equipo parisino-, que cabeceó al fondo de las redes un centro medido de Joshua Kimmich en el minuto 59, enmarcado por un griterío silente.
El gol del internacional galo certificó un «trébol» de títulos para los bávaros y castigó los errores del PSG en la primera mitad, cuando sus principales estrellas, Neymar y Mbappé, no lograron batir al arquero alemán Manuel Neuer desde cerca, mientras que Ángel di María y Ander Herrera también estuvieron cerca de perforar el arco germano.
El club francés estaba jugando su primera final de la Liga de Campeones tras una inversión de miles de millones de euros por parte de la familia real de Qatar, pero se quedó a un escalón de la gloria.
El encuentro no se convirtió en un clásico ni fue el festín de goles que muchos esperaban. Eso sí: se trató de un combate de alto vuelo en que acabó triunfando el Bayern por poco.
Sólo lo suficiente.
Los alemanes conquistaron el principal torneo de clubes europeo tras ganar todos los partidos de la competición esta temporada. La victoria completó también un trébol de títulos para los hombres de Hansi Flick, que se alzaron también con la Bundesliga y la Copa de Alemania.
El técnico del Bayern optó por sacar desde el comienzo a Coman en lugar de Ivan Perisic en el extremo izquierdo, decisión que acabó demostrando ser acertada. También estuvieron en el once inicial Jerome Boateng por el lado bávaro y el arquero Keylor Navas en el francés, tras recuperarse ambos de lesiones.
Fue un comienzo cauto. Neymar apareció de forma súbita en el minuto 18, incursionando a toda velocidad en el área y disparando un tiro que sacó Neuer estirando una pierna.
Cuatro minutos más tarde, Robert Lewandowski logró controlar en el área parisina un balón centrado por Alphonso Davies, estrellándolo en el poste con un disparo a la media vuelta.
El PSG intentaba hacer daño a la defensa rival, pero no supieron concretar sus ocasiones ni Di Maria ni Herrera. En el otro lado, Navas sacó un cabezazo a corta distancia de Lewandowski. En el minuto 25, Boateng no pudo seguir más y fue sustituido por Niklas Suele.
Poco antes del descanso, Mbappé, el talentoso delantero del PSG que ganó el Mundial con Francia, desaprovechó una buena habilitación de Herrera y disparó flojo a las manos de Neuer.
La segunda mitad empezó con un ritmo lento. Los dos equipos intentando encontrar su lugar en el campo, pero el partido revivió al filo de la hora, cuando Coman cabeceó a la red un centro de Kimmich y a punto estuvo de volver a marcar instantes después.
El técnico del PSG, Thomas Tuchel, respondió metiendo al mediocampista italiano Marco Verratti. Pero el Bayern no parecía dispuesto a ceder su ventaja y peleó por cada balón, reduciendo la posibilidad de su rival de hallar espacios para atacar.
Eric Maxim Choupo-Moting entró en las postrimerías y se perdió dos ocasiones finales para el cuadro parisino, así como Neymar, que no pudo aprovechar un pase de Mbappé.
Así concluyó el sueño del PSG, un finalista debutante que fue derrotado por la determinación, la organización y la consistencia del ahora hexacampeón europeo.
Palabras sin reposo
Al final del encuentro, varios miembros del cuadro campeón vertieron su opinión sobre la victoria ante PSG. Donde, por cierto, el delantero del Bayern Múnich Robert Lewandowski se coronó como el máximo goleador de la Liga de Campeones con un total de quince tantos, pese a no marcar en la final disputada hoy.
FLICK: «Tanta gente merece el crédito por esta victoria. Viste durante el invierno cuánta determinación tenemos en este equipo, que es obviamente algo que deseas como entrenador».
TUCHEL: «Lo dimos todo. Dejamos nuestro corazón y todo lo demás en el campo. Puedes esperar eso en una final, pero nada más. No podemos controlar el resultado. Pensé de antemano que el primer gol podría decidir este partido.»
DAVIES: «¿Quién hubiera pensado que un tipo de Canadá ganaría la Champions League? Hace dos años, si alguien me hubiera dicho esto, nunca lo hubiera creído».
KIMMICH: «El día más grande de mi carrera. Cuando ganas un título como éste con los hermanos en el campo, es lo máximo que puedes pedir».
ANDER HERRERA: «Ahora mismo es difícil dormir, es difícil hablar, es difícil explicar. Pero, a partir de mañana, al menos yo, y estoy seguro que mis compañeros también, vamos a empezar de nuevo. Hemos construido algo muy, muy importante para el club».
COUTINHO: «Lo hemos merecido, una final se define en los detalles y al final salimos campeones. Para mí es un sentimiento muy especial que no se expresa con palabras. Le he dicho a Neymar que es un grandísimo jugador y que va a pelear más veces por esto»