Por Laura Castillo García
Vocera del antorchismo del Estado de México
El día empezó con la nota de color que dio un grupo de indígenas de Michoacán, de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, para ser precisos, de aproximadamente 40 personas, quienes –antes de que iniciara el día de trabajo-, llamaron la atención del dirigente nacional el antorchismo, Aquiles Córdova Morán, para obsequiarle una blusa tejida a mano, especial para la gente de ese lugar, pues es usada por las mujeres en eventos de gran importancia para ellas: la fiesta del pueblo, bodas o bautizos, misma que representa la pureza de sentimientos: alegría, amistad y estrechez de lazos sociales.
El grupo, ataviado con trajes típicos y acompañado por un cuarteto de músicos, purépechas también, estuvo encabezado por el dirigente del antorchismo michoacano, Omar Carreón Abud y por Rubén del Río Alonso, dirigente de esa zona indígena.
La categoría juvenil A inició con la interpretación del estado de Oaxaca de la danza de Huahuas de Puebla: su colorido vestuario y sincronización arrancó los aplausos espontáneos del público, quien llegó al clímax cuando aparecieron los voladores, quienes con destreza giraron una y otra vez ayudados por una estructura hecha ex profeso.
Guanajuato presentó una danza propia de su estado: la de la sonaja.
Luego vino la danza de Matlachines de Chihuahua, traída por el grupo del Estado de México: más de cuarenta jóvenes de secundaria formaron un cuadro plástico bastante retratable, con el que rendían honores a la virgen de Guadalupe, por quien existe esta danza. Por el número de danzarines, el color, la coreografía, la fuera y sincronía con que ejecutaron su danza, les valieron varias tandas de aplausos durante su ejecución, los cuales atronaron al final de ella.
Chihuahua presentó la danza de los viejitos del estado de Michoacán, parecía que los grupos quisieran demostrar que no solo saben bailar lo que han visto en sus tierras desde que nacieron, sino que lo hacen con la misma solvencia con danzas de otras entidades federativas.
La riqueza cultural de Michoacán también fue retomada por los grupos de Chiapas y Puebla, quienes ofrecieron danzas michoacanas y año nuevo purépecha, respectivamente. Fue hermoso el mosaico de danzas michoacanas presentado por Chiapas: la meseta tarasca; la zona lacustre y Los viejitos de Pátzcuaro.
Fue raro ver, en la Danza de Los Viejitos presentada por jóvenes poblanos, verlos azadón en mano trabajando la tierra… raro porque la danza de los viejitos surgió como una mofa de los indígenas purépechas a los españoles existentes durante la Colonia, quienes envejecían pronto, tenía la cara completamente arrugada y aun así, bordón en mano, andaban tras las jóvenes purépechas; rabosverdes, para acabar pronto, pero nunca trabajadores manuales, y menos de la tierra.
La danza tarahumara, presentada por jóvenes de la hasta ahora capital del país, nos trasladó a la sierra chihuahuense: los jóvenes mostraron la tristeza, opresión sufrida y la esperanza de una vida mejor tan anhelada por esta raza.
Con body paint aparecieron los varones del grupo de Quintana Roo, el cual presentó Fuego maya; las niñas lucieron hermosos vestidos de manta bordada.
El conjunto de Guerrero recordó al público cuán importantes eran el oro y la plata para la población prehispánica, tanto que en sus vestidos de fiesta y baile jugaban un papel protagónico, como quedó de manifiesto en la danza La Alegría del Xochiquetzal.
Fuerte, muy fuerte se tornó la competencia entre los jóvenes de 13 a 15 años, nadie estaba seguro de ganar; todos se sentían amenazados por el otro; sin embargo, prevalecía el respeto por el trabajo de los demás.
El conjunto de Veracruz también se salió de sus danzas locales y presentó danzas de Cholula, del estado de Puebla.
El sincretismo entre lo indígena y la adoración a un dios único, impulsada por los españoles durante la conquista espiritual de los indígenas, estuvo presente en esta interpretación de los veracruzanos y en otras más presentadas en este escenario del auditorio Clara Córdova, de Tecomatlán, el cual tiene un aforo para mil 500 personas, pero que cuando se llenan los pasillos y todos están apretaditos, alcanza poco menos de dos mil espectadores.
Ese sincretismo también se manifestó en las Reliquias laguneras (guiso de fiesta) del grupo de Coahuila.
El jurado se toma unos minutos para decidir: todos los participantes, más de 600 esperan con ansia escuchar el nombre de su estatal, eso querrá decir que ocuparon uno de los lugares ganadores.
Finalmente, el jurado da su veredicto:
Tercer lugar para Oaxaca, San Luis Potosí y Coahuila.
Segundo lugar: Estado de México y primer lugar, Puebla.
