El excelente saldo blanco por las multitudinarias marchas del 20 de noviembre en donde la sociedad civil tomó las calles de la CDMX para exigir la aparición con vida de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, no fue casual, sino un operativo planeado, madurado, visualizado, visto, coordinado y dirigido desde el Centro de Atención a Emergencias y Protección Ciudadana (C4) del Gobierno de la Ciudad de México, por el ejecutivo local Miguel Ángel Mancera, y su gabinete de seguridad.
De manera coordinada con su contraparte federal, las autoridades capitalinas desde temprano implementaron acciones de control, disuasión, inhibición y vigilancia para que las movilizaciones se realizaran en paz, respetando el derecho a la manifestación, las marchas y el mitin.
Minuto a minuto Miguel Ángel Mancera, desde el Centro de Mando coordinó con el Secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida, de Protección Civil, Fausto Lugo García, los detalles para brindar seguridad a los miles de manifestantes que tuvieron como conclusión un mitin en el Zócalo capitalino.
Asimismo y con autoridad contuvieron y mediatizaron a los inadaptados anarquistas, con lo que evitaron desmanes mayores que hubiesen lastimado a la ciudadanía y al mobiliario público y privado en la Ciudad.
Incluso en el último incidente lamentable del día, frente a Palacio Nacional, en donde un grupúsculo de vándalos pretendió dañar el histórico inmueble, agrediendo a personal de Guardias Presidenciales, del Estado Mayor Presidencial y de la Defensa Nacional, desde el C4, Mancera Espinosa instruyó al titular de la SSP hacer avanzar al grupo de granaderos en apoyo a personal federal para controlar, encapsular y detener a los agresores, sin mayores incidentes, para presentarlos a 16 anarquistas ante el Ministerio Público local.
Saldo blanco fue el reporte final dado por el Gabinete de Seguridad de la CDMX, a los capitalinos y al Jefe de Gobierno