Deporte mexicano duerme con el enemigo

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BALÓN CUADRADO

Jesús Yáñez Orozco

 

Ciudad de México.- Grandiosa pequeñez de un país. Invirtió el dinero recibido del Premio Nacional del Deporte 2019 en su propia infraestructura deportiva –barras paralelas, asimétricas, caballo…–. En aras de la gloria deportiva, compitió con un hombro lastimado que tiene que operarse.

Objeto de un descarnado cyber bullying –por su cuerpo rollizo hace algunos años–, Alexa Moreno, quedó a menos de una décima de lograr presea de bronce en Tokio. Su mérito –”garbanzo de a libra”, se dice popularmente—, como la mayoría de los atletas, está fuera de una política de Estado.

Son orgullosos producto de la cultura del esfuerzo. 

Su mayor enemigo no está en las arenas, sino en los escritorios.

Por eso la autocrítica a su disciplina, aunque no lo afirma –políticamente correcta–, tiene un mayor peso para quienes administran el deporte nacional.

Es, además –por su triunfal sonrisa, irremediablemente infantil–. peculiar ejemplo, cómo resulta irrelevante no ganar metal en juegos olímpicos.

Gracias a esa indomable pasión por la gimnasia, a los 27 años de edad, 45 kilos de peso y 1.47 metros de estatura, ha tenido el privilegio, en campeonatos mundiales, de compartir el podio con Simon Biles, multimedallista olímpica estadounidense.

Alexa, estudiante de arquitectura, sigue sin definir su futuro hacia el ciclo olímpico de París 2024. Antes quiere titularse. Además debe someterse a una operación por una lesión de hombro –que sobrellevó para competir en Tokio–-.

“Todavía no llego a eso, ahorita voy regresando. Tengo que atenderme físicamente y tener un descanso psicológico. No lo sé, no voy a decir ni que sí, ni que no”, exclama entre risas.

Diagnostica, con una pátina de lamento, en tercera persona:

“A la gimnasia mexicana no le hacen falta más Alexas Moreno, sino más gimnastas mejores que ella”.

Actuación de la cual se siente satisfecha.

Porque fue más de lo que esperaba.

Por lo que no comparte la percepción de muchos de que pudo haberlo hecho mejor, o los jueces calificarla más alto.

“No cambiaría nada”, ataja la atleta.

Se explaya:

“No deberíamos de pensar en qué hubiéramos hecho. Porque no nos sirve. La verdad estoy muy satisfecha. Fueron unas circunstancias atípicas. Hicimos todo lo que se pudo, creo que hice un excelente papel. Me sentí muy segura, con confianza y muy contenta”.

Confiesa, en restringida conferencia de prensa a distancia y presencial, en una agencia automotriz de su patrocinador comercial, en Mexicali:

“Esperaba un sexto lugar como mejor resultado”.

Es la primera aparición de Alexa ante los medios, donde se le solicitó que hablara sobre el impacto que causó su actuación en el deporte mexicano.

Y la gimnasta de tímida expresión, que disimula con pequeñas carcajadas detrás del cubrebocas, reflexiona:

“Más bien yo quisiera que fuera de esa manera. No sabría decirlo. Es más bien como abrir una pequeña puerta para los que vienen abajo; poner el nombre de México en esos escenarios tan grandes, que no seamos un país tan desconocido en esta disciplina”.

Acaricia una esperanza:

“Demostremos que en Latinoamérica hay buena gimnasia. Ojalá que nos podamos acercar a las potencias algún día.”.

Felicita a los otros deportistas mexicanos, siete en total, que quedaron cerca de ganar medallas de bronce.

Falta capacitación

Y más risas cuando se le pregunta sobre lo que la Federación Mexicana de Gimnasia debe hacer para crecer.

“No sé. Es un inicio. Hay que seguir entrenando. Esforzándonos por estar ahí, por tener más presencia, porque seamos más vistos. Y que desde abajo se empiece a generar un nivel más alto, por lo que se necesita capacitación para los entrenadores”, detalla.

“Tratar de igualarnos a los que tienen todo y que los jueces también luchen por nuestra participación”, resume.

“En definitiva”, enfatiza, “la gimnasia mexicana no se ha podido desarrollar por falta de estructura e infraestructura. No necesita más Alexas Moreno, sino más gimnastas mejores que Alexa Moreno. Requerimos un sistema que funcione”.

Y pone el dedo en la llaga de una carencia generalizada que va más allá de su disciplina:

“Porque estamos como en el kínder”

Y urge:

“Más entrenadores capacitados y gimnasios que estén para tener un nivel verdadero”.

De los medios presenciales surgió la pregunta de si Alexa ha tenido que guardar silencio para competir.

Admite:

“Muchos deportistas nos callamos muchas cosas por temor a quedar fuera del equipo, por alguna política externa a nosotros. Eso pasa en todo el mundo; suceden cosas injustas que se callan por ese temor de que nuestro esfuerzo de tantos años quede en la nada. Sí, depende de cada persona, pero creo que muchos callan cosas bastante fuertes.

Enemigo en casa

Su entrenador incondicional, el español Alfredo Hueto, fue más contundente al ventilar las carencias que enfrenta la gimnasia, la falta de estructura, de respaldo y de voluntades, sin dejar de lado en este caso, las faltas y/o retrasos en los pagos para los integrantes del grupo multidisciplinario.

El técnico, cuyo contrato concluye en 20 días y quedará a la deriva, pidió extenderse para exponer sobre su experiencia de 12 años en la gimnasia mexicana, en cuyo desarrollo destacó y agradeció al estado de Baja California.

“Lo que no es normal, es que en todo México no haya un gimnasio que tenga la capacidad para poder entrenar en el nivel que Alexa necesita”, puntualiza.

Y recuerda que hace dos años, en la preparación para el Campeonato Mundial –clasificatorio olímpico–, “tuvimos que entrenar en unas barras deterioradas por los 12 o 14 años de uso, en las que Alexa casi se rompe el pie. Han pasado dos años y no hemos podido encontrar los aparatos adecuados”.

Esto es algo que las instituciones tendrían que resolver “urgentemente”, lamenta.

También rememora que Alexa fue marginada del equipo de Juegos Panamericanos porque sufrió una caída en la viga de equilibrio en el selectivo, y no pudo presentarse al segundo control de salto, su fuerte, y sin ninguna consideración de los federativos, quedó fuera.

“A veces el enemigo está en casa y hay que echarlo. A veces no sabemos qué les molesta. México es una excepción increíble. Porque tenemos más capacidad que otros países, pero no una estructura. No hay un entrenador en jefe, como en todos los países, un seleccionador nacional. No tenemos nada”, subraya Hueto.

(Con información del diario La Jornada y el portal Infobae)

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