Luis Fernando González Díaz
Hace 17 años, en Chimalhuacán, Estado de México, tuvo lugar una de las más bestiales agresiones contra el Movimiento Antorchista Nacional cuando un grupo de personas organizadas en el Proyecto del Nuevo Chimalhuacán, acompañaban a tomar posesión de la presidencia municipal al biólogo Jesús Tolentino Román Bojórquez, después de haber resultado victoriosos en el proceso democrático del año 2000, y fueron agredidas el 18 de agosto del año 2000 por Guadalupe Buendía, “La Loba”.
En ese horrible atentado contra el pueblo de Chimalhuacán fueron asesinados diez de nuestros compañeros, quienes en todo momento sostuvieron la bandera en alto y firmes defendieron el ideal de progreso, de salir de la marginación y de vencer a la pobreza, no solo en Chimalhuacán, sino en el país entero.
El Movimiento Antorchista Nacional ha crecido tanto en la última década, que tal vez los integrantes más jóvenes vean el suceso del 18 de agosto del 2000 como algo un tanto lejano; sin embargo, todos tienen presente que nuestros compañeros merecen honor y gloria por la valiente defensa del pueblo pobre de Chimalhuacán.
La Antorcha que iluminó el ideal de nuestros compañeros caídos, pasó con más intensidad de mano en mano, de corazón en corazón, para seguir defendiendo las causas justas del pueblo pobre. Por eso, orgullosos y con autoridad moral, damos cuentas de que Antorcha sigue defendiendo el progreso de Chimalhuacán.
Chimalhuacán, en 17 años, pasó de ser el basurero más grande del Estado de México a uno de los municipios con mayor grado de desarrollo; además, es ejemplo de un gobierno progresista en todo el país; las necesidades básicas del municipio se han cubierto casi en su totalidad; hay importantes complejos deportivos, impresionantes centros culturales, espacios de recreación familiar y se realizan importantes estrategias de seguridad para garantizar que los chimalhuacanos tengan una vida más digna.
Pero lo más importante, es que el pueblo de Chimalhuacán entiende el ideal de Antorcha: que es necesario permanecer organizados para seguir transformando el municipio, pero sobre todo que es necesaria nuestra fuerza social para cambiar el injusto modelo económico de México, por un modelo económico progresista con empleo para todos, salarios dignos, una política fiscal que no se recargue en el pueblo y justa repartición del gasto social.
En La Paz, somos testigos que el ideal transformador del Proyecto Nuevo Chimalhuacán, dirigido por Antorcha, ha dado resultados papables y envidiables para nosotros los pacenses. Estamos a tiempo de alcanzar ese progreso, es hora de organizarnos en el proyecto del Movimiento Antorchista para alcanzar el desarrollo que tiene Chimalhuacán o Ixtapaluca y mandar al basureo de la historia a los políticos nefastos que, como la “Loba”, se han aprovechado por años del pueblo humilde de La Paz.