Toluca, Méx.- El Centro Cultural Mexiquense es el complejo cultural más grande del Valle de Toluca, ya que alberga tres museos, la Cineteca, la Biblioteca Pública, el Conservatorio de Música y el Archivo Histórico de la entidad, además de lucir más de 17 hectáreas de paisaje natural.
Tal es el caso de la explanada, que es en sí una obra de arte, ya que ahí se admira la arquitectura y los contrastes de la historia que guarda este lugar, así como el arte que legó el maestro Luis Nishizawa Flores.
En el Centro Cultural se encuentra la Fuente Zen, creada por el maestro Nishizawa en 1987, donde mezcló sus raíces japonesas con las mexicanas, para ofrecer una reinterpretación de los jardines zen nipones, que fusionan la espiritualidad de la naturaleza con el entorno, para crear un lugar único.
“El mestizaje plástico asiático-americano lo da Nishizawa no sólo en la cerámica monumental y en el paisaje, sino también en una serie muy amplia de naturalezas muertas, trabajadas en pinturas y mixografías. En estas obras aparece siempre la contraposición entre abstracción y naturaleza, ruido y silencio, quietud y conmoción, vestigio y proyecto”, expresó la crítica de arte Raquel Tibol.
Apuntó que para el Jardín Zen se utilizaron siete grandes bloques, “el mayor de ellos de 30 toneladas, que como antiguos menhires emerge de un espejo de agua situado en el inmenso patio central del Centro Cultural Mexiquense. Estas grandes piedras han sido apenas tocadas por las tallas, para que conservaran los ecos de las grandes montañas de donde provinieron”.
Por su parte, el historiador de arte Emmanuel Almazán, describe que el maestro Nishizawa Flores “dejó de manifiesto en Fuente Zen su concepto de cultura, alejado de inicio de los conceptos construidos y propuestos teóricamente a lo largo del tiempo, y enfocado más hacia el ámbito espiritual”.
La obra de este artista mexiquense merece un tiempo de admiración en cada visita al Centro Cultural Mexiquense, para que los visitantes se contagien de la espiritualidad que permea.