Por: Raymundo Medellín
Nicolás Maquiavelo no se equivocó al relatar los vicios de la política de su tiempo en sus obras, principalmente en los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” y claro en su obra más conocida “El Príncipe.
Aquello que relató el florentino sigue tan vigente como en aquellos tiempos
En política las deslealtades están a la orden del día, los actores políticos siempre quieren incrementar su poderío de manera desmedida, la historia ha tomado registro desde la antigüedad hasta los momentos actuales.
El gobierno mexiquense no está exento de esta práctica, en donde las herramientas primordiales son la traición, la avaricia y sobre ellas, una descomunal deslealtad al interior del actual gobierno que encabeza la maestra Delfina Gómez Álvarez, cuya idea fue vendida a los electores como un equipo de trabajo de bondad y de corazones puros, se ha dejado al descubierto que el corazón y el colibrí, ambos símbolos de sentimientos benévolos, se han corrompido y se están pudriendo más rápido de lo que se pensaba, se ha dicho que el ejercicio de gobierno afecta inmediatamente a sus actores, en el Palacio de Gobierno mexiquense, se nota ya que el espíritu de deslealtad está haciendo su nido.
La oficina de la gobernadora Delfina Gómez tiene competencia desleal y la muestra palpable en la actitud del secretario General del Gobierno, Horacio Duarte Olivares, cuya reputación deja mucho que decir, principalmente su paso por aduanas, pero eso será otro tema, Horacio es la encarnación física de la traición y deslealtad con la conducta que muestra día a día.
En evidente que ha intentado hacer quedar mal a la gobernadora, como fue el caso en la toma de posesión, cuando Duarte Olivares pretendía arrebatarle el micrófono y el turno, que de acuerdo al protocolo, correspondía a Delfina para dar su mensaje como gobernadora. Un detalle que fue apreciado por muchos que estuvimos cerca de aquel evento histórico, en el que una mujer por primera vez gobernaría a los mexiquenses.
Ahora, Horacio Duarte vuelve a hacer gala de sus métodos más perversos en el ejercicio de la política; Horacio intenta secuestrar el control político, arrebatándole el ejercicio de gobierno del poder Ejecutivo a la gobernadora, sin que le importen los mecanismos internos del Movimiento de Regeneración Nacional, para intentar imponer en el Congreso a un incondicional de él, un sujeto nacido de la nada de nombre Francisco Vázquez Rodríguez, a quien impuso Duarte Olivares en la primera posición de la lista de las diputaciones de representación proporcional; cabe destacar que la única cualidad que tiene Francisco Vázquez, es su servilismo a Horacio Duarte; pero más allá de eso, Duarte Olivares pretende que ya siendo diputado Francisco Vázquez, lo lleve a ser el coordinador de la Fracción Parlamentaria de MORENA en el Congreso mexiquense.
Lo anterior tiene como fin que Horacio Duarte gobierne desde el Congreso y de esta manera, atarle las manos en cuanto a decisiones a la gobernadora Delfina.
El secuestro del gobierno por parte Horacio Duarte está en proceso; la gobernadora no ha entendido que la confianza que le dieron los mexiquenses con su voto fue para ella, clara muestra de lo anterior es que en el proceso interno, para seleccionar candidato a la gubernatura, la figura de Horacio Duarte fue rechazada.
El caso anterior muestra la sabiduría del famoso refrán que dice: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, la gobernadora debe tener claro cuántas personas y proyectos se han venido abajo con la intervención de Horacio.
La condición de Delfina como gobernadora representa un momento histórico, no debe pasar a la historia mexiquense simplemente como la mujer que llegó al gobierno, de acuerdo a la actitud que tome, pudiera pasar a la historia como la mujer que llegó, pero que gobernó su secretario General de Gobierno.
Ya veremos que actitud tomará Delfina.