Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO/agencias).- A unas horas de la elección presidencial en Estados Unidos, alguna vez denominado como el poderoso “Tío Sam”, donde las encuestas dan el triunfo a Joe Biden, el ciclo de Donald Trump en su mandato (2016-2020), y su relación con el deporte, ha sido una historia de amor y odio. Tambaleándose entre elogios por acciones como un plan de rescate con estímulos fiscales durante la pandemia o acusaciones por ser racista donde, incluso, lanzó insultantes epítetos.
No se olvida que en septiembre de 2017 llamó “hijos de puta” a jugadores de la NFL. Fue cuando un puñado de ellos secundaron a Colin Kaepernick, entonces mariscal de campo de los 49s de San Francisco, quien comenzó a protestar por la rabiosa violencia policial contra la comunidad afrodescendiente, hincándose con su rodilla izquierda sobre el césped, durante la ceremonia oficial, previo al inicio de los juegos, del himno nacional.
El deporte ha sido uno de sus estandartes para expresar su ideología política, además de que se relaciona con él desde antes de que fuera presidente.
Su mentalidad empresarial le permite negociar con magnates de la industria deportiva, tal como ocurrió en la estructuración de una comitiva con más de 200 líderes procedentes de las 14 organizaciones deportivas más importantes de Estados Unidos, entre los que destacan Rob Manfred de la MLB, Adam Silver de la NBA y Roger Goodell de la NFL, así como dueños de equipos de la talla de Jerry Jones, Robert Kraft y Mark Cuban.
“Tenemos que recuperar nuestros deportes”, señaló Trump en dicha reunión en abril, cuando apenas se cumplía un mes sin aficionados en los estadios.
El Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos le solicitó al congreso estadounidense un fondo de 200 millones de dólares para solventar las pérdidas de todas las federaciones deportivas durante la pandemia, ya que solo por cancelación de eventos (alrededor de 800), éstas perdieron cerca de 150 millones.
El plan de rescate fue diseñado de forma escalonada dependiendo del número de contagios en cada sede deportiva de su país:
“Muchas de las ligas comenzarán sin fans, lo verán por televisión. Así iniciará, después los fans irán a los estadios, quizá separados por dos asientos; finalmente tendremos arenas llenas”, reveló tras la recomendación de Anthony Fauci, médico asesor de la Casa Blanca.
Agregó:
“Cuando el virus se vaya, tendremos estadios atiborrados y disfrutaremos los deportes. En cierto punto, cuando esto pase, regresaremos a la normalidad, pero depende del área. Tenemos grandes zonas del país donde ha sido erradicado ahí seremos capaces de tener arenas llenas. “
Otra acción de Trump hacia el deporte estadounidense fue su impulso al sector colegial, donde ha apoyado la iniciativa de que los atletas universitarios tengan derecho a impugnar pruebas cuando se les acuse de conducta sexual inapropiada, pues de acuerdo con Sportico, esa acusación es hasta tres veces más grave en un universitario.
Además, en agosto, el mandatario impulsó el hashtag #WeWantToPlay en redes sociales para pedir que no se cancelara la temporada de futbol americano colegial. Apenas en enero, Trump y su esposa fueron ovacionados en Nueva Orleans cuando acudieron a ver la final colegial entre la Universidad Estatal de Luisiana y Clemson.
Durante su gestión, Trump también se ha manifestado a favor de mejorar y facilitar la atención médica a atletas jubilados y ex atletas universitarios, así como mantener la reducción de impuestos a ganancias de capital, patrimonio y donaciones, lo que ha favorecido a varios actores del deporte.
Sin embargo, hay episodios en los que el mismo Trump se ha enfrascado en batallas con referentes del deporte estadounidense como LeBron James, Stephen Curry y Colin Kaepernick.
“No me voy a levantar para mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a las personas de color”, dijo Kaepernick en 2016 tras arrodillarse durante la ceremonia del himno nacional en la NFL como protesta por abusos policiales contra gente de raza negra
A lo que Trump respondió:
“Tal vez debería encontrar un país que funcione mejor para él, déjalo intentar, no va a suceder”.
Más adelante, en 2017, Trump calificó como “hijo de puta” a todo aquel jugador que se arrodillaba.
En el caso de la NBA, el 2020 fue una explosión de protestas contra la administración de Trump, liderada por figuras como LeBron y Chris Paul.
El movimiento Black Lives Matter a raíz de las muertes de Jacob Blake y George Floyd provocó incluso la suspensión de tres juegos de playoffs en esta liga, a lo que el presidente contestó:
“La NBA se ha convertido en una especie de organización política y no creo que sea algo bueno para el deporte ni para el país”.
Trump es el único presidente en activo que rechazó la invitación para el primer lanzamiento de la temporada de las Grandes Ligas en 2017, una tradición que comenzó en 1910, además de que en 2018 canceló la visita de los Eagles de Philadelphia a la Casa Blanca tras su campeonato en el Super Bowl.
(Con información del diario El Economista)